El proyecto periodístico que llamó a reescribir la historia
Hasta solo hace unas semanas, 1619 no era considerado un año significativo en la historia norteamericana. Apenas un pie de página en algunas investigaciones o un dato aislado en ciertos perfiles de Wikipedia. Los célebres peregrinos del Mayflower no arribaron a América hasta un año más tarde, y aún faltaría un siglo y medio para que se encendiera la llama de revolución que daría lugar al nacimiento del que llegaría a ser el país más pujante y poderoso del mundo. Sin embargo, un equipo multidisciplinario de periodistas e historiadores convocados por The New York Times hace unas semanas rescató del olvido aquella fecha para comenzar a reescribir la historia de los Estados Unidos: el 20 de agosto de 1619, hace 400 años, frente a las costas de la colonia británica de Virginia un barco holandés asomó en el horizonte; en su bodega se hacinaban cautivos los primeros 20 esclavos africanos que desembarcaron en América del Norte. Comenzaba la era de la esclavitud y, junto con ella lo hacía, según la provocativa tesis de los académicos e investigadores del llamado #Proyecto1619, la historia de Estados Unidos.
The New York Times dedicó una edición de su revista dominical a la investigación, tendiente a reivindicar el papel central de los afroamericanos en todos los aspectos de la nación: desde su valor para la economía –durante mucho tiempo los principales ingresos del país provinieron en su mayor parte de la exportación del algodón que los negros cosechaban–, hasta el papel en las diferentes expresiones culturales que dieron carácter a Estados Unidos. Un aporte demasiado crucial para continuar omitiendo su protagonismo en una historia oficial que suele ocuparse exclusivamente de la gesta de los peregrinos y los Padres Fundadores. Como era de esperarse, el #Proyecto1619 fue duramente cuestionado por Donald Trump y sus seguidores.
Hace muchos menos años, 60 exactamente, un escritor blanco nacido en Texas realizó su propio proyecto personal para indagar en los efectos de la discriminación legal hacia los negros en la mayor parte de los estados sureños, donde la tasa de linchamientos de afroamericanos y de suicidios producto de la desesperanza crecía alarmantemente. John Howard Griffin decidió en septiembre de 1959 someterse a un tratamiento de pigmentación para oscurecer su piel y recorrer el sur como un negro más, con el fin de experimentar así la vida cotidiana de un negro que procuraba sobrevivir a los prejuicios y el racismo. Su investigación dio lugar a un famoso libro, Negro como yo, que motivó en parte la lucha por los derechos civiles de la década siguiente y que a él le costaría una feroz golpiza a manos del Ku Klux Klan en 1975.
El proyecto del New York Times, como hace seis décadas lo fue el de Griffin, vuelve a conmover a una sociedad que no logra superar los efectos del prejuicio, y a concientizar sobre su honda penetración, merced a una historia cargada de omisiones, en la identidad de una nación.
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