El príncipe Manuel Filiberto de Saboya baja a la arena política en Italia
ROMA.- En una Italia hiperprecupada por la pandemia de coronavirus, que sigue circulando y que según las últimas previsiones provocará una brutal caída de más del 11% del PBI, una noticia sacudió el ambiente también marcado por una oleada de calor africano. El príncipe Manuel Filiberto de Saboya, heredero de la casa real italiana y personaje de la farándula que hizo spots televisivos, deambuló en diversos realities -Bailando con las estrellas y La isla de los famosos-, anunció que baja a la arena política, al frente de una nueva asociación sutilmente llamada "Realtá Italia" (Realidad Italia en su traducción literal, pero una palabra que evoca la realeza"), que no descarta que pueda transformarse en un nuevo partido político.
"Hacen falta planes concretos para Italia, que así no puede volver a arrancar", explicó el príncipe, de 48 años, casado con una actriz francesa -Clotilde Coureau- y padre de dos hijas, en una entrevista con el Corriere della Sera en la que hizo el anuncio y criticó la alarmante situación actual.
"No es esta la Italia que soñaba cuando estaba en el exilio, con jóvenes sin futuro", sentenció Manuel Filiberto, que nació en Ginebra en 1972 y es nieto del último rey de Italia, Umberto, que reinó apenas 26 días e hijo de Víctor Manuel de Saboya y Marina Ricolfi Doria. "No me convence el gobierno y tampoco la oposición que llena las plazas", aseguró, tirándole dardos al líder de la Liga y exministro del Interior, Matteo Salvini, al denunciar la "política de los selfies con bandera".
El linaje de los Saboya se remonta al siglo X, y durante el siglo XIX, bajo su reinado, lograron la unificación de Italia. El rey Víctor Manuel III, que reinó de 1900 a 1946, apoyó desde 1922 al régimen fascista. Su hijo, Umberto II, reinó apenas 26 días y se fue de Italia con su familia sin abdicar, en junio de 1946.
En esa fecha, los italianos se pronunciaron en un referéndum en favor de la república y en contra de la monarquía. Y la Carta Magna que se adoptó poco después, en 1948, prohibió el ingreso de los herederos varones de la casa Saboya, en una cláusula anacrónica que, después de años de idas y venidas, fue derogada en 2002, durante el gobierno de centroderecha del magnate Silvio Berlusconi.
Desde que se terminó el exilio y pudo volver a Italia Manuel Filiberto -que vive entre Ginebra y su casa de campo en Umbertide, en la región de Umbria-, demostró ser un príncipe muy "versátil", como subrayó el Corriere, que al margen de recordar su popularidad televisiva, también evocó diversos intentos -fallidos- de entrar en política. Su primera aventura en este campo fue en 2006, cuando fue candidato a diputado por un movimiento suyo llamado "Valor y Futuro" con una lista que llegó última y sumó poco más de 4000 votos. En 2009, después de haber ganado el Bailando con la estrellas, fue candidato para el Parlamento Europeo en una lista de centro y tampoco tuvo suerte, aunque cosechó 22.000 preferencias.
El príncipe, que siempre se aprovechó de su linaje para emprender actividades de marketing de productos y para ser protagonista de publicidades -de aceitunas, así como de cigarrillos electrónicos- en los últimos años puso en Estados Unidos una cadena de food-tracks que venden pasta casera italiana, llamada nada menos que "Prince of Venice", título que, al parecer, le habría asignado, antes de morir, el último rey de Italia.
"Con el Covid-19 tuve que cerrar mi actividad de restauración on the road, pero todos mis empleados recibieron un bonus de desocupación", aseguró, en una crítica directa a lo que pasa en Italia, donde muchos trabajadores aún no recibieron ayuda de este tipo de parte del gobierno.
Ahora con "Realtá Italia", que también define como un think tank, propuso armar una mesa virtual de trabajo para aportar soluciones, junto a pesos pesados de la industria italiana, como Brunello Cucinelli -el rey del cashmere-, que es vecino suyo en la campiña de Umbria, Alessandra Priante, que trabaja en Naciones Unidas como director del turismo europeo, Marcello Sorrentino de Fincantieri Infraestructuras, Roberto Daneo, fundador de We Plan, un famoso chef, Davide Oldani y otros empresarios de renombre.
"Este será un verano de ideas para el país que amo, pero donde no hay una visión de largo plazo y hay que reconstruir la salud pública, la escuela y luchar contra la desocupación", dijo el príncipe. "No me sirve la política para vivir -destacó-. No creo tener la solución, pero sí los contactos como para poner en torno de una mesa personas que sabrían qué hacer. Solamente soy un canalizador de ideas".
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