Hace treinta años, el funcionario robó US$ 6,3 millones de Scotland Yard, con los cuales adquirió un título nobiliario y realizó numerosas compras de tierras y propiedades en el pueblo, generando un boom inmobiliario; los vecinos creen que generó resultados positivos
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A finales de los años 80, un desconocido que se presentó como Lord Williams, apareció en la pequeña población escocesa de Tomintoul y comenzó a comprar propiedades casi en ruinas y negocios fallidos, lo que lo convirtió en una celebridad.
Algunos vecinos se creyeron de inmediato la historia de que era un aristócrata, debido a sus perfectos modales y su caballerosidad. Sin embargo, a la vuelta de unos años, estalló el escándalo.
Anthony Williams se había apropiado de más de US$ 6,3 millones de la Policía Metropolitana de Londres (conocida mundialmente como Scotland Yard), con los cuales adquirió un título nobiliario y realizó numerosas operaciones inmobiliarias en el pueblo, hasta que fue desenmascarado y encarcelado.
No obstante, casi 30 décadas después de que estallara el escándalo de corrupción, las fechorías de Williams no reciben una condena contundente en Tomintoul.
¿La razón? Son muchos los vecinos que consideran que las mismas les dejaron frutos positivos.
Una manzana podrida
El falso Lord Williams era responsable de las finanzas de Scotland Yard y se aprovechó de su cargo para apropiarse fondos del organismo policial, de acuerdo con la investigación judicial.
Durante casi una década, el oficial desvió recursos destinados a combatir al Ejército Republicano Irlandés (IRA, por sus siglas en inglés), una organización que buscaba la independencia de Irlanda del Norte y que durante décadas perpetró asesinatos, colocó bombas y otros actos terroristas.
Williams, quien ingresó a la policía londinense en 1959, logró ascender y gozaba de la confianza absoluta de los mandos, lo cual le permitió disponer de millones, sin control ni supervisión de ninguna naturaleza.
Cuando a mediados de la década de los 90 salieron a la luz sus malos manejos y fue encarcelado por siete años y medio, los jefes policiales debieron ofrecer una disculpa pública a la ciudadanía y prometieron que tomarían medidas para evitar que hechos así se repitieran en el futuro.
“Estoy enfadado y avergonzado porque el valiente trabajo de los agentes de policía ha sido traicionado”, declaró el entonces máximo responsable de Scotland Yard, Paul Condon.
Invirtiendo lo “ganado”
El corrupto oficial invirtió sus mal habidas ganancias en la tranquila población de menos de mil habitantes y que está ubicada en el municipio escocés de Moray, a unos 900 kilómetros al norte de Londres.
Williams llegó a Tomintoul con su esposa, Kay y compró una cabaña.
Tras adquirir la vivienda, fundó el restaurante Clockhouse, en el que invirtió cientos de miles de dólares en su renovación. También se hizo de un hotel y compró otras propiedades.
Cuando fue arrestado en 1994 en su casa de New Malden, un barrio al suroeste de la capital británica, algunos lugareños temieron que eso pudiera llevar a Tomintoul a convertirse en un pueblo fantasma.
Dru McPherson, actual propietario del restaurante Clockhouse, recordó cuando Williams apareció en el pueblo.
“Tenemos que retroceder 35 años atrás”, le dijo a Ken Banks, reportero de BBC Scotland News.
“Era un hombre de muy bajo perfil, sin aires ni ínfulas, simplemente era un hombre de negocios que venía al pueblo para revitalizarlo”, explicó.
“Comenzó aquí con Clockhouse, que anteriormente era una tienda. Derribó completamente el edificio desde el techo hasta el sótano”, añadió McPherson.
“Este fue un proyecto de US$ 1,5 millones. Las paredes exteriores ahora están fijadas a un marco de vigas que mantienen todo el edificio en su lugar y lo mantendrán durante los próximos 200 años”, dijo.
“En ese momento recuerdo que pensé: ¿por qué alguien se gasta estas cantidades de dinero en Tomintoul?”, admitió.
Sin embargo, acto seguido agregó: “Pero sin estos inversores uno se pregunta qué quedaría en pueblos como este”.
McPherson aseguró que nadie en el pueblo tenía idea de las irregularidades perpetradas por Williams.
“No nos dimos cuenta hasta que aparecieron policías en el pueblo con sus gorras raras, porque la policía de Londres lleva esos uniformes tan distintivos. Y comenzaron las redadas”, rememoró.
“La reacción inicial fue shock y sorpresa. En retrospectiva, miras hacia atrás y dices: “sí, deberíamos habernos dado cuenta”, concedió.
Un Robin Hood del siglo XX
Pese a admitir que “no se puede tolerar el robo u otro tipo de irregularidad”, el propietario de Clockhouse es de los que considera que el destino que el corrupto oficial dio a los fondos sustraídos a la larga fue algo positivo para el pueblo.
“Aunque se demostró que Tony Williams era un delincuente, lo que robó lo gastó en Tomintoul”, dijo.
“Mi punto es que si no lo hubiera hecho, las propiedades y negocios que vemos hoy simplemente no existirían. Serían pilas de escombros”, explicó el comerciante.
“Sus acciones han durado 30 años, empleando gente y manteniendo la sostenibilidad del pueblo”, agregó.
“No estoy diciendo que se necesiten delincuentes, pero sí inversiones”, añadió McPherson.
Cuando se le preguntó qué le diría a Williams si tuviera la oportunidad de conversar con él, McPherson respondió: “Usted ha hecho mucho bien en esta área, legal o ilegalmente. Los edificios y los puestos de trabajo no existirían y por eso, bien hecho”.
La postura del propietario del restaurante Clockhouse no es única. Mona Grant, de 86 años, también considera que Williams, al que recuerda como “un hombre muy inteligente”, hizo cosas a favor de la localidad.
“Robó dinero, pero renovó algunos hoteles y esas cosas. Supongo que hizo algo bueno”, le dijo la mujer a Ken Banks, reportero de BBC Scotland News.
La mujer dijo que solo había intercambiado saludos con el oficial corrupto, pero que lo consideraba “bastante agradable”. Admitió que al conocer la verdad quedó “un poco devastada”. “La mayoría de las propiedades que adquirió fueron mejoradas, pero fue desafortunada la forma en que lo hizo”, sentenció Ebeth Coutts, otra vecina de la localidad.
En similares términos se pronunció Duncan McGregor, de 74 años, quien dijo: “(Williams) le hizo bien a Tomintoul, no hay duda de eso, pero con dinero robado”. Por su parte, June Ferguson, de 79 años, dijo: “Hizo un trabajo maravilloso con el dinero de otras personas, algo que todos podríamos hacer”.
Un terremoto
El escándalo de corrupción protagonizado por Williams terminó en el Parlamento británico. El Comité de Cuentas Públicas de la Cámara de los Comunes criticó a la policía por la falta de controles y su incapacidad para descubrir antes los malos manejos en los que incurrió el oficial.
Robert Sheldon, quien presidió el comité, consideró increíble que Williams hubiera estado “viviendo la vida de un lord en Escocia” por tanto tiempo, sin que nadie se diera cuenta. “Nos pareció sorprendente que un funcionario pudiera haber vivido una vida así, comprando hoteles y convirtiéndose en una figura importante en un pequeño pueblo, mientras venía a Londres para asegurarse de que las sumas de dinero estuvieran disponibles”, agregó.
“Williams se salió con la suya (...) y me parece extraño que nadie estuviera al tanto de su estilo de vida”, remató. Casi tres décadas después, es posible que el caso haya pasado al olvido en el conjunto de Reino Unido, pero no en Tomintoul, donde las andanzas del corrupto oficial siguen generando controversia.
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