Estonia, Letonia y Lituania se muestran preocupados por la avance ruso en el este de Europa y frente a la crisis territorial en Ucrania; hay ejercicios militares en las fronteras y sobrevuelos nocturnos
La violencia en Ucrania y el miedo regional a un desbordamiento de la situación en los países vecinos de Europa del Este ha causado una fuerte conmoción en la ciudad y en el país. Desde la separación de la Unión Soviética hace 25 años Lituania ha sido un territorio relativamente pacífico. Hasta ahora.
Rusia ha venido incrementando, de manera sostenida, los ejercicios militares cerca de las fronteras con sus vecinos del este, sin mencionar los sobrevuelos nocturnos y los ejercicios navales en el mar Báltico.
Un "manual de guerra" lituano ha sido publicado de forma precipitada. Ahora se puede conseguir en todas las librerías públicas. "Hay que mantener la mente sana, no dejarse llevar por el pánico y no perder la claridad de la razón", explica el manual. "Los disparos afuera de la ventana no son el fin del mundo".
Guerra cibernética
Lukas y Laurynas, dos estudiantes lituanos, han estado ocupados en los últimos años planeando su vida profesional, pero tal vez ahora deban hacer un giro hacia la rutina militar. "Todos mis amigos están hablando de eso, por teléfono, por Facebook. De hecho hay un nuevo sitio en internet que se llama "¿Cuándo serás reclutado?", dijo Lukas.
"Pero yo iré. Yo pienso en eso cuando escucho a alguien que me dice que no irá si la agresión ocurre. Mi abuelo luchó por la libertad. Mi padre combatió por la independencia de Lituania, así que está en mi corazón luchar por mi país", añadió.
Sin embargo, a los que están asustados les gusta más el sonido de los aviones de la OTAN vigilando los cielos de Vilnius que el sonido de la libertad. Lo que sí es cierto es que parece improbable que el presidente de Rusia, Vladimir Putin, impulse sus tanques hasta las calles de los países del Báltico en el corto plazo.
El primer ministro de Estonia, Taavi Roivas, me dijo que sería una "locura" para cualquiera que los ataque de una forma militar convencional, porque "Estonia, Letonia o Lituania son tan importantes en la OTAN como Reino Unido o EE.UU.".
Pero las naciones en la región del mar Báltico dijeron que ya están siendo atacadas desde Rusia de forma no convencional con actos de ciberguerra y propaganda, la mayoría de las veces transmitida por los canales de televisión que ve la minoría rusoparlante en Letonia y Lituania.
El dinero manda
No puedo dejar de pensar que todos estamos cayendo por algún elemento de esa propaganda. Putin está asustando a Europa con su audacia, agresión e imprevisibilidad.
Invadir y anexar los tres países bálticos podría ser costoso y muy peligroso para él, mientras que esparcir el miedo es mucho más fácil: exacerbar las divisiones entre los rusoparlantes que habitan la región y el resto de la población no supone tanto riesgo.
Y no es solamente aquí, en los límites de Europa, donde el presidente ruso se está entrometiendo. Él nunca se ha rendido acerca de cuál debe ser el área de influencia de Rusia, a pesar del desplome de la Unión Soviética.
Putin no ve o siente como una amenaza a cada país de Europa de forma independiente, pero sí a la Unión Europea como bloque, del que algunas exrepúblicas soviéticas hacen parte ahora.
Entonces ha explotado esas grietas, esas divisiones y busca apalancar su influencia en el continente con sus exportaciones de gas y cultivando relaciones con partidos populistas de extrema izquierda y derecha -como el Partido de Libertad de Austria o el Frente Nacional que dirige Marine Le Pen en Francia- a través de fuertes inversiones rusas.
Pero las naciones en la región del mar Báltico dijeron que ya están siendo atacadas desde Rusia de forma no convencional con actos de ciberguerra y propaganda, la mayoría de las veces transmitida por los canales de televisión que ve la minoría rusoparlante en Letonia y Lituania.
El dinero manda
No puedo dejar de pensar que todos estamos cayendo por algún elemento de esa propaganda. Putin está asustando a Europa con su audacia, agresión e imprevisibilidad.
Invadir y anexar los tres países bálticos podría ser costoso y muy peligroso para él, mientras que esparcir el miedo es mucho más fácil: exacerbar las divisiones entre los rusoparlantes que habitan la región y el resto de la población no supone tanto riesgo.
Y no es solamente aquí, en los límites de Europa, donde el presidente ruso se está entrometiendo. Él nunca se ha rendido acerca de cuál debe ser el área de influencia de Rusia, a pesar del desplome de la Unión Soviética.
Putin no ve o siente como una amenaza a cada país de Europa de forma independiente, pero sí a la Unión Europea como bloque, del que algunas exrepúblicas soviéticas hacen parte ahora.
Entonces ha explotado esas grietas, esas divisiones y busca apalancar su influencia en el continente con sus exportaciones de gas y cultivando relaciones con partidos populistas de extrema izquierda y derecha -como el Partido de Libertad de Austria o el Frente Nacional que dirige Marine Le Pen en Francia- a través de fuertes inversiones rusas.
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