El peor día de un Israel en guerra: toma de rehenes y un golpe brutal a su capacidad de disuasión
Hamas no solo fue capaz de invadir Israel y atacar sus comunidades y bases militares, sino que también capturó numerosos israelíes y se los llevó de vuelta a Gaza
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NUEVA YORK.- Cada vez que necesito un análisis certero sobre Israel, a la primera persona que consulto es a mi viejo amigo y colega de ese país, Nahum Barnea, veterano columnista del diario Yediot. Y el sábado a la tarde, cuando lo llamé para conocer su lectura del ataque de Hamas, su respuesta inicial me dejó sorprendido: “En términos militares, es el peor día de la historia de Israel que yo recuerde, incluido el golpazo que implicó la guerra de Yom Kippur, que fue terrible.”
Nahum es un cuidadoso reportero que ha cubierto todos los acontecimientos importantes de Israel de los últimos 50 años, y cuando me explicó su razonamiento, me pareció que incluso se quedaba corto…
No estamos frente a una de esas escaramuzas a las que Israel y Hamas nos tienen acostumbrados. La frontera Gaza-Israel tiene apenas 60 kilómetros de largo, pero la onda expansiva de esta guerra no solo sumirá en el caos a Israel y a los palestinos de Gaza, sino que también repercutirá en Ucrania, Arabia Saudita, y muy probablemente Irán. ¿Por qué? Porque una prolongada guerra palestino-israelí podría hacer que Estados Unidos desvíe hacia Israel las armas y el equipamiento militar que Ucrania tanto necesita, y también porque el acuerdo propuesto para la normalización de las relaciones entre Arabia Saudita e Israel se tornaría imposible, al menos por ahora. Y si resulta que Irán alentó el ataque de Hamas para boicotear el acuerdo entre israelíes y sauditas, se intensificarían las tensiones no solo entre Israel e Irán, sino entre Israel y la milicia delegada de Irán en el Líbano, Hezbollah, y también entre Irán y Arabia Saudita. Estamos frente a un momento de extrema peligrosidad y en múltiples frente.
Pero volviendo al análisis de Nahum: ¿Por qué esta guerra es tan desastrosa para Israel, peor que el ataque sorpresa de Egipto y Siria el día de Yum Kippur, exactamente 50 años y un día antes? Para empezar, dice Nahum, está la total humillación que implica para las Fuerzas Armadas de Israel: “En 1973, fuimos atacados por el mayor ejército árabe del mundo: Egipto.”
Pero esta vez fueron invadidas 22 localidades de Israel en las proximidades de la Franja de Gaza, incluidas comunidades que estaban 30 kilómetros dentro de territorio israelí, por milicias “equivalentes a las de Luxemburgo”. Y sin embargo, ese diminuta fuerza militar no solo invadió Israel, sobrepasando a sus tropas fronterizas, sino que tomó rehenes israelíes y se los llevó a Gaza por el mismo camino, una frontera donde Israel lleva invertidos 1000 millones de dólares en la construcción de una barrera que supuestamente era impenetrable. Fue un golpe feroz para la capacidad disuasiva de Israel.
En segundo lugar, señala Nahum, Israel siempre se jactó de la habilidad de sus servicios de inteligencia para infiltrarse entre los militantes palestinos de Hamas y así obtener “alertas tempranas”. Como saben todos los israelíes que siguen las noticias, en las últimas semanas Hamas parecía estar realizando prácticas de maniobra en la frontera con Gaza que son típicas del ataque que luego se produjo, y frente a los ojos de los militares de Israel.
Y ahora llegamos a lo más terrible para Israel. Hamas no solo fue capaz de invadir Israel y atacar sus comunidades y bases militares, sino que también capturó numerosos israelíes, incluidos niños, ancianos y soldados, y se los llevó de vuelta a Gaza. Hay fotos de la agencia AP que muestran “a una anciana israelí siendo trasladada a Gaza en un carrito de golf entre dos hombres armados, y a otra mujer apretujada entre dos combatientes a bordo de una moto.” Por internet también circulan imágenes de cuerpos de israelíes muertos que fueron arrastrados por las calles de Gaza.
Mientras tanto, los combatientes palestinos tomaban como rehenes a grupos de israelíes en las comunidades fronterizas de Be’eri y Ofakim, que finalmente fueron liberados por las fuerzas especiales israelíes.
Eso va a ser un problema enorme para Israel. En 2011, durante su mandato anterior, el primer ministro Benjamín Netanyahu intercambió 1027 prisioneros palestinos, incluidos 280 que cumplían cadena perpetua, para recuperar al soldado israelí Gilad Shalit, capturado por Hamás en Gaza. Ahora, si Hamas retiene a personas mayores y niños en Gaza, es probable que a Bibi le pidan que vacíe de palestinos todas las cárceles de Israel.
El sábado, Netanyahu prometió asestarle un golpe aplastante a HamAs en Gaza, pero ¿qué pasa si HamAs retiene a civiles israelíes que podrían ser utilizados como escudos humanos? Eso indefectiblemente limitará el margen de las represalias de Israel.
“A partir de ahora, para cualquier cosa que quiera hacer en Gaza, el ejército israelí estará obligado a tener en cuenta su impacto en las vidas de los rehenes civiles”, apunta Nahum.
Finalmente, señala Nahum, los altos rangos del ejército y el primer ministro de Israel, que preside el gabinete de seguridad, saben que tarde o temprano se conformará algún tipo de comisión investigadora sobre cómo fue posible que ocurriera la invasión de Hamas.
Así que ahora tienen que librar esta guerra, tomar penosas decisiones que compensen la disuasión, las represalias, la recuperación de los rehenes, y tal vez incluso invadir Gaza, sabiendo que aunque manejen todo esto a la perfección, al final del camino serán investigados. No es fácil pensar con claridad con tantos condicionamientos.
¿Por qué ahora?
¿Por qué Hamas lanza esta guerra ahora, sin ninguna provocación inmediata? Cabe preguntarse si no fue menos en nombre del pueblo palestino que a instancias de Irán, un importante proveedor de dinero y armas a Hamas, para bloquear la incipiente normalización de las relaciones entre Arabia Saudita, rival de Irán, e Israel. Tal como se estaba redactando, el acuerdo también beneficiaría a la moderada Autoridad Palestina de Cisjordania, por la enorme inyección de dinero de parte de Arabia Saudita, y porque imponía restricciones a los asentamientos israelíes en Cisjordania para preservar la “solución de dos Estados”. Como resultado, los líderes de la Autoridad Palestina en Cisjordania habrían tenido la legitimidad que tan desesperadamente necesitan entre las masas palestinas, amenazando la legitimidad de Hamas.
Y ahora descubro que el terremoto de Hamas-Israel tendrá una réplica a distancia.
Ucrania ya tenía que lidiar con el tembladeral del gobierno de Estados Unidos. La eyección del presidente de la Cámara de Representantes, sumada a una minoría cada vez más ruidosa de legisladores republicanos que se manifiestan, para mi sorpresa, en contra de cualquier ayuda económica y militar adicional a Ucrania, ha generado un desastre político cuyo resultado, por ahora, es que Estados Unidos no ha aprobado más ayuda para Ucrania. Si Israel está a punto de invadir Gaza y embarcarse en una guerra larga, Ucrania tendrá que competir con Tel Aviv por los misiles Patriot, por los proyectiles de artillería de 155 mm y por otros armamentos básicos que necesita desesperadamente y que pronto también necesitará Israel.
Y el presidente Vladimir Putin lo sabe perfectamente… El jueves pasado, desde el balneario de Sochi, en el Mar Negro, dijo que Ucrania estaba siendo apuntalada “por las donaciones multimillonarias que le llegan cada mes. Y agregó: “Si la ayuda se corta mañana, cuando se quede sin municiones Ucrania no sobrevive una semana.”
¿Puede salir algo bueno de esta nueva y terrible guerra entre Hamas e Israel? Difícil saberlo por ahora, pero otro viejo amigo y analista israelí en quien confío, el profesor Victor Friedman -sin parentesco conmigo-, que enseña ciencias del comportamiento en el Jezreel Valley College de Israel y conoce muy bien a la comunidad árabe israelí, me escribió el sábado por la noche: “Esta horrenda situación no deja de ser una oportunidad, así como la guerra de Yom Kippur resultó ser una oportunidad que derivó en un acuerdo de paz con Egipto. La única victoria real será si lo que sucede a continuación -la probable entrada de Israel en Gaza- genera las condiciones para un acuerdo real y estable con los palestinos”. A la luz de lo que lograron el sábado, dice Victor, “los palestinos pueden adjudicarse una especie de ‘victoria’, sin importar lo que suceda después”. La cuestión central, agrega, “es que alguien tiene que empezar a pensar más allá de quién tiene más o menos fuerza”.
Personalmente, creo que Hamas nunca será un socio confiable para una paz segura con Israel. La agrupación ha tenido incontables oportunidades durante demasiados años para demostrar que la responsabilidad de gobernar en Gaza moderaría su objetivo de destruir el Estado judío. Hamas resultó ser nada más que una mafia islamista palestina, cuyo único interés es preservar su control sobre Gaza, y dispuesta a ponerse al servicio de Irán, en vez de priorizar un nuevo futuro para los palestinos de ambos países. Su historial de gobierno en Gaza es vergonzosa.
Pero la Autoridad Palestina sí puede ser una aliada. Por lo tanto, si Israel invade Gaza para destruir a Hamas, la acción militar debería venir acompañada de una iniciativa política que empodere y legitimice a la Autoridad Palestina, para que podamos forjar “un acuerdo que todas las partes puedan aceptar” señala Victor Friedman. “De lo contrario, tarde o temprano, volveremos a encontrarnos en esta misma situación, solo que peor. Y esa es la verdadera lección que nos deja la Guerra de Yom Kippur.”
Traducción de Jaime Arrambide
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