El péndulo se mueve hacia el otro lado y ahora es Ucrania la que más sufre en el campo de batalla
“La lluvia de metralla es incesante”, dice un soldado de la línea de frente, donde Rusia sigue avanzando
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ÓBLAST DEL DONTETSK, Ucrania.- Las ambulancias cargadas de soldados heridos llegan en hilera, una tras otra, desde el cercano frente de batalla. Un hombre mira fijamente hacia adelante, con la cara hinchada y el cuello y la espalda chorreando sangre. Otros están tirados en silencio en el piso del estacionamiento, cubiertos con mantas de aluminio.
Algunos se bajan a los tumbos por la puerta trasera de la ambulancia y se desploman en una silla de ruedas hasta que el personal del hospital los empuja hasta adentro. Hay catres manchados de sangre apoyados contra los parantes de una carpa, y otros soldados heridos deambulan por ahí, con cara preocupada, la cabeza, los brazos o las piernas vendadas, y el estruendo de la propia artillería como telón de fondo.
El domingo por la mañana, en menos de una hora ingresaron 10 soldados heridos a este hospital de Ucrania Oriental: son las bajas militares más recientes de las fuerzas ucranianas, que son superadas por el poder de fuego de Rusia y siguen perdiendo territorio en un momento crucial de la guerra.
Los soldados también ayudan a los civiles que llegan heridos en ambulancias militares. El nombre y la ubicación exacta del hospital se mantienen en reserva para preservar la seguridad del personal de salud y los pacientes ante un eventual ataque de las fuerzas rusas.
“La semana pasada cayeron heridos 70 efectivos de mi batallón”, dice frente al portón del hospital un soldado y ambulancista de 29 años que se identifica como Vlad. “Es terrible, ya perdí a casi todos mis amigos… Y cada día que pasa es peor.”
La noche anterior, dice Vlad, el fuego de artillería era tan intenso que casi no durmió. “Es un bombardeo con artillería, porque todos los heridos que llegan son por metralla: ninguno de ellos ha visto al enemigo cara a cara.”
La semana pasada, un batallón de jóvenes soldados se pasó varios días cavando trincheras defensivas en una ruta cerca de Kramatorsk, a pocos kilómetros del frente de batalla. Se preparaban para dar apoyo adicional a los soldados que enfrentan a la vanguardia rusa, y también para el peor escenario posible: que la avanzada de las fuerzas rusas se acelere y se convierta en un punto de inflexión en el campo de batalla.
La situación actual de los ucranianos es particularmente desesperante. El gobierno de Kiev ya estaba furioso por las voces de Occidente que reflotaron la idea de cederle territorio al Kremlin, y para colmo la Casa Blanca está demorando semanas en decidir si proveer a Ucrania de armamento más pesado, que realmente podría ayudar a las tropas en esta coyuntura crítica de la guerra.
“Todos estamos cansados”, dice Bohdan, de 30 años, soldado y oficial de batallón que prefiere no revelar su apellido. “Pero también estamos dispuestos a resistir y luchar hasta el último hombre.”
En los últimos días, las tropas rusas capturaron las ciudades de Svitlodarsk y Lyman, y llegaron hasta las puertas de Sievierodonetsk, un gran polo regional. Si las tropas rusas logran sitiar y tomar la ciudad, Moscú habrá ocupado prácticamente todo Lugansk, que es la región más oriental de Ucrania y cubre casi la mitad del territorio del Donbass.
“Lo que espero es que mis compañeros no queden rodeados en Sievierodonetsk”, dice Bohdan. “Necesitan más rifles, necesitan más armas”.
Si pudiera enviarle un mensaje a Washington, dice Bohdan, “sería que nos ayuden con armamento, sobre todo antiaéreo. Hay que cerrar los cielos, porque los que más sufren son los civiles”.
La situación en el este del país marca un cambio con respecto a la anterior etapa de la guerra, cuando las férreas defensas ucranianas forzaron una amplia retirada rusa en Kiev y otras zonas, fogoneando la confianza de los ucranianos y sus aliados occidentales sobre las perspectivas de una victoria total sobre una fuerza rusa mal organizada y peor equipada.
Pero ahora las tropas rusas se han reagrupado y están haciendo avances graduales pero constantes en su campaña en el este ucraniano, donde utilizan lanzallamas pesados y artillería de largo alcance, armas que escasean entre las fuerzas de Kiev y las dejan a la defensiva. Aunque la resistencia ucraniana ha complicado el avance de las fuerzas rusas, Moscú está cada vez más cerca de rodear los principales bastiones del Donbass, que está cerca de la frontera con Rusia y por lo tanto facilita la llegada de suministros y refuerzos de tropas.
El sábado a la mañana, el presidente ucraniano Volodimir Zelensky dijo en un discurso en video que la situación en el campo de batalla del Donbass era “muy difícil”, y que las fuerzas rusas están atacando las posiciones ucranianas “con el máximo de artillería y de recursos”.
“Estamos defendiendo nuestra tierra en la medida en que los recursos de defensa no lo permitan. Hacemos todo lo posible para reforzar esos recursos, y los lograremos”, dijo Zelensky. “Si los ocupantes creen que Severodonetsk o Lyman serán suyos, están equivocados. El Donbass seguirá siendo ucraniano”.
Hace semanas que Zelensky y otros altos funcionarios ucranianos le piden a Estados Unidos que los provea de sistemas de lanzacohetes múltiples (MLRS), que harían posible que las fuerzas de Kiev atacaran objetivos desde mayor distancia y les daría mejores chances de resistir el asalto en el este de Ucrania.
Reparo en la Casa Blanca
Los funcionarios de la Casa Blanca y el Congreso norteamericano dice que el gobierno está preparando el envío del armamento y podría anunciarlo esta semana, pero la decisión final sobre la transferencia parece no estar tomada.
En la Casa Blanca algunos temen que proporcionar armamento MLRS con un alcance de más de 300 kilómetros permitiría a las fuerzas ucranianas alcanzar objetivos en territorio ruso, lo que podría provocar una escalada bélica de Moscú. Por el momento, el gobierno de Biden prefiere manejar ese riesgo, reteniendo las municiones de mayor alcance que necesitan los sistemas lanzacohetes, dice un alto funcionario de la Casa Blanca.
Resta saber si el armamento llegará a las fuerzas ucranianas a tiempo para evitar la caída del este ucraniano, ya que las fuerzas rusas han desatado una oleada de ataques con armamento pesado sobre las posiciones ucranianas, forzando al éxodo a los habitantes de las regiones orientales del país.
El viernes, el jefe de la administración presidencial de Ucrania, Andriy Yermak, dijo por Instagram que sus fuerzas necesitaban ese armamento “para ayer”, además de otros sistemas que también han pedido, como sistemas antiaéreos y antitanques.
Mientras las fuerzas ucranianas combaten para mantener la línea de frente, el gobierno de Kiev está desalentado por las sugerencias veladas de Occidente para que Ucrania ceda parte de su territorio para satisfacer al presidente ruso Vladimir Putin y poner fin a la guerra.
Los funcionarios ucranianos creen que cualquier concesión para calmar el apetito de Putin solo dará tiempo a Rusia para reagruparse y lanzar una guerra aún más cruenta contra Ucrania en el futuro.
Por Siobhán O’Grady, Paul Sonne, Max Bearak y Anastacia Galouchka
Traducción de Jaime Arrambide
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