El Papa y Trump dejan atrás su "guerra fría" en su pimer cara a cara
Hubo momentos de distensión en una reunión que había empezado incómoda por las grandes diferencias entre ambos
ROMA.- Al principio el clima fue gélido. Pero con el paso de los minutos se distendieron. Y al final de su encuentro con una persona considerada su antítesis, Donald Trump se despidió del Papa con una promesa: "No me olvidaré de lo que me dijo".
En medio de un clima de enorme expectativa, el cara a cara de 30 minutos que tuvieron ayer el Papa y Trump pareció dejar atrás esa "guerra fría" que reinaba entre ambos.
Más allá de las conocidas diferencias que los dos líderes ostentan sobre inmigración, proliferación nuclear, cambio climático, justicia social y otros temas, después del esperado encuentro con el Pontífice, Trump se manifestó entusiasmado. "Encontrar a Su Santidad, el papa Francisco, fue el gran honor de mi vida. Dejo el Vaticano más determinado que nunca de buscar paz para nuestro mundo", aseguró en un tuit. "Él es un grande [He is something]. Tuvimos un encuentro fantástico", comentó también el magnate, al margen del almuerzo que tuvo con el primer ministro italiano, Paolo Gentiloni, antes de despegar con el Air Force One rumbo a Bruselas para una cumbre de la OTAN.
Sin contar el vago comunicado del Vaticano, que después de la audiencia consignó "conversaciones cordiales" y un intercambio sobre temas que hacen a la situación internacional, la paz y el diálogo interreligioso, sólo Trump y el Papa saben qué se dijeron a puertas cerradas. En la reunión, sólo estuvieron acompañados por un intérprete.
Pero, según las imágenes transmitidas por el Centro Televisivo Vaticano, finalizado el cara a cara, el clima gélido del primer momento, cuando por primera vez los dos líderes antitéticos se saludaron con un apretón de manos, había cambiado. Hubo distensión, en efecto, cuando se sumaron al encuentro las dos mujeres de Trump: su tercera esposa, Melania, y su hija-consejera, Ivanka, las dos elegantísimas, de riguroso negro y mantilla.
A la hora del intercambio de presentes, el Papa le obsequió al presidente varios regalos-mensaje. Un medallón con una simbólica rama de olivo para que pudiera ser un "instrumento de paz", así como su mensaje para la Jornada Internacional de la Paz. "Nos viene bien la paz", comentó Trump.
Francisco también le donó, como es costumbre, los documentos principales de su pontificado: la encíclica Laudato si', sobre el cuidado de "nuestra casa común", y Evangelii gaudium y Amoris laetitia, sobre el amor en familia. "Bien, los voy a leer", aseguró Trump, que a su turno le obsequió a su anfitrión un cofre con libros del reverendo Martin Luther King. "Thank you very much", agradeció el Papa, sonriente.
Trump llegó con una imponente caravana de más de 70 autos a la Via della Conciliazione a las 8.15, e ingresó al Vaticano por la Puerta del Perugino, cercana a la residencia de Santa Marta, donde vive el Papa.
Como indica el protocolo de las visitas de Estado, un pelotón de guardias suizos con alabardas le dio la bienvenida al ilustre huésped en el Patio de San Damaso. Ni bien Trump salió del auto, el arzobispo Georg Ganswein, prefecto de la Casa Pontificia y secretario privado de Benedicto XVI, salió a su encuentro. Para aflojar la tensión, Ganswein bromeó diciendo que el ascensor que sube hacia la Segunda Loggia no era como el de la Trump Tower.
Escoltada por gentilhombres pontificios, la delegación, formada por 12 personas, atravesó salones espectaculares, como la Sala Clementina, hasta que llegaron al Salón del Tronetto. Fue allí que el Papa salió al encuentro de Trump.
Trump, acompañado por su yerno y consejero, Jared Kushner, y otros dos altos funcionarios, se reunió también con el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado, y su segundo, el arzobispo Paul Gallagher.
Corolario de una cita que de haber un milagro podría cambiar la historia, el jefe del Salón Oval y su familia visitaron la Basílica de San Pedro y la Capilla Sixtina. Al admirar los frescos del Juicio Final, de Miguel Ángel, finalmente Trump y Melania se dieron la mano.
Bromas con Melania
"¿Le dio de comer potizza?" Fue la pregunta que le hizo el papa Francisco a Melania, aludiendo a un postre esloveno, como ella, mientras indicaba a su marido, Donald Trump, al final de una audiencia que comenzó tensa y terminó distendida. El potizza, muy dulce, suele comerse en Navidad. Trump confesó entonces que nunca lo había probado, entre risas.