El Papa tiene un nuevo aliado en la Casa Blanca: Joe Biden
ROMA.- En un mundo lleno de sombras, como el que describió en su reciente encíclica, Fratelli Tutti, sobre la fraternidad y la amistad social, el papa Francisco tiene ahora un nuevo aliado: el presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden.
Si el presidente saliente de la gran superpotencia, Donald Trump, siempre fue considerado su antítesis -las discrepancias estaban a la vista-, sus afinidades con Biden en cuanto a temas cruciales de la agenda internacional como racismo, migrantes, refugiados, multilateralismo, cambio climático, lo transforman en un muy buen nuevo compañero de ruta, en un mundo al borde del precipicio por la pandemia del coronavirus y marcado por lo que considera "una tercera guerra mundial en pedazos".
La conversación telefónica que tuvieron hoy-cuando aún no concluyó el recuento en Estados Unidos, un verdadero espaldarazo-, fue un reflejo de esta nueva "alianza" con un veterano político que ya conoce, y que es un ferviente y orgulloso católico practicante, el segundo que llega a la Casa Blanca después de John Fitzgerald Kennedy. Un católico que siempre dejó claro que si bien se oponía a nivel personal al aborto, consideraba que como legislador no podía imponer a los demás sus convicciones religiosas. Algo que le valió ser considerado por los sectores católicos ultraconservadores estadounidenses como un virtual "Satanás" que ni siquiera merece recibir la comunión.
Al margen de esto, es evidente la sintonía entre el papa Francisco y Biden. En la mañana del 3 de noviembre, el día de una elección considerada crucial en todo el mundo, el candidato demócrata fue a misa. El domingo pasado, ya "presidente electo" y con una vida marcada por tragedias familiares -su primera mujer y una hija murieron en un accidente de auto y otro hijo murió recientemente de cáncer-, volvió a ir a misa.
En su discurso de la victoria, el sábado por la noche Biden, consciente de la fuerte polarización de su país, con tonos calmos, una y otra vez llamó a la unidad, a la no demonización del adversario, habló de la necesidad urgente de sanar las heridas de la nación, de reconstruir su alma y también habló de la fe, de la esperanza, de sus valores como católico, heredados de su familia de origen irlandés.
Entonces mostró toda su sintonía con esa cultura del diálogo y del encuentro de la que Francisco habla desde el principio de su pontificado, con esa "globalización de la solidaridad" que también auspicia para que nadie se quede atrás, ni sea descartado, así como con la urgencia de cuidar la casa común, al anunciar su voluntad de volver a formar parte del Acuerdo de París sobre el cambio climático.
Biden, que lleva un rosario en el bolsillo, desde que conoció a Francisco, cuando participó de la ceremonia de inauguración de su pontificado, el 19 de marzo de 2013, siendo vicepresidente de Obama, quedó impactado por el papa argentino. "Cuando llegó mi turno para saludar al papa Francisco, él me dio la mano, que luego estrechó con la otra. Después me dijo muy cálidamente: ‘señor vice presidente, usted es siempre bienvenido acá’. Ése es el mensaje que el papa Francisco le envía al mundo, él pone un cartel de bienvenida en la puerta principal de la Iglesia", evocó, en una entrevista con Time en 2015. Esas palabras confirman el comienzo de una nueva historia en la relación bilateral y el inicio de una nueva alianza a nivel mundial.
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