El Papa pide un "nuevo orden mundial"
Dijo que tiene que estar fundado sobre relaciones económicas justas; recordó a los que viven en una "pobreza humillante"
ROMA.- En su primer mensaje navideño, Benedicto XVI llamó ayer a la humanidad a un despertar espiritual, a la más que urgente paz en el mundo y a un "nuevo orden mundial fundado sobre relaciones éticas y económicas justas".
Desde el mismo balcón central de la basílica de San Pedro donde había aparecido el 19 de abril como el sucesor de Juan Pablo II, el papa Josef Ratzinger aseguró que sólo una humanidad unida podrá hacerles frente a los graves problemas que aquejan al planeta, como el terrorismo y "la pobreza humillante en la que viven millones de seres humanos".
"Una humanidad unida podrá afrontar los numerosos y preocupantes problemas del momento actual: desde la acechanza terrorista hasta las condiciones de pobreza humillante en la que viven millones de seres humanos; desde la proliferación de las armas hasta las pandemias y el deterioro ambiental que amenaza el futuro del planeta", dijo el Pontífice, al enumerar sus prioridades internacionales.
Ante unas 40.000 personas que llenaron la Plaza de San Pedro pese a la lluvia y el frío, antes de saludar en 32 idiomas y dar la bendición urbi et orbi -a la ciudad y al mundo-, el Pontífice advirtió que si el hombre moderno no le abre su mente y su corazón a la "Navidad de Cristo", corre el riesgo de caer en una "atrofia espiritual" y un "vacío del corazón".
"Es cierto que en el milenio concluido hace poco, y especialmente en los últimos siglos, se han logrado tantos progresos en el campo técnico y científico", admitió. Pero "el hombre de la era tecnológica, si se encamina hacia una atrofia espiritual y a un vacío del corazón, corre el riesgo de ser víctima de los mismos éxitos de su inteligencia y de los resultados de sus capacidades operativas".
Acto seguido, evocando a San Agustín, llamó a un nuevo despertar espiritual: "¡Despierta, hombre del tercer milenio!", exhortó. "A menudo, se presenta la edad moderna como el inicio del sueño de la razón, como si la humanidad hubiera salido finalmente a la luz, superando un período oscuro", explicó. "Pero sin Cristo, la luz de la razón no basta para iluminar al hombre y al mundo", aseguró el Papa, de 78 años.
Africa y Medio Oriente
"Hombre moderno, adulto y sin embargo a veces débil en el pensamiento y en la voluntad, ¡déjate llevar de la mano por el Niño de Belén, no temas, fíate de El!", pidió el ex custodio de la ortodoxia católica, hablando en italiano, pero con su inconfundible acento alemán.
Tras alentar a todos los que trabajan por la paz a que sigan adelante con su compromiso, Benedicto XVI mencionó especialmente las luchas fratricidas de Africa, con la trágica situación de Darfur (Sudán), y llamó a que "se consoliden los procesos políticos todavía frágiles" y que se salvaguarden los más elementales derechos.
Pidió asimismo "que los pueblos latinoamericanos puedan vivir en paz y concordia"; y por la Tierra Santa, Irak y el Líbano, lugares donde, "aunque no falten signos esperanzadores, éstos han de ser confirmados por comportamientos inspirados en la lealtad y la sabiduría".
Abogó, además, por el proceso de diálogo en la península coreana y en otras partes de los países asiáticos, "a fin de que se superen las divergencias peligrosas y, con espíritu amistoso, se alcancen los logros de paz que tanto esperan sus pobladores".
Pedido por la paz
La paz -especialmente en Tierra Santa- también estuvo en el centro de la homilía pronunciada por el Papa en su primera misa de gallo, que tuvo lugar anteanoche en la basílica de San Pedro.
Entonces, mucha gente que no logró entrar en el templo más grande de los católicos siguió la celebración religiosa a través de pantallas gigantes colocadas en la plaza, donde la gran atracción era el tradicional e inmenso pesebre levantado al lado de un gigantesco árbol de Navidad llegado desde Austria.
"En esta noche en que miramos hacia Belén, queremos rezar de modo especial también por el lugar del nacimiento de nuestro Redentor y por los hombres que allí viven y sufren", dijo Benedicto XVI, al aludir al conflicto árabe-israelí. "Queremos rezar por la paz en Tierra Santa: mira, Señor, este rincón de la tierra, al que tanto amas por ser tu patria. Haz que en ella resplandezca la luz. Haz que la paz llegue a ella", pidió.
"Dios busca personas que sean portadoras de su paz y que la comuniquen", dijo también el Pontífice, y subrayó que "precisamente en nuestro tiempo" esto es algo más que urgente. "Cumple tu promesa, Señor. Haz que donde hay discordia nazca la paz; que surja el amor donde reina el odio; que se haga luz donde dominan las tinieblas. Haz que seamos portadores de tu paz", reiteró, al finalizar su sermón.
Tanto la misa de gallo, anteanoche, como el mensaje navideño y la bendición urbi et orbi de ayer fueron transmitidos en directo por televisión a más de cien países de todos los continentes.
A diferencia de Juan Pablo II, que solía saludar en 60 idiomas, incluso estando ya muy enfermo, Benedicto XVI auguró felices Fiestas en 32 lenguas. La bendición urbi et orbi, en cambio, la hizo en latín. Cuando habló en español y dijo en perfecto castellano: "¡Feliz Navidad! Que la paz de Cristo reine en vuestros corazones, en las familias y en todos lo pueblos", el público latino presente en la plaza se hizo notar al estallar en júbilo con fuertes aplausos y aclamaciones.