El Papa llamó a no dejarse seducir por las “sirenas del populismo” y denunció “las crueldades” de la guerra en Ucrania
Al celebrarse hoy la VI Jornada Mundial de los Pobres, el Pontífice almorzó con 1300 indigentes y volvió a pedir que se escuche “el grito sofocado de dolor de los más débiles”
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ROMA.- Al celebrar hoy la sexta Jornada Mundial de los Pobres, el papa Francisco almorzó con 1300 personas indigentes en el Aula Pablo VI, en el Vaticano, después de presidir una misa solemne en la Basílica de San Pedro en la que llamó a escuchar “el grito de dolor los más débiles” y a no dejarse seducir por las “sirenas del populismo”. Denunció, además, “las crueldades que padece el pueblo ucraniano” y volvió a hablar de una “tercera guerra mundial”.
“Cada crisis es una posibilidad y ofrece ocasiones de crecimiento”, destacó en su sermón el Pontífice, que subrayó que no hay que quedarse indiferente o paralizarse en los momentos más dramáticos y difíciles de la historia, sino reaccionar, haciendo el bien. “Hoy cada uno de nosotros debe interrogarse, ante tantas calamidades, frente a esta tercera guerra mundial tan cruel, frente al hambre de tantos chicos, de tanta gente: ¿Puedo derrochar, malgastar el dinero, desperdiciar mi vida, perder el sentido de mi vida, sin armarme de valor y avanzar?”, preguntó, ante centenares de indigentes, familias sin recursos, personas sin techo e inmigrantes, invitados especiales, que llenaban la basílica, acompañados por decenas de voluntarios.
“Hermanos y hermanas, en esta Jornada Mundial de los Pobres la Palabra de Jesús es una fuerte advertencia para romper esa sordera interior que todos nosotros tenemos y que nos impide escuchar el grito sofocado de dolor de los más débiles”, explicó. “También hoy vivimos en sociedades heridas y asistimos, como nos dijo el Evangelio, a escenarios de violencia —basta pensar en las crueldades que padece el pueblo ucraniano—, injusticia y persecución; además, debemos afrontar la crisis generada por el cambio climático y la pandemia, que ha dejado tras de sí un rastro de malestares no solo físicos, sino también psicológicos, económicos y sociales”, agregó.
El ex arzobispo de Buenos Aires, lamentó la “ampliación de los conflictos, la desgracia de la guerra, que provoca la muerte de tantos inocentes y multiplica el veneno del odio”, así como el drama de las migraciones: “mucho más que ayer, muchos hermanos y hermanas, probados y desalentados, emigran en busca de esperanza”. “Muchas personas viven en la precariedad por la falta de empleo a causa de condiciones laborales injustas e indignas”, también advirtió, al subrayar que “también hoy los pobres son las víctimas más penalizadas de cada crisis”.
Francisco -que instituyó la Jornada Mundial de los Pobres en 2017, al cerrar el Jubileo Extraordinario de la Misericordia-, también llamó a no dejarse engañar. “No escuchemos a los profetas de desventura; no nos dejemos seducir por las sirenas del populismo, que instrumentaliza las necesidades del pueblo proponiendo soluciones demasiado fáciles y apresuradas”, pidió. “No sigamos a los falsos ‘mesías’ que, en nombre de la ganancia, proclaman recetas útiles solo para aumentar la riqueza de unos pocos, condenando a los pobres a la marginación”, advirtió. “Al contrario, demos testimonio, encendamos luces de esperanza en medio de la oscuridad; aprovechemos, en las situaciones dramáticas, las ocasiones para testimoniar el Evangelio de la alegría y construir un mundo fraterno, al menos un poco más fraterno; comprometámonos con valentía por la justicia, la legalidad y la paz, estando siempre del lado de los débiles. No escapemos para defendernos de la historia, sino que luchemos para darle a esta historia que nosotros estamos viviendo un rostro diferente”, pidió.
Durante la oración mariana del Angelus, que pronunció más tarde, al mediodía de Roma, como siempre desde la ventana de su despacho del Palacio Apostólico, Francisco volvió a hablar de paz y de Ucrania. “Permanezcamos siempre cerca de nuestros hermanos y hermanas de la atormentada Ucrania. Cercanos con la oración y la solidaridad concreta. ¡La paz es posible! No nos resignemos a la guerra”, clamó.
Al recordar la cumbre del Clima COP27 que se desarrolla en Egipto, en tanto, manifestó su esperanza de que “se den pasos adelante, con valor y determinación, siguiendo las huellas del Acuerdo de París”.
Más tarde, el Papa almorzó en el Aula Pablo VI junto a unos 1300 pobres, acompañados por voluntarios de asociaciones benéficas, en un clima festivo.
Una comida de domingo en familia.
— Eva Fernández (@evaenlaradio) November 13, 2022
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Para la Jornada Mundial de los Pobres, al igual que en los años pasados, el Vaticano montó en la plaza de San Pedro un hospital de camapaña en el que pudieron atenderse gratuitamente durante una semana personas sin recursos. Además, el Papa quiso expresar su cercanía a las familias en dificultad de la diócesis de Roma con el envío a las parroquias de 5000 cajas de alimentos con 10 toneladas de pasta, 5 toneladas de arroz, harina, azúcar, sal, café y 5000 litros de aceite y leche,donados por empresas italianas. Según hizo saber el Dicasterio para la Evangelización, gracias a la generosidad de una empresa de seguros, también iban a pagarse facturas de luz impagables debido a los aumentos por la crisis energética. “No se trata de tener hacia los pobres un comportamiento asistencialístico”, explicó Francisco, sino que “es necesario en cambio comprometerse para que a nadie le falte lo necesario”.
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