El Papa intervino el santuario de Lourdes para que no haya más negocios
ROMA.- Más fe y milagros y menos business. Esto es lo que necesita el santuario mariano de Lourdes y justamente es por eso que el Papa decidió ayer nombrar a un "delegado" para el cuidado de los peregrinos, es decir, un virtual interventor que ponga las cosas en orden.
Meta de millones de peregrinos de todo el mundo y famoso no sólo por sus apariciones, sino por los centenares de puestos que venden de todo –agua bendita, crucifijos, rosarios, estampitas, velas, cuadros, libros, ropa, etc-, el santuario de Lourdes, uno de los más importantes del mundo, pasó a estar bajo gestión directa de monseñor Antoine Hérouard, obispo auxiliar de Lille.
"El papa Francisco desea acentuar la primacía espiritual sobre la tentación de subrayar demasiado el aspecto empresarial y financiero, y quiere promover cada vez más la devoción popular que es tradicional en los santuarios", explicó Andrea Tonrielli, director editorial de los medios vaticanos, en un artículo en Vatican News.
Tornielli destacó que la decisión del Papa está en línea con la que ya se tomó en 2017 para el santuario mariano de Medjugorje. "El papa Francisco se preocupa particularmente por el cuidado de los peregrinos y quiere que los centros de devoción mariana se conviertan «cada vez más en un lugar de oración y de testimonio cristiano que responda a las necesidades del pueblo de Dios»", precisó, al detallar que justamente eso es lo que escribió el Papa en una carta con la que hizo público, ayer, el nombramiento del "interventor" en Lourdes.
La carta papal fue leída en el pequeño centro de los Pirineos, lugar de una de las apariciones marianas más populares de la historia, frente a los capellanes y a los responsables administrativos del santuario. Y fue hecha pública por el arzobispo Rino Fisichella, presidente del Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización, dicasterio al cual Francisco hace dos años le dio el encargo de mejorar el cuidado pastoral de los santuarios. El proprio Fisichella en los últimos meses fue mandado al santuario como "enviado especial". «Después de las verificaciones» realizadas por Fisichella, escribió el Papa, «deseo comprender cuales ulteriores formas puede adoptar el santuario de Lourdes, además de las muchas ya existentes, para convertirse cada vez más en un lugar de oración y de testimonio cristiano que responda a las necesidades del Pueblo de Dios».
Tornielli destacó que el mandato de monseñor Hérouard será temporal y no permanente y se limitará únicamente al santuario, mientras que la diócesis de Tarbes y Lourdes permanecerá en manos de monseñor Nicolas Jean René Brouwet.
Según medios italianos, los problemas para Lourdes comenzaron luego de los atentados terroristas de París de fines de 2015 y la crisis económica, factores que redujeron muchísimo el flujo de peregrinos, entre los cuales, muchos enfermos, que de 5 millones bajó a 3. Si bien se trata de una cifra de todos modos imponente, el santuario, que emplea a 330 personas y factura unos 30 millones de euros, alcanzó un déficit de 2,8 millones. Esto hizo que, hace tres años, el obispo Brouwet le encargara a un ex manager de Renault, Guillaume de Vulpian, que resaneara las cuentas. Browet logró cortar gastos, pero también aumentar las ganancias, con un aumento de los diversos negocios del santuario, marketing y gadgets varios.
Algo que, evidentemente, no le gustó al Papa, que quiere que en los santuarios haya más fe y milagros y menos business.
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