El Papa inició “un viaje de penitencia” para pedir disculpas en Canadá
Francisco buscará cerrar heridas por los abusos que sufrieron niños indígenas en escuelas residenciales gestionadas por la Iglesia; tuvo dificultades para moverse
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EDMONTON, Canadá.– El papa Francisco aterrizó ayer en Canadá para iniciar un viaje de una semana que se centrará en su disculpa en nombre de la Iglesia Católica Apostólica Romana por los abusos que sufrieron los niños indígenas en las escuelas residenciales, en su mayoría gestionadas por la Iglesia.
“Este es un viaje de penitencia. Digamos que ese es su espíritu”, dijo el Santo Padre a periodistas después de que su vuelo despegó de Roma. En el avión insistió ante los periodistas acerca del carácter penitencial de su visita, consagrada principalmente a las poblaciones amerindias autóctonas, que hoy representan el 5% de los habitantes de Canadá y que se identifican en tres grupos: Primeras Naciones, Metis e Inuit.
Estos últimos fueron sometidos durante décadas a una política de asimilización forzada, fundamentalmente a través de un sistema de pensionados para niños, subvencionados por el Estado, pero administrados en su gran mayoría por la Iglesia. Entre 1881 y 1996, más de 150.000 niños indígenas fueron separados de sus familias y llevados a internados. Muchos de ellos fueron abusados física y sexualmente por directores y maestros y hasta 6000 murieron por enfermedad, desnutrición o negligencia, en un sistema que la Comisión de la Verdad y la Reconciliación de Canadá calificó de “genocidio cultural”.
El avión papal aterrizó en Edmonton, en la provincia occidental de Alberta, donde visitará un antiguo internado y se reunirá mañana con los pueblos indígenas. También visitará la ciudad de Quebec e Iqaluit, la capital del territorio de Nunavut. Pasado mañana celebrará una misa en un estadio de Edmonton, donde se esperan unas 65.000 personas, antes de dirigirse al lago Sainte-Anne, sitio de una importante peregrinación anual, donde se reunirá con antiguos alumnos de la escuela residencial, antes de volver a Roma.
El Papa envió un mensaje en Twitter antes de emprender el viaje: “Vengo entre ustedes para reunirme con los pueblos autóctonos. Espero que, con la gracia de Dios, mi peregrinación penitencial pueda contribuir al camino de reconciliación ya iniciado. Por favor, acompáñenme con la oración”.
Dear brothers and sisters of #Canada, I come among you to meet the indigenous peoples. I hope, with God's grace, that my penitential pilgrimage might contribute to the journey of reconciliation already undertaken. Please accompany me with #prayer.
— Pope Francis (@Pontifex) July 24, 2022
El avión papal rodó con las banderas de Canadá y del Vaticano ondeando fuera de las ventanas de la cabina. Tras desembarcar con la ayuda de un ascensor, el Sumo Pontífice subió a un Fiat 500X blanco, que lo dejó en el hangar. A continuación se desplazó en silla de ruedas. La gobernadora general Mary Simon, que representa a la jefa del Estado de Canadá, la reina Isabel, fue la primera en saludar al Papa. Le siguió el primer ministro canadiense, Justin Trudeau.
Francisco se sentó entre los dos funcionarios canadienses para una breve actuación de cuatro tamborileros y cantos nativos antes de que varios líderes indígenas, muchos de ellos con elaborados tocados, lo saludaran e intercambiaran regalos.
“Hoy le pedí al Papa que camine con nosotros”, dijo el gran jefe George Arcand, de la Confederación de las Primeras Naciones del Tratado Seis. “Fue una lección de humildad hablar con Su Santidad”. La semana anterior, Arcand había dicho que el viaje era “una parte importante del recorrido de sanación”, pero que quedaba “mucho por hacer”.
El Santo Padre habló unos minutos en privado con Trudeau y otros funcionarios antes de dirigirse al Seminario de San José, donde se retiró a descansar hasta mañana.
El viaje más largo desde 2019
Francisco, de 85 años, canceló un viaje a la República Democrática del Congo y a Sudán del Sur a principios de julio debido a un problema en la rodilla que lo ha obligado recientemente a utilizar una silla de ruedas y un bastón.
Con más de diez horas de vuelo, se trata del viaje más largo emprendido por el Papa desde 2019.
Aunque los dirigentes canadienses conocen el elevado número de niños que murieron en los internados desde 1907, la cuestión saltó a la palestra con el descubrimiento, el año pasado, de supuestas tumbas sin nombre en los antiguos internados o cerca de ellos. En respuesta a las presiones derivadas de esos descubrimientos, el Papa se disculpó por el papel de la Iglesia Católica en los internados a principios de este año, durante una visita de delegados indígenas al Vaticano.
Ahora se prepara para pedir disculpas en suelo canadiense. Pero los supervivientes y los líderes indígenas han dicho que quieren más.
Muchos han pedido una compensación económica, la devolución de los objetos indígenas, la publicación de los registros escolares, el apoyo a la extradición de los acusados de abusos y la anulación de una doctrina del siglo XV que justifica el despojo colonial de los pueblos indígenas en forma de bula o edicto papal.
El Papa podría efectuar algunos gestos simbólicos, como la restitución de objetos de arte indígenas conservados en el Vaticano desde hace décadas.
Ayer por la mañana, la ciudad de Edmonton, hacia la cual convergían numerosos sobrevivientes de los pensionados, se preparaba para recibir a Francisco.
“Me gustaría que viniera mucha gente” para “que se den cuenta de que nada es inventado”, dijo Charlotte Roan, de 44 años, residente en esta comunidad pobre.
Otros tienen una mirada amarga sobre esta visita. “Para mí, llega demasiado tarde porque mucha gente ha sufrido”, lamenta Linda McGilvery, una residente de 68 años, en los alrededores de Saint-Paul (200 km al este de Edmonton), que pasó ocho años de su infancia en un internado.
Francisco es el segundo papa en visitar Canadá, tras Juan Pablo II.
Agencias AFP y Reuters
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