El papa Francisco se mostró esquivo sobre un posible viaje al país: “Cuando se dé la oportunidad”
Francisco habló con los medios durante el vuelo de regreso de Irak a Italia; “estuve 76 años en la Argentina, es suficiente ¿no?”, bromeó
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A BORDO DEL VUELO PAPAL.- En la habitual conferencia de prensa a 10.000 metros de altura, en el avión que lo llevó de regreso de su histórica visita a Irak, el Papa respondió hoy la pregunta del millón.
¿Cuándo viajará a la Argentina, una asignatura pendiente al cumplir el próximo 13 de marzo su octavo aniversario como Pontífice? “Cuando se dé la oportunidad”, respondió el exarzobispo de Buenos Aires que, consciente de las mal-interpretaciones que suele haber en su madre patria, también subrayó que no siente ninguna “patria-fobia”.
“Yo quiero decirlo, para que no se hagan fantasías de patria-fobia: cuando se dé la oportunidad se deberá hacer (un viaje) a Argentina, Uruguay y al sur de Brasil, ya que hay una similitud cultural”, explicó.
Francisco ya estuvo en Brasil en julio de 2013, cuando hizo el primer viaje internacional para la Jornada Mundial de la Juventud de Río de Janeiro, cita que había “heredado” de su predecesor, Benedicto XVI, papa emérito y ocasión en la que también peregrinó al santuario mariano de Aparecida.
“Estuve 76 años en la Argentina, es suficiente ¿no?”, también dijo, en otra frase medio en broma medio en serio que suele decir cuando le preguntan sobre el demorado viaje.
Aclaró, además, que en la entrevista que le hizo hace dos años el periodista Nelson Castro para su último libro sobre la salud de los papas, no dijo que no volvería más al país. Sino que dijo que no volvería en caso de renuncia al papado. “Mi amigo Nelson me preguntó si usted muere o renuncia vuelve a la Argentina o se queda. Le dije no volveré a la Argentina porque me quedo en mi diócesis [Roma], en esa hipótesis”, explicó.
Como en otras oportunidades recordó, además, que tenía programado viajar a la Argentina a fines de 2017, en una gira junto a Chile y Uruguay, pero que esto se frustró debido a las elecciones en el país trasandino y la campaña electoral que provocaron un retraso. Y “no fue posible” viajar en enero siguiente a la Argentina y a Uruguay -cuando viajó a Chile y Perú- porque se daba en plenas vacaciones de verano. “Repensando la cosa, se pensó ir a Perú, que había quedado afuera durante la gira realizada a Ecuador, Bolivia y Paraguay (en 2015)”, indicó.
En este contexto, al margen de precisar que tiene muchísimas invitaciones para visitar diversos países, contó que para tomar la decisión de emprender una viaje suele siempre escuchar a embajadores, consejeros y demás personas y que, además, suele reflexionar y rezar mucho. Y que “la decisión sale de adentro”.
“En este viaje me cansé mucho más que en otros”
En una conferencia de prensa de casi una hora en la que permaneció de pie Francisco, de 84 años y que padece de una dolorosa ciática, confesó haber quedado agotado de la maratón de tres días en Irak, en la que recorrió más de 1450 kilómetros al sur y al norte del país, traslados que lo obligaron a subirse a cinco aviones y a dos helicópteros.
“Confieso que en este viaje me cansé mucho más que en los otros”, admitió. “Los 84 no vienen solos, es una consecuencia”, agregó, mostrándose de todos modos muy contento por una gira que emprendió pese a los riesgos implícitos, tanto sanitarios -debido a la pandemia en curso- , como de seguridad.
El de Irak, de hecho, fue su primer viaje internacional en 15 meses. El último había sido en noviembre de 2019 a Japón y Tailandia, un enjaulamiento que el Papa admitió haber sufrido. “Después de estos meses de prisión, esto es revivir, porque lo único que nos salva a los curas es la cercanía con el pueblo, no ser una casta privilegiada de clérigos “, aseguró.
De evidente buen humor, arrancó felicitando a las periodistas presentes por el día de la mujer y haciendo un chiste. “Siempre me pregunté ¿por qué no hay una fiesta de los hombres? Porque hacen fiesta todos los días los hombres”, bromeó, con su humor porteño de siempre.
El riesgo de la pandemia en Irak
Ante una pregunta del grupo de periodistas estadounidenses, obsesionados con el riesgo de que la pandemia en curso pudiera haber provocado durante la visita super contagios y demás efectos catastróficos en la población iraquí, el Papa admitió que fue consciente de los riesgos. Pero que igual sintió que tenía que hacer este viaje.
“Como dije recientemente, los viajes se cocinan en el tiempo, en mi conciencia y esto [la pandemia] era una de las cosas que más me hacía dudar”, admitió. “Recé mucho y al final tomé la decisión que venía de adentro. Tomé la decisión en libertad, con conciencia de los riesgos, después de rezar mucho. Yo dije, el que me hace decidir [Dios] así, que se ocupe de la gente. Así tome la decisión, conociendo los riesgos”, agregó.
Confirmó, por otro lado, que tiene muchas ganas de visitar al Líbano, país en crisis y con problemas enormes y que probablemente viajará a Budapest, Hungría, en septiembre próximo, para la misa de cierre del Congreso Nacional Eucarístico, cuando también podría pasar por Bratislava, capital de Eslovaquia, que queda muy cerca.
Los puntos destacados de su viaje a Irak
Hablando sobre el viaje a Irak, reconoció que lo que más lo impactó fue la destrucción que vio ayer en la ciudad de Mosul, excapital del califato que allí estableció de 2014 a 2017 el grupo terrorista fundamentalista Estado Islámico (EI), donde no sólo fueron arrasadas iglesias cristianas, sino también mezquitas.
“No me imaginaba las ruinas de Mosul. Me quedé sin palabras, de no creer”, comentó, evidentemente impactado.
Destacó, por otro lado, el histórico encuentro que tuvo el sábado en la ciudad santa de Najaf con el gran ayatollah Al-Sistani, máximo líder de los chiitas, algo sin precedente que significó un mensaje de hermandad no sólo para el contexto local y regional, sino “universal”.
Definió además al ayatollah Al-Sistani, de 90 años y personaje clave de esa parte del mundo, que no aparecía en público desde hace años, como “un hombre de Dios” y muy sabio. Y contó cómo fue ese cara a cara de casi una hora del que sólo habían trascendido algunas imágenes oficiales y comunicados.
“Fue muy respetuoso en el encuentro, me sentí honrado. También en el saludo, él nunca se levanta, pero se levantó dos veces para saludar. Es una persona humilde y sabia”, describió. “Me hizo bien al alma este encuentro, es una luz”, agregó.
Hablando sobre este paso adelante en la relación con el Islam, se defendió de las probables críticas que recibirá de los sectores ultra conservadores de la Iglesia, que tampoco digirieron el Documento sobre la Hermandad que firmó en febero de 2019 junto al imán de la Universidad de Al-Azhar, máximo líder sunnita.
“Muchas veces hay que arriesgar para dar este paso, es verdad que hay algunas críticas, ‘que el Papa no es valiente’, ‘que es un inconsciente’, ‘que hace pasos en contra de la doctrina católica’, ‘que está a un paso de la herejía’... son riesgos, pero son decisiones que se toman siempre en oración, en diálogo, pidiendo consejos, en reflexión”, explicó.
“Estas decisiones no son un capricho, son las líneas que el Concilio Vaticano II enseñó”.
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