El papa Francisco pidió rezar especialmente por la salud de Benedicto XVI porque “está muy enfermo” y fue a visitarlo
Lo reveló al final de la audiencia general de los miércoles e hizo entender que el estado de salud de su predecesor alemán, Joseph Ratzinger, de 95 años, es muy delicado; el Vaticano confirmó que se agravó su cuadro
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ROMA.- Sorpresivamente, al final de la tradicional audiencia general de los miércoles, el papa Francisco pidió hoy a los fieles presentes que recen por su antecesor, Benedicto XVI, papa emérito, de 95 años, ya que “está muy enfermo”.
En medio de los saludos a los fieles italianos, saliéndose del texto preparado y mirando a los presentes, el Pontífice les encomendó una intención muy precisa: “una oración especial por el papa emérito Benedicto, que en el silencio está sosteniendo la Iglesia”. “Recordarlo -siguió-. Está muy enfermo, pidiendo al Señor que lo consuele y lo sostenga en este testimonio de amor a la Iglesia hasta el final”.
Las palabras del Papa cayeron como un baldazo de agua helada y dieron a entender que Joseph Ratzinger, cuyo estado de salud es frágil desde hace tiempo, vista la edad avanzada, evidentemente se complicó. Así lo confirmó poco más tarde el director de la Sala de Prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni, que ante preguntas, dijo que “en las últimas horas de ha verificado un agravamiento de las condiciones de salud del papa emérito, debido al avance de la edad”.
“La situación al momento sigue bajo control, seguida constantemente por médicos”, precisó, al revelar, por otro lado, que Francisco, finalizada la audiencia general, fue a visitar a Benedicto al monasterio en el que vive, en los Jardines del Vaticano. “Nos unimos a él en la oración por el papa emérito”, agregó Bruni.
Desde que renunció al trono de Pedro, el 11 de febrero de 2013, al considerar que ya no tenía las fuerza suficientes como para liderar la Iglesia católica, el papa emérito alemán -que el 16 de abril cumpliría 96 años-, vive encerrado en el Monasterio Mater Ecclesiae que se encuentra en los Jardines del Vaticano. Como recordó Vatican News, el portal del Vaticano, Benedicto XVI es asistido por mujeres consagradas del grupo Memores Domini, del movimiento Comunión y Liberación, y por su secretario privado, monseñor Georg Ganswein.
Durante el último consistorio de cardenales, a fines de agosto pasado, Francisco fue junto a los nuevos purpurados a saludarlo al monasterio. En las fotos que trascendieron de ese encuentro, en el que todos rezaron juntos, a Benedicto se lo vio muy delgado y desmejorado. No obstante, uno de los nuevos cardenales contó a LA NACION que, más allá de los evidentes achaques, problemas de oído, vista y movilidad, seguía lúcido.
La relación, inédita, entre Francisco y el papa emérito, siempre fue muy buena, de inmenso respeto desde el comienzo. Cuando Jorge Bergoglio fue electo el 13 de marzo de 2013, lo primero que hizo fue llamarlo por teléfono a Benedicto, que en ese momento, según trascendió, se encontraba en la residencia papal de Castel Gandolfo mirando justamente por televisión la fumata blanca de la Capilla Sixtina junto a su secretario privado y que no escuchó el llamado. Al salir al balcón central y presentarse ante la multitud, pidió a todos rezar por él.
En su recordada primera conferencia de prensa en el avión al regresar de su primer viaje internacional a Brasil para la Jornada Mundial de la Juventud, en julio de 2013, Francisco respondió una pregunta sobre su inédita cohabitación en el Vaticano con Benedicto XVI. Y para explicar cómo era esa convivencia extraña de dos papas en el Vaticano utilizó una frase muy recordada: “Es como tener al abuelo en casa, pero el abuelo sabio, en una familia el abuelo está en casa, es venerado, es amado, es escuchado”.
Francisco entonces también evocó que “la última vez que hubo dos papas o tres papas no se hablaban entre ellos, se estaban peleando a ver quién era el verdadero, tres llegaron a haber durante el Cisma de Occidente”. Y destacó: “Hay algo que califica mi relación con Benedicto: yo lo quiero mucho. Siempre lo quise mucho, para mí es un hombre de Dios, es un hombre humilde, que reza. Yo fui muy feliz cuando fue electo Papa. También cuando él renunció para mí fue un ejemplo de un grande, un hombre de Dios, un hombre de oración”.
“Él ahora vive en el Vaticano y algunos me dicen ‘¿pero cómo se puede hacer esto, dos papas en el Vaticano, pero no te molesta, él no te hace la revolución en contra?’. Todas las cosas que dicen ¿no? Pero yo encontré una frase para esto: es como tener al abuelo en casa, pero el abuelo sabio, en una familia el abuelo está en casa, es venerado, es amado, es escuchado. Él es un hombre de una prudencia, no se mete”.
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