El papa Francisco llega mañana a la última capital dividida de Europa
Emprende un viaje de cinco días a Chipre y Grecia, donde volverá a poner al centro el drama de los migrantes
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ROMA.- En medio al temor a la nueva variante ómicron y días antes de cumplir 85 años el próximo 17 de diciembre, el papa Francisco emprende este jueves un viaje de cinco días a Chipre y Grecia, con el que volverá a poner bajo los reflectores la crisis de migrantes, un drama humanitario mundial, pero también la división política de la isla de Chipre, problema político aún irresuelto en un área del mundo marcada por gran conflictividad.
En el 35 viaje internacional de su pontificado a tierras consideradas la cuna de la civilización occidental, Francisco comenzará su periplo en Nicosia, la última capital dividida del continente europeo. Chipre, la tercera isla más grande del Mediterráneo (después de Sicilia y Cerdeña) en 1974 fue invadida por fuerzas militares turcas y quedó partida en una parte turco-chipriota en el norte y una greco-chipriota en el sur, separadas por una”green line”. Esta frontera marcada por alambres de púas y en algunas partes, muros, también divide la capital, Nicosia. Y el papa Francisco podrá palparla en carne propia porque la nunciatura, donde se alojará durante dos días, se encuentra dentro de un complejo de un convento franciscano que se levanta en la llamada “tierra de nadie”, zona controlada por efectivos de Naciones Unidas entre los cuales hay unos 200 cascos azules argentinos.
De una población de 1,6 millón de habitantes, cerca de 850.000 son griegos chipriotas y poco más de 320.000, turcos. La mayoría de los griego-chipriotas son cristianos ortodoxos y la mayoría de los turcos chipriotas musulmanes sunnitas.
Tal como admitió el vocero papal, Matteo Bruni, para la Santa Sede, que respalda todos los intentos habidos para que haya diálogo entre las dos partes, la división de la isla de Chipre “es una herida abierta”. Y es de esperar que el Papa, que desde el principio de su pontificado insiste en la cultura del encuentro, llame a derrumbar este odioso muro e invite a negociaciones para que pueda alcanzarse un difícil acuerdo de reunificación.
Base estratégica y lugar de paso de diversos pueblos y civilizaciones, dominada por griegos, romanos, bajo dominio británico después de ser parte del Imperio Otomano, Chipre obtuvo la independencia del Reino Unido en 1960. En 1974, tras el golpe de Estado de una junta militar entonces en el poder en Grecia, Turquía invadió y ocupó la parte norte de la isla. La invasión determinó muerte, destrucción y el desplazamiento de unos 200.000 griego-chipriotas del norte al sur. Los turcos destruyeron íconos, frescos y demás obras de arte de antiguas iglesias del norte, que convirtieron en mezquitas. En 1983 Turquía proclamó una “República turca de Chipre del Norte”, que no es reconocida por ningún país y donde se estima que hay emplazados unos 47.000 efectivos turcos.
En 2004 Chipre pasó a formar parte de la Unión Europea; y naufragaron todos los intentos que hubo, incluso una propuesta de Naciones Unidas, de reunificación. Las tratativas nunca prosperaron no sólo por la insistencia turca sobre el derecho a intervenir militarmente, sino también a raíz de las reivindicaciones de Ankara sobre yacimientos de gas natural en el Mediterráneo oriental. Es más, la pandemia de coronavirus sumó tensiones relacionadas con la decisión del presidente greco-chipriota Nikos Anastasiades de cerrar algunos check-points entre las dos mitades de la isla para limitar el contagio.
Francisco será el segundo pontífice que pisa esta isla en la que predicó el apóstol San Pablo, que fue visitada por Benedicto XVI, papa emérito, en 2010. Aprovechará del viaje para seguir estrechando relaciones, ya buenas, con la mayoría cristiano ortodoxa y para alentar a la pequeña minoría católica, algo que también hará en Grecia. Pero también en Chipre, isla que queda a 70 kilómetros de la costa turca y a 100 de la siria, enfretará el candente tema de los migrantes: se estima que en los primeros diez meses del año llegaron allí unos 10.000 refugiados, cruzando ilegalmente la “green line”. Aunque otros informes hablan de la presencia de más de 33.000. Tanto es así que, tal como adelantaron fuentes del gobierno de Chipre, el Papa podría llevarse de vuelta al Vaticano unos 50 solicitantes de asilo. Aunque no lo haría en su mismo avión, como hizo en 2016 cuando se llevó de un campo de refugiados de la isla griega de Lesbos a tres familias de refugiados sirios, sino que el grupo llegaría más tarde. “Esperemos a que las cosas sucedan, no nos adelantemos”, dijo el vocero papal, sin confirmar ni desmentir las versiones.
Francisco, que el sábado de Chipre volará a Atenas, donde será recibido con todos los honores por autoridades civiles y religiosas, el domingo volverá a la isla de Lesbos, símbolo del drama de cientos de miles de personas que huyen de su tierra para sobrevivir de guerra y miseria, que terminan siendo prisioneros en centros de migrantes parecidos a prisiones.
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