El papa Francisco defendió al arzobispo de París que renunció por su vínculo con una mujer: “Los pecados de la carne no son los más graves”
En la conferencia de prensa que tuvo en el avión que lo trajo de regreso de Atenas, el Papa defendió a Michel Aupetit, a quien le aceptó la renuncia el jueves pasado; reveló los motivos de la acusación en su contra
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ROMA.- En la habitual conferencia de prensa que concedió durante el vuelo que lo trajo de regreso de su viaje de cinco días a la isla de Chipre y a Grecia, el papa Francisco sorprendió hoy no solo por revelar el motivo de la renuncia del arzobispo de París, Michel Aupetit –”pequeñas caricias y masajes que le hacía a la secretaria”-, sino también por defenderlo, al considerar que “los pecados de la carne no son los más graves”.
“Si no conocemos la acusación no podemos condenar”, subrayó el Papa -según la transcripción de la rueda de prensa de Vatican News-, que justo el día que emprendió su gira, el jueves pasado, aceptó la renuncia de Aupetit. Al dimitir, el 26 de noviembre pasado, este prelado había reconocido abiertamente haber tenido un comportamiento “ambiguo” con una mujer, pero había negado tajantemente haber tenido con ella relaciones sexuales, después de un explosivo artículo salido en el semanario francés Le Point.
La renuncia de Aupetit, de 70 años y que era visto por muchos como una estrella en ascenso, cayó como una bomba en el seno de la Iglesia católica francesa, ya golpeada por un terrible informe sobre abusos sexuales.
Ante una pregunta sobre la clamorosa salida de Aupetit, el Papa lamentó la “charlatanería” de la opinión pública francesa, que ya había condenado al arzobispo. “Antes de responder les diré: investiguen. Porque está el peligro de decir: está condenado. ¿Pero quién lo ha condenado? La opinión pública, la charlatanería... No sabemos”, dijo. “Si ustedes saben, díganmelo, al contrario no puedo responder. Y no sabrán porque ha sido una falta de él, una falta en contra del sexto mandamiento (no cometerás actos impuros), pero no total, de pequeñas caricias y masajes que le hacía a su secretaria, ésta es la acusación”, reveló.
Acto seguido, relativizó la gravedad de este comportamiento. “Esto es pecado, pero no es de los pecados más graves, porque los pecados de la carne no son los más graves”, indicó. “Los más graves son los que tienen más carácter angelical: la superbia, el odio”, recordó.
“Así, Aupetit es pecador, como lo soy yo, como ha sido Pedro, el obispo sobre el cual Jesucristo ha fundado su Iglesia”, dijo el exarzobispo de Buenos Aires, que siempre denostó a los sacerdotes obsesionados por la moral sexual y los pecados “de la cintura para abajo”.
Francisco, que siguió reflexionando sobre los pecados de San Pedro, consideró que si la comunidad de ese tiempo aceptó a un obispo pecador, “que tenía pecados con mucho carácter angelical, como era renegar a Cristo”, se debió a que “era una Iglesia normal, que estaba acostumbrada a sentirse pecadora siempre, era una iglesia humilde”. Y criticó duramente a la Iglesia actual, “que no está acostumbrada a tener un obispo pecador”, sino que pretende que sea un santo. “Todos somos pecadores, pero cuando la charlatanería crece, crece y crece, le saca la fama a una persona. No, no podrá gobernar porque ha perdido la fama, no por su pecado, que es pecado, como el de Pedro, como el mío, como el tuyo, sino por el chusmerío de las personas”, siguió.
Y remató: “Por eso acepté su renuncia, no sobre el altar de la verdad, sino sobre el altar de la hipocresía”.
“Colonizaciones ideológicas”
En la conferencia de prensa, al margen de volver a hablar de la dolorosa cuestión de la migración –tema al centro de su viaje- el Papa se refirió a la polémica que se desató la semana pasada a raíz de un documento interno de la Unión Europea (UE) que recomendaba no augurar “Feliz Navidad”, sino “Felices Fiestas”, en virtud del lenguaje inclusivo.
Al respecto, consideró que se trataba de un “anacronismo”. “La UE debe volver a los ideales de los padres fundadores, que eran ideales de unidad, de grandeza y debe tener cuidado a no darle lugar a las colonizaciones ideológicas”, afirmó. “Esto podría llegar a dividir los países y hacer fracasar la UE”, advirtió, al considerar que el bloque “debe respetar a cada país así como está estructurado por dentro” y no debe “uniformar”. “Por eso, lo de la Navidad es un anacronismo”, sostuvo.
Como hizo en Atenas, ante otra pregunta volvió a hablar sobre el peligro que significa el populismo para la democracia, que diferenció del popularismo. Advirtió, además, que “se debilita la democracia cuando se sacrifican los valores nacionales, se diluyen hacia, digamos una palabra fea, pero no encuentro otra, hacia un ‘imperio’, una especie de gobierno supranacional, y esto es algo que debe hacernos reflexionar”.
Al respecto, recordó una novela escrita en 1903 –”dirán ustedes ‘¡qué anticuado está este Papa en la literatura!”, bromeó-, por el escritor británico Robert Benson, El amo del mundo. Esta, recordó, “sueña con un futuro en el que un gobierno internacional con medidas económicas y políticas gobierna a todos los demás países, y cuando se tiene este tipo de gobierno, explica, se pierde la libertad y se intenta conseguir la igualdad entre todos; esto ocurre cuando hay una superpotencia que dicta el comportamiento económico, cultural y social a los demás países”.
Encuentro con el Patriarca Kirill
Finalmente, en lo que significa una noticia de gran trascendencia en cuanto a la relación del catolicismo con el mundo cristiano ortodoxo, el Papa reveló que “en el horizonte no muy lejano está un encuentro con el Patriarca Kirill (Cirilo)”, primado de Moscú y de todas las Rusias, que gobierna dos tercios de los 200 millones de ortodoxos del mundo. “Creo que la semana que viene Ilarion vendrá a verme para acordar un posible encuentro”, dijo, refiriéndose al “canciller” de la Iglesia ortodoxa de Rusia.
“El Patriarca tiene que viajar, quizás a Finlandia, y yo estoy siempre dispuesto a ir a Moscú, para dialogar con un hermano. Para dialogar con un hermano no hay protocolos, un hermano ortodoxo que se llame Cirilo, Cristóstomo, Jerónimo, y cuando nos encontramos no bailamos el minué, nos decimos las cosas a la cara, pero como hermanos”, dijo, aludiendo a los arzobispos ortodoxos de Chipre y Grecia, con quienes tuvo sendas reuniones en los últimos días, durante el viaje.
“Y es bueno ver a los hermanos discutiendo porque pertenecen a la misma madre, la Madre Iglesia, pero están un poco divididos, algunos por su herencia, otros por la historia que los ha dividido. Pero debemos intentar ir juntos, trabajar y caminar en unidad y por la unidad. Agradezco a Jerónimo, a Crisóstomo y a todos los patriarcas que tienen este deseo de caminar juntos”, agregó el Papa, que ya tuvo un encuentro histórico con el Patriarca Kirill en el aeropuerto de La Habana, Cuba, en febrero de 2016, el primero después de una división de casi mil años.
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