El papa Francisco convocó a que cristianos y musulmanes trabajen para “erradicar la cultura de la violencia”
El Sumo Pontífice se reunió con el gran imán de la mezquita de Istiqlal; tuvieron gestos concretos de amistad, fraternidad y respeto
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YAKARTA.- El papa Francisco cerró este jueves su visita de tres días a Indonesia, el país con mayor población musulmana del mundo y primera escala de la gira más larga y desafiante de su pontificado, con dos eventos que superaron todas las expectativas.
Por la mañana firmó una declaración conjunta con Nasarruddin Umar, el gran imán de la mezquita de Istiqlal, la más grande de Asia, en que cristianos y musulmanes se comprometieron a trabajar para enfrentar las dos graves crisis que están azotando al mundo: la deshumanización y el cambio climático. Y, por la tarde, presidió una misa ante más de 100.000 fieles, en la que fue aclamado como una estrella de rock, en la llamó a la minoría católica a “hacer lío” y a “no cansarse de soñar y de seguir construyendo una civilización de paz”.
En la “Declaración Conjunta de Istiqlal 2024″, un documento que sigue las huellas del sellado con el gran imán de Al-Azhar sobre Fraternidad Humana en Abu Dhabi en febrero de 2019, pero en Asia, el gran imán y el Pontífice, ambos vestidos de blanco, se comprometieron a promover la armonía religiosa por el bien de la humanidad y del cuidado del ambiente y a “erradicar la cultura de la violencia y de la indiferencia que aflige a nuestro mundo”. “Porque existe una única familia humana, el diálogo interreligioso debería ser reconocido como un instrumento eficaz para resolver los conflictos locales, regionales e internacionales y sobre todo aquellos provocados por el abuso de la religión”, indicó la declaración, que llamó, además, a actuar para “cuidar” el medio ambiente.
Aclamado, @Pontifex_es deja el encuentro interreligioso acompañado hasta su camioneta por el gran imán, con el que hubo abrazos y besos, gestos de afecto que valen más que mil palabras pic.twitter.com/wTUbOBtgBi
— Elisabetta Piqué (@bettapique) September 5, 2024
Más allá de este documento trascendental, el Papa y el gran imán tuvieron gestos concretos de amistad, fraternidad y respeto, que valieron más que mil palabras. Al final de un encuentro interreligioso en el que participaron líderes de otros credos -budistas, hinduistas, cristianos, y otros- en una carpa levantada frente a la mezquita, cuando estaban sacándose la foto de familia final, el gran imán sorprendió a todos besando el solideo del anciano Pontífice, de 87 años, dos veces. El papa Francisco, que estaba a su lado, sentado en su silla de ruedas, respondió entonces besándole la mano, en gestos de afecto que ambos repitieron más tarde al despedirse, frente a la camionera Toyota blanca papal.
El encuentro interreligioso era la cita más esperada en la agenda del papa Francisco, que mañana volará Papúa Nueva Guinea, segunda etapa de su maratón en esta parte del mundo. La reunión comenzó a las 9 de la mañana de otra jornada de calor y humedad agobiantes, con otro acto concreto: la inauguración del llamado “túnel de la amistad”, el pasaje subterráneo que une a la mezquita de Istiqlal con la catedral católica de la Asunción. Los dos templos fueron construidos frente a frente justamente para dar un mensaje de convivencia y “unidad en la diversidad” querido por el “padre de la patria”, Sukarno, cuando en 1945 logró la independencia del país, excolonia holandesa donde viven centenares de grupos étnicos.
El Papa, que al llegar a la mezquita fue recibido con cantos tradicionales y danzas de jóvenes en trajes típicos, en su discurso destacó, en efecto, el islam tolerante y abierto que reina en este archipiélago de 17.000 islas que es el cuarto país más poblado del mundo. Elogió al “túnel de la amistad”, recordó que fue un arquitecto cristiano quien diseñó la inmensa mezquita y llamó a cultivar esta experiencia de apertura y amistad, sobre todo ante la amenaza del islam fundamentalista radical, al acecho también en esta parte del mundo.
“Los animo a continuar por este camino: que todos, todos juntos, cultivando cada uno la propia espiritualidad y practicando la propia religión, podamos caminar en la búsqueda de Dios y contribuir a construir sociedades abiertas, cimentadas en el respeto recíproco y en el amor mutuo, capaces de aislar las rigideces, los fundamentalismos y los extremismos, que son siempre peligrosos y nunca justificables”, advirtió.
Justamente por temor a algún ataque de grupos islamistas radicales, que suelen darse más bien en el este del país, la mezquita se encontraba blindada. Para ingresar había que superar detectores de metales y severos controles. En el predio se venían remeras, monedas doradas y estampillas alusivas al esperado encuentro entre el Papa y el gran imán, los únicos que firmaron la Declaración de Istiqlal.
Con dicho documento, de apenas una carilla, todos los presentes, “asumimos con responsabilidad las grandes, y algunas veces, dramáticas crisis que amenazan el futuro de la humanidad, particularmente las guerras y conflictos, desafortunadamente alimentados también por las instrumentalizaciones religiosas; pero también la crisis medioambiental, que se ha convertido en un obstáculo para el crecimiento y la convivencia de los pueblos”, explicó el Papa en su discurso. “Y ante este escenario, es importante que los valores comunes a todas las tradiciones religiosas se promuevan y se refuercen”, afirmó, al volver a insistir en el ejemplo que significa la tolerancia de Indonesia para el resto del mundo.
“Indonesia es un gran país, un mosaico de culturas, etnias y tradiciones religiosas; una riquísima diversidad que se refleja también en la variedad del ecosistema y del ambiente circundante. Y si es cierto que poseen la mina de oro más grande del mundo, sepan que el tesoro más valioso es la voluntad de que las diferencias no sean motivo de conflicto, sino que se encuentren armónicamente en la concordia y el respeto recíproco”, indicó, desatando aplausos. “No pierdan este don. No vayan a perder nunca esta riqueza tan grande, es más, cultívenla y transmítanla sobre todo a los jóvenes. Que nadie ceda al atractivo del integrismo y de la violencia”, insistió.
Pese al calor húmedo -el aire acondicionado no era suficiente y la enorme carpa parecía un sauna-, se palpaba entre los presentes un clima de gran satisfacción por el evidente avance en el diálogo interreligioso y de admiración hacia el máximo líder de la Iglesia católica.
“Esto no es maravilloso, es fantástico”, dijo a LA NACION Philip Widjaja, líder budista que recordó que, en verdad, originariamente fue ese credo el mayoritario en esta tierra.
Baño de masas
El Papa, que enseguida después visitó un centro caritativo que atiende a enfermos y discapacitados -a los que abrazó y saludó, uno por uno, con gran ternura-, por la tarde tuvo un baño de multitud en una misa que presidió antes más de 100.000 personas que llenaron el estadio Gelora Bung Karno, el más grande del país, con capacidad para 78.000 y otro adyacente más pequeño.
“No puedo creer estar acá, fue una bendición para mí conseguir una entrada, algo que milagrosamente logré a las dos de esta mañana”, dijo a LA NACION Dora, repostera de esta capital. Como al resto de los fieles presentes, venidos desde todo el país, muchos con sus trajes tradicionales, esperó la llegada del Papa cantando y rezando el rosario, tratando de superar el calor abanicándose. La multitud, que se preparó para el momento clave, la llegada del Papa, agitando banderas y haciendo la ola, estalló cuando, a las 16.30 locales, apareció Francisco en el papamóvil.
“¡Viva il Papa, viva il Papa, viva Papa Francesco, bienvenido Papa Francesco!”, coreaban todos, agitando banderas indonesias y del Vaticano y abanicos con el rostro del huésped ilustre. De buena forma, el exarzobispo de Buenos Aires entonces conquistó a todos deteniendo el papamóvil y bendiciendo bebes, niños, enfermos.
En su sermón, el Papa recordó a la madre Teresa de Calcuta, cuya memoria se celebra el 5 de septiembre, “que incansablemente cuidó a los más pobres y se hizo promotora de la paz y del diálogo”. Y destacó que la santa solía decir: “Cuando no tengamos nada que dar, demos ese nada. Y recuerda: aunque no tengas nada que cosechar, no te canses nunca de sembrar”.
El estadio estalló al llegar @Pontifex_es que dio una apoteótica vuelta en papamovil, aclamado por 100.000 personas
— Elisabetta Piqué (@bettapique) September 5, 2024
Lo más increíble, me vio y me saludó! pic.twitter.com/eawDKDO8Ih
“Esto, hermanos y hermanas, quisiera decírselo también a ustedes, a esta nación, a este maravilloso y variado archipiélago”, agregó. “No se cansen de zarpar y echar las redes, no se cansen de soñar y de seguir construyendo una civilización de paz”.
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