El Papa designó al cardenal Müller, crítico acérrimo del Sínodo, para que participe de la asamblea
El Vaticano difundió la lista de más de 400 miembros para el encuentro de octubre próximo, en la que por primera vez mujeres y laicos tendrán derecho a voto y se discutirá el futuro de la Iglesia; el religioso alemán había denunciado que en la reunión se buscará “destruir a la Iglesia”
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ROMA.- Pese a ser uno de los críticos más acérrimos del sínodo sobre sinodalidad que tendrá lugar en octubre próximo, el cardenal alemán Gerhard Müller, prefecto emérito del Dicasterio para la Doctrina de la Fe (DDF), participará de este gran evento eclesial, que es la gran apuesta del papa Francisco para el futuro de la Iglesia católica.
El Vaticano dio a conocer hoy la lista de más de 400 participantes a esta asamblea y sorprendió justamente ver que el cardenal Müller, quien públicamente acusó al sínodo de “querer destruir a la Iglesia”, está entre los miembros que han sido nombrados directamente por el Papa. También figuran, entre muchos otros, el cardenal candiense Marc Ouellet, prefecto emértito del Dicasterio para los Obispos; el cardenal español jesuita Luis Ladaria, también prefecto emérito del DDF –recién sustituido por el arzobispo argentino Víctor Manuel “Tucho” Fernández, que también participará como titular de un “ministerio” de la curia romana-; los cardenales estadounidenses Blase Cupich, arzobispo de Chicago y Robert McErloy, cercanos al Papa; y el padre jesuita estadounidense James Martin, conocido por su pastoral para ayudar a personas LGTBQ+.
Al leer la lista de “miembros de nominación pontificia”, de hecho, se nota que Francisco, que siempre dijo que el sínodo no es un Parlamento, sino una experiencia espiritual en la que todos deben expresarse abiertamente, no quiso una polarización sino equilibrio. Y por eso designó tanto a personas consideradadas progresistas –por lo general, contentos con esta asamblea en la que se discutirán los grandes desafíos de la Iglesia de hoy-, como a conservadores, que hasta ahora fueron muy críticos y que temen cambios, como si se tratara de un nuevo Concilio Vaticano.
Al conocerse, semanas atrás, el “Instrumentum Laboris”, quedó claro que en el sínodo se tratarán muchísimos temas delicados, que van desde la ordenación de hombres casados, el diaconado femenino y la inclusión de los homosexuales, a la revisión de la función de los obispos, incluso del primado del obispo de Roma, la descentralización y cómo deberá ser la Iglesia del futuro.
Presencia argentina
El fallecido cardenal australiano George Pell, punta de lanza del ala conservadora más crítica a Francisco, en un artículo póstumo definió al sínodo como “una pesadilla tóxica”. Su amigo Müller, en un reciente libro aseguró que el sínodo actual implica “una protestantización de facto”.
Más allá de esto, en la lista de personas designadas directamente por el Papa –que quiso que esta asamblea se diera en dos etapas, en octubre próximo y en octubre de 2024-, hay dos prelados argentinos: Dante Braida, obispo de La Rioja y el jesuita Ángel Rossi, arzobispo de Córdoba.
Muy agradecida a Francisco, @Pontifex_es por haberme designado para participar en la Asamblea del Sínodo de la Sinodalidad.
— Cristina Inogés Sanz (@Crisinogessanz) July 7, 2023
Toca seguir trabajando para hacer realidad la #IglesiaSinodal pic.twitter.com/tkZERFrllp
Además, seis mujeres -cinco religiosas y una teóloga laica, la española Cristina Inogés Sanz-. Aunque la mayor novedad, en una reunión de obispos de todo el mundo en la que por primera vez en la historia participarán mujeres y laicos que tendrán derecho a voto, fue descubrir que dos mujeres –la monja mexicana María de los Dolores Palencia y la japonesa Momoko Nishimura- serán, junto a otros siete prelados, “presidentes delegados”. Es decir, podrán presidir la asamblea del sínodo en nombre del Pontífice cuando él no esté presente.
Electos por la Conferencia Episcopal Argentina, también participarán su presidente, Oscar Ojea, obispo de San Isidro; Marcelo Colombo, arzobispo de Mendoza; y Carlos Azpiroz Costa, arzobispo de Bahía Blanca. Entre los “expertos” o “peritos” y “facilitadores” invitados –que tienen el rol de ayudar a los diversos grupos en las discusiones-, figuran otros dos argentinos: el padre Manuel Brassesco, secretario adjunto del CELAM, de la diócesis de Gualeguaychú; y el padre Carlos Galli, teólogo, decano de la Facultad de la UCA y miembro de la Comisión Teológica Internacional.
En la lista de participantes difundida hoy, incluyendo al papa Francisco, hay 364 miembros con derecho a voto, entre los cuales 54 mujeres; el total de quienes formarán la asamblea supera las 400 personas. Aunque el cardenal maltés Mario Grech, secretario general de la Secretaría General del Sínodo, precisó que la lista se ampliará ya que aun faltaban nombres.
Ahora presentación de la lista de participantes en @Synod_va con @GrechMario @SrNatB @LMarinOSA pic.twitter.com/kNgJsGIOcF
— Elisabetta Piqué (@bettapique) July 7, 2023
“Espero una iglesia más coherente”
El obispo español Luis Marín de San Martín, subsecretario, recordó en diálogo con LA NACION que el sínodo, “un evento espiritual”, es un proceso de escucha global del pueblo de Dios que comenzó en 2021, “desde abajo” y que la Iglesia “se ha sentido viva”, a diferencia de sínodos anteriores. Y adelantó que “la novedad más absoluta”, amén de la participación con derecho a voto de mujeres y laicos, es que antes de comenzar, en octubre, todos los miembros participarán, juntos, de un retiro espiritual que durará tres días.
Marín de San Martín consideró, por otro lado, que el hecho de que la asamblea se dará en dos sesiones, “da una cierta tranquilidad porque es un proceso de escucha que no termina, sino que continúa y da tiempo para que vuelva a haber una implicación de diócesis y parroquias”. “Muy probablemente, después de esta primera etapa de octubre de 2023 habrá indicaciones para continuar a orientarnos en la segunda, en octubre de 2024, siempre con esta dimensión de proceso de implicación y espero que esto nos ayude a vivir nuestra fe con entusiasmo y, segundo, que nos ayude a incluir: que nadie se sienta excluido, rechazado, que todos sean bienvenidos”, dijo Marín de San Martín.
“¿Qué espero? Espero una iglesia más coherente, más unida a Cristo, más unida entre nosotros, una Iglesia inclusiva, una Iglesia valiente, una Iglesia renovada y una Iglesia que sepa comunicar entusiasmo al mundo, que sepa responder a la realidad, a las necesidades y a los problemas del mundo de hoy y que dé respuestas, no teóricas”, concluyó, ante una pregunta.
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