El pánico, las bombas y el gas, la fórmula letal de la que fue difícil escapar
Los sobrevivientes relataron cómo fue el ataque y cuáles fueron sus consecuencias
BEIRUT.- Son largas filas de cadáveres, muchos de ellos de niños, sin ninguna herida visible; la única señal diferente es que varios tienen espuma en su boca o están sucios en sus propios excrementos, dos signos que las autoridades internacionales están tomando como fuerte evidencia de que murieron a consecuencia de un ataque con armas químicas.
En el video grabado ayer por los activistas de la oposición siria en el suburbio de Kafr Batna, al este de Damasco, algunos cadáveres son de niños de no más de dos o tres años.
Otras imágenes muestran a personas con problemas para respirar mientras son socorridas en lo que parece ser un hospital improvisado. Tampoco en este caso se ven rastros de sangre en los cuerpos de las víctimas.
En el siguiente video, un médico del barrio de Jobar explica cómo transcurrieron las últimas horas en el lugar: "La catástrofe es enorme, hay niños y mujeres muertos. Yo mismo sostuve medio centenar de cadáveres de niños con mis manos". El profesional asegura también que en la última jornada se agotó todo el suministro que quedaba en sus farmacias de atropina, el fármaco más común para tratar víctimas de gases.
Según el médico, el pánico que cundió entre la población, que se refugió en los sótanos al oír los ataques, empeoró aún más la situación. "El gas es pesado y, por lo tanto, finalmente, bajó a los pisos inferiores, lo cual incrementó la cifra de heridos y muertos", relató el profesional.
En la desesperación, otras personas encendieron fogatas para intentar consumir el gas, "pero el gas se mezcló con el humo de los neumáticos, lo que empeoró aún más la situación".
En los videos tomados horas después del ataque se puede ver cómo ante la falta de atropina, la gente se resigna en los hospitales improvisados a brindar cuidados paliativos caseros, con agua o vinagre, mientras las víctimas agonizantes se mueven con temblores incontrolables y pupilas dilatadas en plena convulsión.
Un hombre que dijo haber recuperado cuerpos en el barrio de Erbin manifestó: "Entramos en una casa y todo estaba en su lugar. Cada persona estaba en su lugar (...) Parecía como si estuvieran dormidos. Pero estaban todos muertos".
Diferentes grupos opositores, entre ellos los Comités Locales de Coordinación, afirman haber documentado las muertes de centenares de civiles y temen que las cifras aumenten, dado que siguen acudiendo heridos a los hospitales de las localidades y barrios afectados.
Las imágenes recordaron dramáticamente otros horrores, entre ellos y en primer lugar aquel cometido contra la ciudad kurda iraquí de Halabja, en 1988, por obra de las tropas de Saddam Hussein.
Agencias ANSA y AP
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