En la actualidad, tienen derecho legal a un total de 480 días de baja laboral, uno de los paquetes financiados por el Estado más generosos del planeta
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A Kjell Sarnold le brillan los ojos cuando recuerda su licencia de paternidad en los años 1970. Su hijo tenía ocho meses cuando pasaron juntos un agradable mes de septiembre después de que su empleador le concedió cuatro semanas de baja laboral con el 90% de su salario (pagado por el Estado) mientras su esposa regresaba a trabajar a tiempo completo. “Salíamos a caminar mucho. Yo llevaba uno de esos portabebés a la espalda. Estábamos afuera todo el tiempo”, dice Sarnold, que en ese momento vivía en el archipiélago de Estocolmo.
Ese período también implicó cambiar innumerables pañales, cocinar mucho y aprender a consolar a su hijo cuando estaba enojado. Pero, en general, a Sarnold le encantó. No trabaja para un emprendimiento progresista ni para una corporación global que quería mejorar sus políticas de bienestar de sus empleados.
Los recuerdos de Sarnold, mecánico de automóviles jubilado de 74 años, son de hace cinco décadas, cuando Suecia se convirtió en el primer país del mundo en introducir una licencia de paternidad de 180 días financiada por el Estado y que no estaba destinada a un género específico. La idea era que las parejas pudieran compartir la licencia como mejor les pareciera, otorgando los mismos derechos a padres y madres.
Desde 1974, cuando la política se convirtió en ley, el número de días de licencia de paternidad remunerada aumentó aún más. En la actualidad, los padres en Suecia (incluidos los LGBTQ+, los padres adoptivos y los solteros) tienen derecho legal a un total de 480 días de baja laboral, uno de los paquetes financiados por el Estado más generosos del planeta. Durante los primeros 390 días, la mayoría de los padres pueden reclamar prestaciones equivalentes al 80% de sus salarios, hasta un tope salarial mensual de 47.750 coronas suecas (US$4.650). Después de eso, hay una compensación reglamentaria diaria de 180 coronas suecas (US$16).
El enfoque de Suecia ofrece muchas ideas para los países o lugares de trabajo que buscan ofrecer más políticas de cuidado infantil de género neutro. Además, cada vez hay más investigaciones que destacan las consecuencias positivas de tomar una licencia en el bienestar de los padres.
Al mismo tiempo, sin embargo, los defensores de la igualdad sostienen que, si bien las políticas de Suecia pueden parecer utópicas para los observadores feministas, su éxito a la hora de alentar a los padres a compartir las licencias se estancó en los últimos años, y la mayoría de las parejas heterosexuales todavía no comparten sus subsidios estatales de forma igualitaria.
La lucha por normalizar el permiso de paternidad
El progreso de Suecia en el fomento de estos permisos para los nuevos padres debe verse en el contexto de su política. Si bien los movimientos por los derechos de las mujeres crecieron a nivel mundial en las décadas de 1960 y 1970, sus ideologías rápidamente ingresaron a la política sueca más rápidamente que en muchos otros países. Los sucesivos primeros ministros socialdemócratas, en particular Olof Palme, prometieron impulsar la igualdad de género y fortalecer las prestaciones sociales, utilizando los impuestos para financiar el cambio.
“Uno de los objetivos declarados era conseguir que los padres se involucraran más en el trabajo de cuidados en el hogar... y al mismo tiempo hacer posible que las madres trabajaran más o regresaran antes al mundo laboral”, explica Ylva Moberg, investigadora del Instituto Sueco de Investigaciones Sociales, parte de la Universidad de Estocolmo.
A pesar del fuerte apoyo en las urnas, las normas sociales no cambiaron de la noche a la mañana. En 1974, cuando se introdujo por primera vez la política de licencia de paternidad compartida, los padres tomaron sólo el 0,5% de todos los días de licencia; en la década de 1990, la proporción todavía era de un solo dígito.
En 1995, por primera vez se reservaron 30 días de licencia específicamente para cada padre, con la idea de que tener un “mes del papá” incentivaría a las parejas a compartir el beneficio de manera más equitativa. Esta licencia de “úsala o piérdela” se incrementó a 60 días en 2002 y a 90 días en 2016. En cada una de estas reformas, los hombres tomaron una mayor proporción de los días de licencia de paternidad, alcanzando alrededor del 30% en la actualidad.
Otro incentivo diseñado para alentar a los padres en Suecia a compartir las licencias es la flexibilidad para tomarse el tiempo libre subsidiado por el Estado. Si bien muchas parejas se turnan para quedarse una temporada en casa antes de que su hijo comience la preprimaria, las parejas también pueden tomar hasta 30 días de licencia de paternidad simultáneamente, y se pueden reservar 96 días para usarlos cuando el niño sea mayor (entre cuatro y 12 años). Los padres también tienen el derecho legal de trabajar a tiempo parcial y recibir un pago por tomar el permiso parental durante el resto de la semana laboral.
Según datos recientes de la OCDE, los padres en Suecia disfrutan de la mayor proporción de permisos subsidiados por el Estado en la UE. Un estudio publicado en 2023 por la Inspección de Seguridad Social de Suecia encontró que solo 18% de los padres que tuvieron hijos nacidos en 2017 no habían utilizado nada de su subsidio de licencia de paternidad.
Moberg sostiene que, al menos en entornos profesionales, la cultura laboral cambió. “Ahora existe un poco de estigma sobre los hombres que no toman licencia”, afirma. “Está muy arraigado ahora el hecho de que ser un buen padre, un padre moderno, implica tomarse al menos un tiempo de licencia”.
Martin Roxland, director ejecutivo adjunto y cofundador de Froda, un emprendimiento de tecnología financiera con sede en Estocolmo, comparte esta opinión. Roxland se tomó nueve meses de licencia de paternidad con cada uno de sus dos primeros hijos, mientras que su esposa volvió a trabajar después de tomar un tiempo similar.
El hombre de 39 años se encuentra actualmente en casa con su hija menor, Siri, de 10 meses, cuyas últimas aficiones incluyen masticar libros ilustrados y la fascinación por el lavavajillas de la familia. “Es fantástico poder pasar tanto tiempo juntos y conocerla antes de que comience la preprimaria”, dice Roxland. “Realmente no veo ninguna razón para no dividir (la licencia) entre 50/50″.
Como gerente, admite que la política sueca de licencia parental no está exenta de desafíos, ya que los colegas frecuentemente piden tomarse un tiempo libre cuando tienen hijos y es necesario cubrir su carga de trabajo. Sin embargo, dado que la política ha sido parte de la vida sueca durante décadas, las empresas establecidas tienen rutinas incorporadas y las empresas emergentes como Froda tienen que ser lo suficientemente ágiles para desarrollar sus propios programas, o corren el riesgo de perder talento.
Empleados más felices y saludables
La licencia de paternidad compartida cambió la dinámica en el hogar y tuvo un efecto significativo en la cultura laboral sueca. Es típico que los padres que dividieron la licencia sigan compartiendo otras responsabilidades de cuidado de los niños, como llevar y traer a sus hijos a la guardería o quedarse en casa con un niño enfermo. Esto significa que en muchas oficinas no existe la cultura de trabajar hasta tarde ni la norma de que los padres paguen por el cuidado infantil privado.
“Las empresas modernas intentan evitar las reuniones tempranas y tardías para que sea más fácil para los padres recoger y dejar a sus hijos en la guardería”, explica Amanda Lundetag, que dirige Allbright, una organización sin fines de lucro que trabaja para mejorar la diversidad en los negocios.
“En Suecia, es necesario contar con soluciones para que tanto hombres como mujeres tengan ese tipo de equilibrio entre la vida laboral y personal”, afirma Roxland, que también ha trabajado en Reino Unido, los Países Bajos, Dinamarca y Sudáfrica.
Sostiene que la cultura de oficina sueca favorable a los padres probablemente también esté influenciada por otras normas suecas, como estructuras de gestión menos jerárquicas y altos niveles de confianza social. “No se trata de las horas que pasas en el trabajo, sino del trabajo que realmente haces”, dice Roxland.
Además, Suecia tiene una población conocedora de la tecnología que adoptó la digitalización en la década de 1990, lo que ayudó a normalizar cierto grado de trabajo flexible desde casa mucho antes de la pandemia.
Las políticas suecas de licencia de paternidad se han convertido incluso en una herramienta cada vez más popular para las empresas que buscan atraer talento global con el atractivo de un mejor equilibrio entre el trabajo y la vida privada.
Empresas suecas como Spotify y Volvo introdujeron recientemente sistemas de licencia de paternidad comparables para sus empleados en todo el mundo. “Utilizan el permiso de paternidad como estrategia de marca de empleador... algo que muchos padres valoran mucho cuando solicitan empleo”, explica Lundetag. Añade que es un patrón común entre los suecos que trabajan en el extranjero regresar a su país de origen para formar una familia y aprovechar al máximo el beneficio.
En 2023, investigadores del Departamento de Ciencias de la Salud Pública de la Universidad de Estocolmo publicaron un estudio sobre los beneficios de la licencia de paternidad prolongada para la salud mental. Tras una revisión de la literatura científica mundial, llegaron a la conclusión de que las madres y los padres en países con planes de licencia generosos (entre ellos Suecia) tenían un riesgo reducido de depresión y agotamiento.
Una investigación separada también sugirió una caída en los comportamientos de riesgo, incluido el abuso de alcohol, entre los padres en Suecia en relación con los que tomaron licencia de paternidad, y una caída en las hospitalizaciones psiquiátricas entre los padres inmigrantes que tomaron más licencias.
Sol Juárez, profesora asociada en Ciencias de la Salud Pública. quien fue coautora de la investigación, dice que esto sugiere que las políticas generosas de licencia parental pueden tener “un impacto importante” en la población en general. “Padres sanos significan sociedades sanas y también trabajadores sanos”, afirma, apoyando la idea de que las “políticas familiares de Suecia representan una inversión” mucho más allá de una ayuda social.
Ideales versus realidad
Sin embargo, académicos y defensores de la igualdad de género en Suecia quieren enfatizar que el enfoque sueco tiene limitaciones, que los observadores internacionales, asombrados por el progreso del país escandinavo, a menudo pasan por alto. Moberg señala que si bien el 30% de todos los días disponibles son tomados por los padres, esto significa que la mayoría de los días son tomados por las madres.
Si bien Suecia tiene más “igualdad de género” que muchos lugares, no es un lugar donde el cuidado infantil se comparte 50/50, a pesar de su reputación mundial de igualdad. También hay investigaciones que sugieren que ciertos grupos de la sociedad sueca tienen muchas menos probabilidades de utilizar los días de licencia asignados que otros, incluidos los padres con ingresos más bajos y los desempleados, autónomos o nacidos en el extranjero.
“Se trata en gran medida de una cuestión de clase social”, afirma Moberg. “Incluso si obtienes alrededor del 80% de tus ingresos, todavía hay una pérdida de ingresos, ¿verdad? Entonces, algunas familias con ingresos más bajos podrían sentir que no pueden darse el lujo de perder eso”.
Además, a pesar de años de políticas diseñadas para promover la igualdad de oportunidades en la prestación de cuidados y en el lugar de trabajo, Lundetag dice que la “cultura y las normas tradicionales sobre quién debe ser el principal cuidador” todavía prevalecen en muchas partes de la sociedad sueca.
Los investigadores también demostraron que las madres suecas siguen teniendo más probabilidades de trabajar a tiempo parcial que los hombres, lo que podría perpetuar los roles de género tradicionales y las desigualdades en el hogar. Las madres suecas también dedican más tiempo a las tareas domésticas y se toman más tiempo libre para cuidar a los niños enfermos, todo lo cual puede resultar en un aumento salarial más lento, dice Lundetag.
En Suecia, la diferencia entre los ingresos medios brutos por hora de los empleados masculinos y femeninos es del 11,2%, cifra inferior a la media de la UE del 12,7%, pero muy superior a la brecha del 5% que se alcanza actualmente en algunos países europeos, incluidos Bélgica, Italia y Eslovenia.
Sin embargo, mientras organizaciones como Allbright argumentan que la solución es que una mayor proporción de días de permiso de paternidad se destinen específicamente a cada padre, el actual gobierno de derecha de Suecia aboga por una mayor libertad de elección a la hora de utilizar el permiso parental.
A partir de julio, los padres podrán disfrutar de hasta 60 días de permiso simultáneamente hasta que el niño cumpla 15 meses, y las familias tendrán incluso la opción de transferir hasta 90 días de subsidio de paternidad a otro adulto. El gobierno sostiene que la política permitirá que familiares o amigos cercanos ayuden con el cuidado de los niños, lo que refleja las complejidades de lo que los suecos llaman “livspusslet” (el rompecabezas de la vida).
Sin embargo, otros temen que pueda alentar a las familias a “contratar” el cuidado de los niños, y la política fue fuertemente criticada por el partido de oposición más grande de Suecia, los Socialdemócratas, quienes fueron los primeros en instigar el sistema de permisos de género neutral en Suecia en los años 1970.
Lecciones globales
Para otros países (o empresas) que quieren alentar a los padres de todos los géneros a tomar más licencia parental, las experiencias de Suecia ofrecen algunas lecciones valiosas, dice Moberg. En primer lugar, señala el uso limitado de la licencia de paternidad por parte de los padres suecos antes de que el país introdujera cuotas de “úsalo o piérdelo”.
Moberg sugiere que, por lo tanto, probablemente se necesitarán reformas incentivadas similares para impulsar cambios radicales en otros lugares. “Nada sucede por sí solo. No habrá más igualdad de género automáticamente”, afirma. “Es necesario crear algún tipo de incentivo fuerte para que esto suceda”.
Además, si bien un número cada vez mayor de padres toman la licencia de paternidad, el hecho de que las mujeres suecas todavía tiendan a tomar la mayor parte demuestra el impacto limitado de la legislación frente a normas de género centenarias. “Incluso si se introduce una política que aliente firmemente a la gente a [cambiar], es bastante difícil y lleva tiempo cambiar las normas y la cultura”, dice Moberg.
“En Suecia, como en la mayoría de los otros países, la madre es vista como la cuidadora primaria natural, y cambiar la mentalidad para pensar que ambos padres tienen la misma responsabilidad es un cambio lento, y todavía no todos están de acuerdo”, añade.
Una fuente de orgullo
Dejando a un lado los debates sobre salud, economía y política, las políticas suecas de licencia de paternidad favorables a las familias, de larga data, claramente siguen siendo una fuente de orgullo para padres como Roxland y el septuagenario Sarnold.
“Es una subvención fantástica que recibes del Estado”, afirma Roxland. Concluye que es a la vez una herramienta práctica que ayuda a los padres a compartir cargas de trabajo logísticas y un catalizador para apoyar la diversidad en el lugar de trabajo, algo que espera que sirva de inspiración para otros países.
Sarnold dice que ha disfrutado ver un número cada vez mayor de padres que toman la licencia en las últimas cinco décadas y ver cómo Suecia evoluciona hacia una sociedad con mayor igualdad de género que en la década de 1970. Pero, más que nada, celebra el potencial de la política para ayudar a los padres a forjar vínculos más profundos con sus hijos. “Se acercan el uno al otro. Eso es lo que sucede”, dice. “Lo recomiendo totalmente”.
*Por Maddy Savage
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