Aunque es habitual que los líderes de la función pública acumulen muchas décadas de vida y experiencia, en los últimos años ha empezado a cambiar el paradigma tradicional
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Muchas de las decisiones que impactan al mundo hoy son tomadas por políticos de la llamada “tercera edad”.
Vladimir Putin, el líder ruso que con su invasión de Ucrania sumió a Europa en una nueva guerra, acaba de cumplir 70 años.
Del otro lado del Atlántico, en Estados Unidos, los ojos están puestos en las elecciones legislativas que en noviembre medirán el poder de otros dos septuagenarios: el presidente demócrata Joe Biden (que tiene 79) y su principal rival, el expresidente republicano Donald Trump (76).
Y, más al sur del continente, se espera que a fin de mes el país más grande de América Latina, Brasil, se defina entre la derecha y la izquierda, con el balotaje entre el actual mandatario Jair Bolsonaro (de 67), y su oponente del Partido de los Trabajadores, el exmandatario Luiz Inácio “Lula” da Silva (de 76).
Pero, aunque es habitual que los líderes de países acumulen muchas décadas de vida y experiencia, en los últimos años han empezado a aparecer políticos muchos más jóvenes, que están cambiando el paradigma tradicional.
En 2021, Chile eligió al presidente más joven del mundo, Gabriel Boric, quien en ese momento tenía 35 años. Boric es un año mayor que la primera ministra de Finlandia, Sanna Marin, elegida en 2019 cuando tenía 34.
Una de las líderes más populares del mundo es Jacinda Ardern, que tenía 37 cuando fue elegida primera ministra de Nueva Zelanda en 2017. Y Emmanuel Macron era apenas dos años mayor cuando se convirtió en el presidente más joven de la historia de Francia, el mismo año.
Pero a la hora de elegir representantes jóvenes, el país en lo más alto del podio es Noruega.
Según los últimos datos de la Unión Interparlamentaria (IPU, por sus siglas en inglés) -una organización que engloba a 178 parlamentos del mundo- este país escandinavo tiene la mayor proporción de jóvenes políticos del mundo.
El 13,6% de los legisladores noruegos tienen menos de 30 años, la cifra más alta del mundo.
Y casi el 45% tiene menos de 45 años. El promedio total del parlamento es de 46 años.
En contraste, en la Cámara alta británica (House of Lords) no hay menores de 30, menos del 2% son menores de 45 años y el promedio de edad es de 70.
Tampoco en el Senado de EE.UU. hay menores de 30. Solo el 4% tiene menos de 45 años, y el promedio de edad es 64.
Representación
Aunque en muchos países se considera que la sabiduría y experiencia que vienen con la edad son factores clave para el buen liderazgo político, hay quienes creen que los líderes de mayor edad no son representativos de las poblaciones a las que gobiernan.
Según la ONG Our World in Data, solo un 10% de la población mundial hoy tiene más de 65 años, mientras que la edad promedio global es de 30 años.
“La experiencia que uno vive informa las prioridades legislativas”, le dijo a la BBC Amanda Litman, cofundadora de Run for Something (Postúlate para algo), un grupo que apoya a candidatos progresistas menores de 40 años en EE.UU.
Litman afirma que la falta de progreso en temas que preocupan a los jóvenes, como la violencia armada y el cambio climático, han alimentado “un ciclo de cinismo” y desconexión.
Por su parte, Jonny Lang, de la IPU, señaló que es crucial que los parlamentos se parezcan más a los países que representan y dijo que tener las perspectivas de los jóvenes conduce a mejores políticas.
Maren Grøthe se convirtió en la parlamentaria más joven en la historia de Noruega cuando fue elegida miembro de su asamblea nacional, el Storting, con solo 20 años en 2021.
Nacida apenas unos meses antes de los ataques del 11 de septiembre de 2001 en EE.UU., es una de los 23 representantes menores de 30 años que tiene el parlamento unicameral noruego.
“Realmente lo disfruto. Este es un trabajo con grandes responsabilidades, y siento esas responsabilidades todos los días”, le dijo Grøthe a Amund Trellevik de la BBC en Oslo.
A pesar de su corta edad, Grøthe ya había servido dos años como política local en su municipio natal cuando fue elegida para la asamblea nacional.
Allí tiene una amplia gama de tareas. Una semana reciente comenzó con un viaje de un comité parlamentario a Alemania y terminó con su regreso a casa para asistir a la inauguración de una nueva cancha de fútbol en las afueras de Trondheim, en el centro de Noruega, donde vive con su novio.
Se describe a sí misma como una “joven noruega común y corriente” a la que le gusta ir de fiesta con amigos y hacer senderismo en las montañas. Pero desde que fue elegida para el Storting, ha habido mucho menos tiempo para tales actividades.
Grøthe cree que tener tantos políticos jóvenes en el Storting trae muchas ventajas, con diferentes culturas y edades mejor representadas.
“Los jóvenes tenemos experiencia de vida, pero de una manera diferente. Necesitamos desarrollar políticas para todos en el país”, afirma.
¿Qué puede aportar ella a la política que no pueda aportar alguien mayor?, le preguntó la BBC.
“Tengo perspectivas y conocimientos completamente diferentes sobre ser joven hoy. Cada vez más jóvenes luchan con su salud mental. También acabo de terminar mi educación secundaria, lo cual es útil en el comité de educación de la asamblea nacional”, respondió.
Barreras
Según los expertos, en muchos países existen problemas estructurales que dificultan el acceso de los más jóvenes a los máximos cargos electivos.
En algunos incluso hay límites de edad. Un ejemplo es EE.UU., donde se debe tener al menos 25 años para unirse a la Cámara de Representantes, y al menos 30 para formar parte del Senado.
Según Sam Cabral de BBC News en Washington, el Congreso en ese país valora la antigüedad, y los legisladores más antiguos suelen ser los primeros en la fila para puestos de liderazgo, asignaciones de comités importantes y otras formas de influencia.
“El reconocimiento de nombres y la visibilidad brindan a los titulares un camino más fácil hacia la reelección”, señala.
Los jóvenes aspirantes también enfrentan barreras financieras al buscar un cargo, ya que suelen tener menos recursos, menos acceso a la riqueza y obstáculos como los costos del cuidado de los niños o la deuda estudiantil, agrega.
En ese sentido, uno de los principales motivos por los que Noruega tiene el parlamento más joven del mundo es el sistema electoral local, afirma Ragnhild Louise Muriaas, profesora de Ciencias Políticas en la Universidad de Bergen.
Varias personas del mismo partido pueden ser elegidas en el mismo distrito. “Esto significa que un hombre mayor y bien conocido puede ser el principal candidato, pero las mujeres jóvenes desconocidas pueden ser nominadas para los siguientes puestos de la lista y asegurarse ser elegidas”, dice.
En países como Francia, Reino Unido y EE.UU. el ganador se lo lleva todo y los partidos sienten que no pueden “permitirse” encabezar las listas con candidatos jóvenes e inexpertos, explica.
Las alas juveniles de los partidos políticos también juegan una aparte, agrega. Estas organizaciones son una potente fuerza política, a menudo con opiniones opuestas a las del partido matriz.
No obstante, Muriaas reconoce que también podría haber posibles inconvenientes relacionados con la corta edad de los políticos, y cuenta que está investigando si los jóvenes desaparecen más rápidamente de la política y si la falta de experiencias de vida y de trabajo antes de ser elegidos juegan en contra.
Con reportería de Sam Cabral y Amund Trellevik, de BBC News en Washington y Oslo.
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