El objetivo vital detrás de la nueva carrera para llegar al lado oscuro de la Luna
La promesa de agua empuja a empresas y países; India se convirtió hoy en la primera nación en lograrlo y Rusia falló días atrás
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NUEVA YORK.- Los países y las empresas privadas apuran el envío de vehículos a la Luna, pero lograr que lleguen a salvo a la superficie lunar es otra historia.
El renovado interés científico por explorar el espacio profundo ha desatado un auge de planes para llegar a la superficie lunar en todo el mundo. Y el objetivo de la mayoría es el polo sur lunar, donde en 2008 y 2009 los científicos detectaron por primera vez vestigios de hielo de agua.
El agua es un recurso crucial para cualquier base lunar futura: eventualmente, podría usarse para consumo humano, para refrigerar equipos, o hasta para la producción de combustibles de cohetes que permitan explorar lugares más remotos del sistema solar, según la NASA. La explotación de los recursos naturales de la Luna evitaría que las futuras naves espaciales tengan que cargar combustible y otros insumos desde la Tierra.
“Para una posible vida en la Luna, el agua es crucial en muchos aspectos”, dice Csaba Palotai, profesor adjunto de ciencias del planeta del Instituto Tecnológico de Florida. “Y como se sospecha que hay grandes cantidades, todas estas misiones programadas son para verificar exactamente cuánta agua hay y dónde está”.
La sonda rusa Luna-25 que se estrelló este fin de semana es apenas una de las misiones programadas o ya intentadas al polo sur lunar, donde los científicos detectaron agua.
La presencia de agua en el polo sur de la luna también suscita dudas y preocupación sobre cómo y quién se adjudicará esos recursos. El administrador de la NASA, Bill Nelson, dijo recientemente que no le gustaría ver que China en llevar tripulantes y reclame el agua de esa región de la Luna. China ha manifestado que la exploración espacial debería fomentar el desarrollo de todos los países y beneficiar a la humanidad en su conjunto.
Los investigadores han confirmado la presencia de agua en otras partes del satélite natural de la Tierra, tanto en su cara iluminada como en su lado oscuro.
La primera vez que la humanidad depositó exitosamente un vehículo en la Luna fue en 1966, con el alunizaje del Luna-9 de la Unión Soviética. Tres años después, los astronautas norteamericanos caminaron sobre la superficie lunar.
Con tecnología más avanzada, ahora los esfuerzos de los países y del sector público-privado apunta a llevar más módulos de alunizaje, vehículos y astronautas, para realizar experimentos y seguir explorando el satélite. La oscura y escarpada superficie del polo sur complica aún más los alunizajes en esa zona.
Planes
Rusia quería convertirse en el primer país que lograba depositar exitosamente un vehículo en el polo sur, pero el domingo la agencia espacial rusa informó que el Luna-25 se había estrella antes de alunizar.
Este miércoles, la Organización de Investigación Espacial de la India, el organismo a cargo en ese país, alunizó un vehículo de exploración en la región del polo sur, como parte de su misión Chandrayyan-3. El vehículo se llama Pragyan y la agencia india dijo que se utilizará para realizar experimentos.
Estados Unidos tiene sus propios planes para desplegar vehículos en esa zona de la Luna, en parte a través de un programa de la NASA que contrata a empresas privadas para que transporte dispositivos en módulos de alunizaje ya desarrollados y lanzados por las empresas.
Una de esas empresas, Intuitive Machines, con sede en Houston, informó la semana pasada que había reservado días, a partir del 15 de noviembre, para que la empresa SpaceX lance su módulo Nova-C con dirección a la Luna. El vehículo transportará carga de la NASA y carga privada.
Steve Altemus, CEO de Intuitive Machines, dice que la empresa ha trabajado mucho para aprender de los intentos de alunizaje que fracasaron. “Nos basamos en la experiencia de todos los que lo intentaron y tuvieron éxito o fallaron”, dice Altemus.
Astrobotic Technology, una compañía espacial con sede en Pittsburgh que también participa en el programa de alunizaje de la NASA, planea depositar el año próximo un vehículo de la agencia en el polo sur, donde medirá los recursos hídricos de la zona. El módulo de aterrizaje Peregrine de Astrobotic será lanzado a finales de este año, aunque esa nave no intentará alunizar en el polo sur.
La agencia espacial rusa Roscosmos informó que el fracaso del domingo se produjo cuando la agencia no logró poner al Luna-25 en su órbita de alunizaje. Yury Borisov, máxima autoridad de Roscosmos, dijo que los propulsores de la nave se excedieron durante la maniobra, lo que provocó el accidente, según el informe difundido el lunes por la agencia estatal de noticias rusa TASS.
En abril, la empresa Ispace, con sede en Tokio, intentó convertirse en la primera empresa privada en depositar un módulo de alunizaje, cuyo objetivo era el cráter Atlas, ubicado en el hemisferio norte de la Luna. Pero el módulo tuvo problemas de medición de altitud y finalmente se quedó sin combustible. La empresa cree que el módulo finalmente se estrelló contra la superficie lunar y ha manifestado que está realizando cambios en sus secuencias de aterrizaje para futuras misiones.
Las dificultades de alunizar
Alunizar no es tarea fácil, principalmente porque la delgada atmósfera de la luna no retiene suficiente aire para frenar el descenso de una nave, como sí ocurre en las naves espaciales que regresan a la Tierra y que cuyo descenso es amortiguado por paracaídas.
Por el contrario, para alunizar con éxito hay que desacelerar una nave espacial que desciende a miles de kilómetros por hora hasta detenerla por completo, utilizando motores que evitan que la nave se precipite demasiado rápido, arrastrada por la gravedad de la Luna. El combustible necesario para controlar ese descenso, y la posibilidad de ajustar la trayectoria, son limitados, señala Palotai.
“Hay que construir un sistema de propulsión que pueda aterrizar suavemente, con una sexta parte de la gravedad”, dice Dan Hendrickson, vicepresidente de Astrobotic. “Es un desafío enorme”.
Japón y Rusia no son los únicos países que recientemente han tenido problemas con los alunizajes. En 2019, la primera misión lunar de Israel con financiación privada terminó en un fracaso, cuando la nave espacial Beresheet se estrelló contra la Luna tras problemas que hicieron imposible frenar su descenso. Más tarde ese mismo año, un vehículo de la misión india Chandrayaan-2 también chocó con la superficie lunar por problemas en sus propulsores de frenado.
Durante la última década, China ha llevado con éxito a la Luna tres misiones no tripuladas. Más recientemente, el Chang’e 5 de la Administración Nacional del Espacio de China transportó una nave que toco tierra en la superficie lunar a finales de 2020. Recogió muestras y luego las depositó en una nave de ascenso que despegó de la superficie y se acopló con un vehículo de regreso que lo esperaba en órbita y lo trajo de vuelta a la Tierra.
China planea más misiones a la Luna, incluso al polo sur, y los funcionarios de la NASA consideran que el intenso programa espacial Pekín es la principal competencia de Estados Unidos.
La NASA también planea llevar astronautas cerca del polo sur lunar como parte de su programa de exploración Artemis. El año pasado, la agencia dijo haber identificado 13 posibles puntos de aterrizaje cercanos para su misión Artemis III.
A diferencia del lado de la Luna iluminado por el sol, donde se realizaron las misiones Apolo, el polo sur es más oscuro y frío, lo que dificulta el alunizaje: allí el sol proyecta sombras que hace difícil distinguir las características del terreno donde se intenta alunizar.
La misión norteamericana Artemis III está programada para fines de 2025 y sus astronautas alunizarían utilizando un módulo diseñado por la empresa SpaceX.
Por Micah Maidenberg y Aylin Woodward
Traducción de Jaime Arrambide
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