Porton Down, uno de los centros de investigación científica secretos de Reino Unido, tiene por objetivo frenar la próxima pandemia
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Porton Down, uno de los centros de investigación científica más secretos de Reino Unido, tiene claro su objetivo: frenar en seco la próxima pandemia.
Tras superar los estrictos controles de seguridad de esta remota instalación, logré obtener acceso a sus científicos.
La sede de Porton Down está en el nuevo y flamante Centro de Evaluación y Desarrollo de Vacunas. Su trabajo, centrado en la respuesta al covid, tiene como meta salvar vidas y minimizar la necesidad de confinamientos cuando surja una nueva enfermedad.
“El covid, por supuesto, no es algo aislado”, afirma la profesora Jenny Harries, directora ejecutiva de la Agencia de Seguridad Sanitaria de Reino Unido (UKHSA, por sus siglas en inglés), que dirige estos laboratorios.
“Decimos que fue el mayor incidente de salud pública en un siglo, pero no creo que ninguno de nosotros piense que pasarán otros cien años antes del próximo”, agrega.
Asegura que la combinación del cambio climático, la urbanización y las personas que viven cerca de animales -fuentes de nuevas enfermedades transmisibles a humanos- provoca una “marea creciente de riesgo”.
La “enfermedad X”
Ubicado en la tranquila campiña de Wiltshire cerca de Salisbury, Porton Down es uno de los pocos lugares del mundo equipados para investigar algunos de los virus y bacterias más desagradables que podamos imaginar.
Los congeladores aquí contienen a los causantes de enfermedades como el ébola.
Uno de sus edificios vecinos es el Laboratorio de Ciencia y Tecnología de la Defensa, integrado en el Ministerio de Defensa, donde se confirmó el uso del agente nervioso Novichok en el envenenamiento de Salisbury a un doble espía ruso y su hija en 2018.
Los laboratorios de vacunas, ubicados en edificios de color verde oscuro, se construyeron apresuradamente como parte de la respuesta de emergencia al covid.
Sin embargo, a medida que se disipaba la pandemia, el enfoque cambió.
El nuevo centro de investigación de vacunas se concentra en tres tipos de amenazas:
- Infecciones conocidas que son cada vez más difíciles de tratar, como superbacterias resistentes a los antibióticos
- Amenazas potenciales que podrían causar problemas, como la gripe aviar y las nuevas variantes del covid
- Y la “Enfermedad X”, algo imprevisto, que toma al mundo por sorpresa
Del covid a la gripe aviar
El objetivo es colaborar con la industria farmacéutica, científicos y médicos para brindar asistencia en todas las etapas del desarrollo de vacunas.
Los científicos de Porton Down trabajan en la primera vacuna contra la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo, que se propaga a través de garrapatas y mata a aproximadamente un tercio de las personas infectadas.
La enfermedad se ha detectado en África, los Balcanes, Oriente Medio y Asia; y podría propagarse aún más con el cambio climático.
En el otro extremo del proceso, se evalúa la eficacia de la vacuna. Fueron los científicos de este lugar quienes detectaron que la variante ómicron podía burlar parte de la protección de las vacunas contra el Covid.
Y todavía se investigan nuevas variantes del virus cultivándolas en el laboratorio, exponiéndolas a anticuerpos extraídos de muestras de sangre y evaluando si aún pueden infectar.
Mientras tanto, las máquinas, llamadas de forma no oficial Qui-Gon, Obi-Wan, BB8 y Palpatine, conforman la primera línea que vigila la amenaza del mayor brote de gripe aviar en el mundo.
El virus H5N1 ha devastado las poblaciones de aves, y las pruebas rutinarias a trabajadores del sector han encontrado los primeros casos asintomáticos en personas en Reino Unido.
La diferencia es que antes de la pandemia los equipos aquí solo podían analizar 100 muestras por semana y ahora superan las 3000.
Vacunas más rápidas
El trabajo en este lugar se enfoca en la “Misión de los 100 días”, una estrategia enormemente ambiciosa para desarrollar una vacuna contra una nueva amenaza en solo 100 días.
Diseñar y probar nuevas vacunas ha llevado históricamente una década. Las circunstancias únicas de la pandemia permitieron que las vacunas contra el covid-19 se produjeran en un año, llegando las primeras dosis en diciembre de 2020.
Las estimaciones sugieren que esas vacunas salvaron más de 14 millones de vidas en los primeros 12 meses en los que se usaron.
“Imagínese si hubieran estado disponibles un poco antes”, declaró la profesora Isabel Oliver, directora científica de la UKHSA.
“Se comenzaron a aplicar más rápidamente que nunca antes en la historia, aunque podríamos haber salvado muchas más vidas y haber regresado a una mayor normalidad mucho más rápido”.
La esperanza aquí es que las lecciones de la pandemia de covid nos permitan estar mejor preparados la próxima vez.
La profesora Harries explica que en el pasado simplemente se ha reaccionado a los eventos, pero en el futuro se debe estar a la vanguardia e “intentar detener” cualquier pandemia incluso antes de que comience.
Y si ocurre una nueva enfermedad, agrega, hay que “frenarla en seco” en su etapa más temprana.
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