El nuevo balance de poder en el mundo árabe, un factor que alentó la estrategia de Hamas
EL CAIRO.- Durante meses, la geografía de la "primavera árabe" parecía ignorar el conflicto palestino. Mientras el centro de El Cairo y Túnez hervían, y estallaba la violencia en Libia y Siria, el punto más caliente del planeta durante las últimas décadas parecía frío como un témpano de hielo.
Sin embargo, era pura apariencia. Las tensiones larvadas en los territorios palestinos tarde o temprano debían explotar. Aunque la erupción de Gaza no está directamente relacionada con la ola de cambio en el mundo árabe, ésta sí alteró las constantes del contencioso más intrincado, así como todo el tablero geoestratégico de la región.
Y para muestra, la reuniones que ayer se celebraron en El Cairo, con la diplomacia egipcia en el centro de todos los movimientos, aunque también participaron el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan; el emir de Qatar, Hamad Ibn Khalifa, y el líder de Hamas, Khaled Meshaal. Asimismo, en la capital egipcia también se reunieron los cancilleres de la Liga Árabe a petición del presidente Mohammed Morsi.
Todo este frenesí diplomático en El Cairo habría sido impensable antes de la "primavera árabe", y es una muestra del realineamiento ocurridos durante los últimos meses.
A causa de la alianza con Washington que tenía Hosni Mubarak, la estatura de Egipto, el gigante árabe y durante décadas adalid del panarabismo, se había encogido. Otras grandes potencias, como Irán o Turquía, e incluso una de menor tamaño como Qatar intentaron ocupar el espacio que dejó libre.
Mientras estos países, además de Siria, ofrecían diversos grados de apoyo a Hamas, Mubarak se apuntaba, con entusiasmo, al duro bloqueo tanto económico como político de Gaza que impulsó George W. Bush luego de que Hamas se hiciera con el control de la franja.
Mubarak temía las consecuencias domésticas de un posible ascenso en la región del islamismo, lo que desplazó la centralidad de Egipto en el conflicto entre israelíes y palestinos.
Mientras Damasco y Teherán se encuentran ahora distraídas con sus propios problemas, las reuniones de ayer en El Cairo podrían augurar la apertura de un nuevo eje en la región que agrupa a países que abrazan un islamismo pragmático y apuestan a una defensa sin complejos de la causa palestina. Una especie de mediador entre los dos ejes que dominaron la política regional durante los últimos años: el antinorteamericano, liderado por Irán, y el polo fiel a Washington integrado, entre otros, por Arabia Saudita y Jordania.
La dirección de Hamas intuyó los movimientos de fondo que implicaba la "primavera árabe", y se distanció de Bashar al-Assad, y por tanto también de Irán, tras el inicio de la revolución siria.
Ahora recoge los frutos de su apuesta. Y es que el gran beneficiado de la caída del sistema de autocracias árabe fue el islamismo moderado, representado sobre todo por los Hermanos Musulmanes, partido de gobierno en Egipto, y alma mater de Hamas.
Si bien es posible que la milicia islamista palestina salga del presente conflicto debilitada a nivel militar, todo parece indicar que, políticamente, será la vencedora. En todos estos años, las penurias se cebaron sobre los habitantes de Gaza, sin provocar el esperado levantamiento popular que deseaban los gobiernos de Estados Unidos e Israel.
La ruptura del aislamiento político de Gaza gracias a la visita del primer ministro egipcio anteayer hace presagiar el final también del bloqueo económico, y la apertura de las relaciones comerciales con Egipto, único punto de contacto de la franja con el exterior, además de Israel.
Afectados por serios problemas económicos, es impensable que los Estados árabes se impliquen militarmente en el conflicto.
De la mano de Washington, Israel seguirá gozando de supremacía en el ámbito militar.
Sea como sea, lo que está claro es que la rehabilitación internacional de Hamas, unido al desprestigio del "raïs" palestino, Mahmoud Abbas, obligará a la comunidad internacional a repensar su enfoque sobre el conflicto, y a idear un nuevo marco de negociaciones para alcanzar la paz.
Pedido de Morsi a Cristina
El presidente de Egipto, Mohammed Morsi, le pidió a la presidenta Cristina Kirchner que "intervenga" en la escalada entre Israel y la facción palestina Hamas en la zona de Gaza, se informó ayer oficialmente. "Le solicitó que intervenga para lograr el fin de la violencia entre Israel y la facción palestina Hamas", indicó un comunicado de la Secretaría de Comunicación Pública. "Se está observando el conflicto. No hay toma de posición puntual. Esto no tiene relación con el conflicto con Israel por el caso AMIA. Todavía no sabemos a cuántos presidentes más llamó Morsi, que parece querer tomar otro protagonismo en el conflicto entre Israel y Palestina", dijo a LA NACION una fuente de Cancillería.
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