El Nobel de la Paz fortalece a Santos ante Colombia, sus rivales y las FARC
CARACAS.- El carrusel de emociones que vive Colombia desde el domingo se aceleró aún más al conocer que su presidente, Juan Manuel Santos, principal artífice de los acuerdos de paz y principal derrotado en el plebiscito, acababa de recibir el Nobel de la Paz. Un reconocimiento inesperado tras la derrota en las urnas, que no compartirá con Timochenko, pese a que el líder guerrillero de las FARC también se encontraba entre los aspirantes.
El Nobel sitúa a Santos en la galería histórica de los privilegiados y fortalece su posición política de cara a la renegociación, resquebrajada por la derrota en las urnas y por su baja popularidad. Pero no sólo robustece su figura ante los otros actores del proceso de la paz, también le devuelve la iniciativa al frente del gobierno, perdida tras caer por 60.000 votos el 2-D.
Santos, en unas primeras y breves palabras, hizo hincapié en que “esta honrosa distinción no es para mí, es para todas las víctimas del conflicto. Juntos ganaremos el premio más importante de todos: la paz”.
En un país donde los formalismos marcan su forma de ser, el Nobel es, sin duda, un empujón para Santos. De hecho, uno de los primeros en felicitarlo fue su archirrival Álvaro Uribe, con quien se encontró el miércoles tras casi seis años de desencuentros. Tras saludar el Nobel, el ex presidente insistió en su deseo a “que conduzca a cambiar acuerdos dañinos”. Su otro gran detractor, el también ex presidente Andrés Pastrana, añadió que el Nobel es “otra razón para avanzar”.
La gran pregunta es cómo afectará el Premio al momento crítico que vive el proceso de paz, reabierto tras la victoria del no. En principio, las tres partes (gobierno, uribismo y las FARC) reciben nuevas dosis de presión, que se añaden al clamor popular que vive el país en defensa de la paz.
Santos reforzado y Uribe también, pero no tanto como el domingo por la noche, tras la tormenta política creada por las indiscreciones de quien fuera su candidato a la Alcaldía de Medellín.
¿Y la guerrilla? Timochenko felicitó a Santos y a los países garantes (Cuba y Noruega) y acompañantes (Venezuela y Chile) “sin los cuales sería imposible la paz”. Su número dos, Iván Márquez, añadió que “esperamos que el Nobel de la Paz le dé al presidente Santos fuerza para darle vida al Acuerdo Final y dignidad a todos los colombianos”.
Más allá de las lógicas felicitaciones, faltaba un verdadero espaldarazo a la negociación que busca un Pacto Nacional y la revisión del Acuerdo de La Habana. Esperado durante cinco días, negociadores gubernamentales y comandantes guerrilleros hicieron público en La Habana un comunicado donde confirman que el proceso de paz sigue y que para definir una salida se discutirán “ajustes y precisiones”.
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