El mundo, entre la solidaridad y la unánime condena al terrorismo
Hubo homenajes en París, Londres y Moscú, entre otras; pero también algunas veladas críticas
PARIS.- Ayer, aunque sea por un instante, las naciones de todo el mundo se unieron a Estados Unidos para recordar los ataques a Nueva York y Washington en los que murieron 3000 personas de 90 países.
Hubo conmemoraciones desde Indonesia hasta Israel, en las que numerosos líderes políticos y religiosos expresaron su compromiso con la democracia y con la lucha contra el terrorismo. Pero también hubo señales de agotamiento y concentraciones más reducidas que lo esperado, además de muchos comentarios sobre las guerras que siguieron al 11 de Septiembre y sobre las consecuencias más negativas de los ataques: las restricciones a las libertades civiles, a los vuelos comerciales, la legislación internacional y la reputación de Estados Unidos.
Hubo analistas que destacaron el triunfo de los valores democráticos que significa la "primavera árabe", a la que consideran una derrota de Al-Qaeda. Pero incluso con Osama ben Laden muerto, Al-Qaeda y sus filiales siguen muy activas en las caóticas áreas de Yemen, Somalia, Paquistán y el Magreb.
Aunque la OTAN está en guerra con Al-Qaeda, diez años después, los aliados europeos presionan para sentarse a negociar con los talibanes.
En Paquistán, el gobierno ignoró el aniversario, salvo por el aviso publicado en The Wall Street Journal en el que describe a Paquistán como una víctima del terrorismo, y no como perpetrador. En Alemania, donde fueron planeados los ataques, hubo una conmemoración sobria, con un servicio interreligioso en Berlín. Tres días después de los ataques, 200.000 personas se reunieron en la puerta de Brandeburgo, pero ahora apenas 200 se hicieron presentes.
"Pensé que iba a venir un poco más de gente", dijo Alan Benson, que ayudó a organizar el acto y sostenía una bandera norteamericana. "Al principio, había empatía con los norteamericanos, pero el tema de las guerras ha alejado a mucha gente."
En Hamburgo, donde vivía el líder de los ataques, Mohammed Atta, el intendente Olaf Scholz ordenó que las banderas se izaran a media asta en todos los edificios públicos.
Gran Bretaña, que perdió a 67 ciudadanos el 11 de Septiembre, realizó diversos recordatorios. Londres fue el principal socio militar de Washington en Afganistán y en Irak durante la última década, y en esas guerras murieron 559 soldados británicos.
En Londres, los actos fueron presididos por el príncipe Carlos y el primer ministro, David Cameron. En Roma, el Coliseo fue iluminado en señal de duelo. El presidente italiano, Giorgio Napolitano, le escribió a Barack Obama sobre la necesidad de "mirar hacia adelante y reforzar la solidaridad internacional y multilateral conseguida hace diez años". El papa Benedicto XVI instó a los líderes del mundo a resolver "las ofensas que dan origen a los actos de violencia". El terrorismo en nombre de Dios, dijo el Papa, es una especie de abominación.
Réplicas en París
En París, la conmemoración tuvo lugar frente a la Torre Eiffel, en la lluviosa explanada del Trocadero, donde réplicas de diez pisos de las Torres Gemelas fueron cubiertas con los nombres de las víctimas y con mensajes de condolencias. Unas 1300 personas participaron del acto.
"En las horas más oscuras de su historia, Francia siempre pudo contar con el pueblo norteamericano", dijo Sarkozy el viernes, en un acto, en la embajada norteamericana. "Sin ustedes, no habríamos podido conservar nuestra libertad. El 11 de Septiembre cada francés sintió el golpe."
En Oslo, después del atentado de julio de Anders Breivik, que asesinó a 77 personas, hubo un sentimiento de afinidad con Estados Unidos. Breivik dijo haber actuado en defensa de Europa contra el islam, una obsesión que se remonta a los ataques. Un artículo en el diario Aftenposten describió el encuentro entre un sobreviviente noruego del 11 de Septiembre con otro del ataque de Breivik.
Rusia marcó el aniversario con una poderosa evocación del Holocausto, un tema casi ausente durante la era soviética. Los rusos recordaron las muestras de solidaridad de hace diez años y el sentimiento, más que fugaz, de que la amenaza del terrorismo islámico implicaba que Estados Unidos y Rusia eran aliados. Yevgeniya Pishchikova señaló cambios más profundos. El miedo se ha vuelto tan reflexivo, escribió en Moscow News, que en las conversaciones de peluquería se tocan temas como los cambios en el mundo musulmán, los disturbios en Europa y la conclusión generalizada de que "todo está a punto de estallar".
"Una sola cosa es clara: no hay manera de vivir tranquilo. Así que a bajar los humos y a conmemorar -nos caiga bien o no Estados Unidos- esta década de miedo global."
Traducción de Jaime Arrambide