El mundo de los negocios empieza a sentirse inseguro con la crisis
La ciudad opera como una base segura para grandes empresas y financieras de todo el mundo
HONG KONG.- Mientras decenas de miles de manifestantes volvieron a volcarse ayer a las calles de Hong Kong para oponerse a un proyecto de ley que permitiría las extradiciones a China continental, hay una importante voz que ha permanecido mayormente en silencio: las grandes empresas.
Sin embargo, una ola de preocupación se ha extendido calladamente sobre la comunidad de consultores extranjeros, inversionistas y ejecutivos que depende de Hong Kong como base segura para desde allí operar en China.
Ninguna de las grandes empresas se atreve a hablar públicamente por temor a malquistarse con el gobierno chino. Entre bambalinas, sin embargo, se preguntan ansiosamente si la nueva legislación pondría en riesgo a los ejecutivos extranjeros o socavaría el sistema legal de Hong Kong, donde siempre prefieren resolver sus disputas comerciales antes que en los tribunales de China continental.
"Lo que esto augura para Hong Kong tiene sumamente preocupado al sector empresario y financiero", dice Fred Hu, fundador de la inversora Primavera Capital Fund y exdirector del departamento de negocios en China de Goldman Sachs. "Si los inversores perciben la más mínima erosión de la independencia judicial y las libertades individuales, perderían la confianza y eso afectaría negativamente el futuro de Hong Kong como centro global de los negocios y las finanzas", advierte Hu.
La ley podría poner en serio riesgo el lugar de punto medio que ocupa Hong Kong entre China y el mundo de los negocios. Ayer, mientras los manifestantes juntaban presión en las calles de Hong Kong, la presidenta de la Cámara de Representantes del Congreso norteamericano, Nancy Pelosi, emitió un comunicado en el que se pregunta si Washington no debería reconsiderar la ley que exime a Hong Kong de algunos de los límites comerciales y tecnológicos que pesan sobre el resto de China.
"El Congreso tendrá que reconsiderar si Hong Kong es lo suficientemente autónoma dentro de ese marco de 'un país, dos sistemas'", dijo Pelosi en referencia al acuerdo que permite que Hong Kong, ciudad china, funcione bajo sus propias leyes.
La Bolsa de Hong Kong cayó un 1,7%, mientras el resto de los mercados asiáticos operaban estables y los manifestantes iban colmando la arteria principal de la ciudad, donde tienen sus sedes las grandes multinacionales y los bancos internacionales. La policía gaseó a los manifestantes en esas mismas calles donde los banqueros y abogados de las empresas más grandes del mundo suelen transitar todos los días. Previendo congestionamientos de tránsito y violencia en las calles, los grandes bancos y auditoras contables les ordenaron a sus empleados trabajar desde sus casas.
Ayer mismo hubo señales de que la tensión en Hong Kong ya estaba socavando la confianza de los empresarios. Goldin Financial Holdings, una desarrolladora inmobiliaria de Hong Kong, mencionó la "reciente confrontación social e inestabilidad económica" para justificar su decisión de esta semana de retirar su oferta de 1400 millones de dólares por un terreno del Kai Tak, el antiguo aeropuerto de la ciudad. No dio más detalles de sus temores.
Para las grandes empresas, se suponía que Hong Kong era más segura que esto.
En 1997, cuando los británicos le devolvieron a China su excolonia de Hong Kong, bajo la política de "un país, dos sistemas", fue con la promesa de que la ciudad podría seguir funcionando con relativa autonomía. Aunque efectivamente Pekín controla el sistema, ya que elige a sus máximos dirigentes, la ciudad goza de una amplia libertad de expresión y de prensa. En lo que se refiere a la regulación de los negocios, el gobierno es más flexible en Hong Kong que en China continental, y los tribunales de Hong Kong son considerados independientes y eficientes.
Durante décadas, las grandes compañías instalaban sus cuarteles generales para China y Asia en la ciudad de Hong Kong, lo que la convirtió en un importante nodo de los negocios y el comercio, aunque fue perdiendo parte de esa potencia a medida que China se hizo rica por derecho propio y las empresas empezaron a comerciar directamente con el mercado chino.
De todos modos, hace unos meses que la inquietud va en aumento.
El año pasado, la Cámara de Comercio de Estados Unidos en Hong Kong dijo que más de la mitad de sus miembros estaban preocupados por el imperio de la ley en la ciudad. Los líderes empresarios mencionaban la decisión de Hong Kong de rechazar la renovación normal de la visa de trabajo de un periodista como un fuerte revés para la independencia de la isla. Aunque el gobierno de la ciudad no reveló los motivos, al parecer la decisión se debió a que el periodista había sido el presentador de una charla de Andy Chan, líder de un pequeño partido político secesionista.
Guerra comercial
Hong Kong también corre el riesgo de convertirse en moneda de cambio en la guerra comercial entre China y Estados Unidos. El lunes, una vocera del Departamento de Estado norteamericano dijo que "la erosión sistemática del marco 'un país, dos sistemas' pone en riesgo el histórico estatus comercial especial del que goza Hong Kong en el plano internacional".
"La ley de extradición es preocupante porque los negocios se empiezan a preguntar si no se está borrando la línea que separa la política de los negocios, en una ciudad que se jacta de ser una capital comercial que privilegia los negocios", dice Tara Joseph, presidente de la Cámara de Comercio de Estados Unidos en Hong Kong.
Traducción de Jaime Arrambide
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