El "monstruo de Amstetten" negó ser un homicida
Rechazó haber asesinado a un bebe, pero admitió la violación y el secuestro de su hija
VIENA.- Acusado de incesto, violación y privación de la libertad, entre otros cargos, Josef Fritzl, el ingeniero austríaco conocido como el "monstruo de Amstetten", se declaró ayer inocente de la acusación de homicidio de uno de los siete hijos que tuvo con su hija Elisabeth, a la que mantuvo encerrada durante 24 años.
"¡No culpable!", gritó Fritzl, de 73 años, cuando se lo acusó de homicidio con el agravante de no haber ayudado al bebe, al que le negó tratamiento médico en el sótano donde estaba cautivo.
En la primera sesión del proceso contra Fritzl en la Audiencia Provincial de Sankt Pölten, el acusado rechazó también el cargo de "esclavitud" y admitió ser "parcialmente culpable" de las acusaciones de violación y coacción.
Con voz temblorosa y apenas audible, el padre de Elisabeth admitió la culpabilidad ante los cargos de incesto y secuestro.
Vestido con traje gris, Fritzl mantuvo su rostro oculto detrás de una carpeta azul hasta que las cámaras abandonaron la sala para dar paso al interrogatorio de la fiscal del caso, Christiane Burkheiser.
Fritzl mantuvo encerrada a su hija durante 24 años, sin que pudiera ver la luz del sol, en el sótano de su vivienda de Amstetten.
Allí la violó sistemáticamente y tuvo con ella siete hijos, uno de los cuales murió tras sufrir una grave enfermedad respiratoria. Según la acusación, el ingeniero, temeroso de que sus crímenes fueran descubiertos, dejó morir al bebe al negarle tratamiento médico. Pocos días después, el niño fue incinerado por Fritzl en una estufa.
Tres de los hijos-nietos del violador permanecieron en el sótano con su madre, en tanto que los otros tres fueron adoptados por Fritzl y su esposa, luego de que el padre ordenó a Elisabeth escribir cartas en las que consignaba que los niños eran suyos y que los dejaba al cuidado de sus abuelos.
Sin embargo, el dramático caso que estremeció al mundo salió a la luz el 26 de abril de 2008, cuando Fritzl permitió a Elisabeth abandonar el sótano para acompañar a Kerstin, la hija mayor de ambos, que unos días antes había ingresado gravemente enferma en una clínica de la localidad.
En un discurso cargado de dramatismo, Burkheiser describió la estrechez del sótano y pidió al jurado que oliera objetos sacados del habitáculo para que se hicieran una idea del hedor en una habitación sin luz ni ventilación natural y en la que la humedad se concentraba en las paredes.
La fiscal indicó que Fritzl trataba a su hija "como a un perro" y que decidía qué y cuándo se comía y la ropa que usaba.
Burkheiser recordó que los primeros años de su cautiverio, Elisabeth vivió en 18 metros cuadrados, sin agua caliente, ducha ni calefacción, y que durante el primer parto, en 1988, sólo contó con "una manta no esterilizada, unas tijeras sucias y un libro de preparación al parto".
A su turno, el abogado de Fritzl, Rudolf Mayer, rechazó que su cliente fuera tildado de "monstruo" y afirmó que el acusado no actuó por puro instinto sexual, sino porque deseaba tener una segunda familia.
"Si lo hubiera hecho sólo por el sexo, no habría tenido hijos", dijo Mayer, que también descartó las acusaciones de esclavitud contra Fritzl, ya que, sostuvo, ese delito implica un afán de lucro del esclavista.
Nervioso y en voz baja, Fritzl reveló durante la primera sesión del juicio que en su "durísima infancia" sufrió agresiones por parte de su madre y que no tuvo amigos. "Mi madre nunca me quiso. Ella ya tenía 42 años [cuando él nació]. No quería ningún niño y actuó en consecuencia. Ella me maltrataba", explicó a la jueza Andrea Humer.
Sankt Pölten, al oeste de Viena y a 70 kilómetros de Amstetten, está tomada por los 200 periodistas acreditados para cubrir el caso. Las autoridades han extremado las medidas de seguridad para evitar la filtración de información y sólo permitieron el acceso permanente a la sala al canal austríaco ORF.
Elisabeth, que no irá al tribunal y testificará mediante una grabación de 11 horas, abandonó el domicilio secreto donde vive con sus hijos y se trasladó a la clínica de Amstetten donde residió los primeras días posteriores a su liberación.
La lectura del veredicto, en la que se permitirá el ingreso de la prensa, se espera para pasado mañana o el viernes.
Más leídas de El Mundo
Tiene capacidad nuclear. Qué se sabe del misil hipersónico "experimental" que Rusia lanzó contra Ucrania
"Chicos de la vergüenza". Frida, la cantante de ABBA que se convirtió en la cara más conocida de un plan racial nazi
Mensaje a Occidente. Putin hace temblar a Europa con un misil y evoca una guerra mundial: ¿qué busca?