El misterio del puente de La Barra: las hipótesis que manejan y cuál es la posible fecha de reapertura
Con la presión del inicio de la temporada, los técnicos trabajan en una solución provisoria para que los vehículos puedan pasar desde mediados de noviembre; ¿qué falló en esta larga historia?
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MALDONADO.- A eso de las seis de la tarde del martes Claudia y Cristina prepararon el mate, calentaron agua y fueron hasta el puente de La Barra. Una de ellas había cuidado a su nieto hasta las cinco y la otra había estado cocinando todo el día. Entonces se sentaron en el pasto, haciendo cruz con la rotonda frente al puente.
“Acá tenemos una vista privilegiada de lo que están haciendo los muchachos”, dice una de ellas, entusiasmada. Y así se quedarán por más de una hora mientras charlan de sus vidas y de lo que están haciendo esos “muchachos” que mueven cables, tubos y hasta grúas para que “la panza” del puente de La Barra deje de caerse. Hace semanas que no se habla de otro tema en Maldonado y ellas no se lo quieren perder.
Por ser martes, Claudia y Cristina son las únicas espectadoras de los arreglos del puente, algo que los fines de semana se multiplica y da una dimensión acerca de lo que significa este lugar para Punta del Este en la puerta de la temporada de verano.
Para el director de urbanismo de la Intendencia de Maldonado, Roberto Chiacchio, “hay mucho morbo en la gente” y es eso lo que explica la convocatoria para ver las reparaciones. “Algunos prenden sus cámaras y esperan a que el puente se caiga” todos los días “o por lo menos esa es la sensación que me da”, dice Chiacchio.
Pero más allá de lo que el vecino quiera o no ver, lo cierto es que la intendencia hoy trabaja a contrarreloj sin saber de horarios ni feriados para solucionar un problema que no está claro cómo se originó ni tampoco qué desenlace tendrá. Hipótesis sobran. Y las respuestas de las autoridades todavía faltan. Entonces empiezan los rumores, por ejemplo, que el puente se va a demoler. Pero nada de eso está confirmado. Hace tres semanas comenzaron las reparaciones de urgencia para que el llamado “puente nuevo”, ese que se inauguró en 1999 como una réplica del hecho por Leonel Viera en 1965, no se caiga tras una ranura generada en una de sus puntas sumado al descenso de la parte baja y la rotura de cables tensados que van por dentro de la estructura.
Según dice Alejandro Ruibal, el director de la empresa Saceem, encargada de la reparación del puente, no ocurrió una “tragedia” por “muy poquito” porque “el riesgo era muy grande e incluso lo sigue siendo hasta que no haya seguridad con la reparación”.
El ingeniero Alberto Ponce Delgado fue el creador del proyecto para este puente. Catedrático de la Universidad de la República y considerado una eminencia en la materia por sus colegas, Ponce diseñó más de una decena de puentes en todo el país, incluido el que conecta a Fray Bentos con Puerto Unzué. En el caso del puente de La Barra, el trabajo de Ponce tenía la determinación de ser una réplica del que ya existía, pero a pesar de que el ingeniero siguió su forma no replicó su estructura y lo hizo con una técnica diferente.
Durante las últimas semanas, cuando el puente nuevo fue intervenido por haber empezado a acercarse al agua, el teléfono de Norma Ponce no paró de sonar. La hija del ingeniero hoy fallecido dirige el estudio que fundó su padre y siguió la misma profesión, sin embargo, ella no participó de la elaboración del proyecto. De todas maneras, ese no es el motivo por el que Norma Ponce prefiere no hacer comentarios ni atender algunas llamadas que preguntan sobre el porqué detrás de la caída del puente de La Barra y se limita a decir: “El puente ahora pasó a ser propiedad de la intendencia (de Maldonado) así que las respuestas las deben dar ellos”.
El puente ideado y construido por Ponce fue construido bajo la órbita del Ministerio de Transporte y Obras Públicas (MTOP). Sin embargo, una vez finalizado, una resolución de la cartera determinó que la Intendencia de Maldonado tendría la jurisprudencia sobre el puente y este pasaría a depender de la comuna.
En medio de ese pasamanos de responsabilidades y cuestionamientos sobre los motivos detrás de la caída de un puente “joven” -tiene poco más de 20 años de construido- emerge la presión de los operadores turísticos que esperan tener una temporada “superior”, en todo sentido, a la pasada, aún marcada por el Covid. ¿Pero eso será posible, tras un año en el que además se incendió el shopping de Punta del Este? En medio de este ambiente crispado y complejo, se desarrollan las reparaciones del “puente loco” o “puente borracho”.
Habrá puente
En la tarde del sábado el intendente Enrique Antía llevó tranquilidad y, en rueda de prensa, dijo que el puente “no se cae”, sino que por el contrario hay “certeza” que se llegará a la temporada con circulación de vehículos livianos y ómnibus turísticos, no así tránsito pesado. “El puente se salvó”, aseguró. Unos días antes había dicho que estaba en terapia intensiva.
Pero, aclaró, ahora empieza el diagnóstico final. Habrá inspectores las 24 horas, además de tecnología para control de velocidad y peso. Antía también adelantó que se trabajará para hacer un nuevo puente para el pasaje de la carga pesada, para lo que contratarán una consultora. “Otro gobierno lo encarará, a nosotros no nos da el cuero ahora”, indicó.
Sobre el puente, el exministro de Transporte Lucio Cáceres (1995-2004), actual asesor de la Intendencia de Maldonado, admite: “Todos nos hemos divertido cuando vamos yendo rápido y hacemos como si fuera una montaña rusa”. Después de haber estado al frente de la cartera durante el gobierno de Julio María Sanguinetti y de Jorge Batlle, la figura de Cáceres reapareció como un sello del pasado con el fin de dar tranquilidad a la situación. “No se sabe bien a qué responde lo que pasa ahora con los cables que quedaron rotos, pero parecería que hay varias razones concurrentes”, indica Cáceres.
Nadie parece saber qué pasó o aún no dan un diagnóstico certero. Ni Saceem, ni la Intendencia de Maldonado ni el Ministerio de Transporte dicen conocer con detalle qué fue exactamente lo que provocó los problemas en el puente. Esos cables que “quedaron rotos” mencionados por Cáceres hoy se ven tirados en el piso alrededor del puente con un plástico amarillo oxidado. “Hay camiones que son pesadísimos y no deberían pasar por un puente así, pero igualmente lo hacen. Eso sumado al ambiente salino en el que se encuentra por su cercanía al mar, por lo que la oxidación es mucho más fácil”, sostiene el exministro y agrega que “se descartan” los errores en el proyecto y en la construcción del puente. Por lo tanto, si la falla tiene que ver con lo que sucedió una vez que se terminó de construir el puente, ¿qué fue lo que se hizo mal o directamente no se hizo durante todos estos años?
En el libro publicado con motivo de los 100 años de la Asociación de Ingenieros del Uruguay (AIU) aparece un aporte de Ponce Delgado sobre el puente, en el que establece: “El segundo puente tiene una concepción estructural diferente, está constituido por dos pórticos laterales y un tramo central llenado en sitio. El tramo central está sostenido por el resto de la estructura, a través de cables pos tensados adherentes y no adherentes. Los cables no adherentes se apoyan en los pórticos laterales y buscan reacción extrema en los dos macizos de anclaje, para complementar la resistencia del conjunto del puente. De esta manera aunque fallaran o aflojaran los que anclan en ambos macizos extremos, el puente seguiría estable, bajo su peso propio, permitiendo su reparación sin haber sufrido lesiones permanentes”. Así, Ponce dejaba de algún modo abierta la posibilidad de que, “aunque fallaran o se aflojaran” esos cables no adherentes, el puente no se caería bajo su propio peso. A pesar de que no se conoce el motivo específico de por qué se aflojaron e incluso se rompieron esos cables, todo indica que el puente no tuvo mantenimiento ni chequeo periódico para estudiar el estado general de la estructura.
Según supo El País, la Intendencia de Maldonado no cuenta con un ingeniero especializado en puentes y el último mantenimiento que se hizo fue hace cinco años, pero al puente viejo. “No hay un ingeniero de puentes, pero este puente fue hecho por el ministerio, en donde sí los hay”, explica Chiacchio.
En el MTOP, Susana García es la especialista en puentes que trabaja en la dirección de Vialidad y asegura que, a pesar de que hay un “contacto constante”, ella no está a pie de obra en las reparaciones del puente “porque el responsable es la intendencia”. “Tampoco existe un apoyo económico y el presupuesto es manejado por la propia intendencia, pero eventualmente podría existir uno”, sostiene García desde su oficina en Montevideo.
En ese ida y vuelta entre ministerio e intendencia, la oposición ve “con preocupación” la “poca presencia” del gobierno nacional en las reparaciones del puente de La Barra. “Es paradigmático que quien dé la cara en esta situación junto al intendente (Enrique) Antía sea el exministro de Transporte de hace tres o cuatro períodos y que el ministro (José Luis) Falero no haya venido ni aparecido en ningún momento. Es claro que el gobierno está completamente ausente”, sostiene el edil del Frente Amplio Jorge Pieri. Y, Joaquín Garlo, también edil de la izquierda en Maldonado señala que hacen falta “datos sobre cuáles han sido los mecanismos de contratación de las empresas que están trabajando en el puente” porque “claramente se trata de un gasto muy grande”.
Una fuente de la intendencia indica a El País que aún se está “trabajando en los números y en los costos de reconstrucción” y agrega: “Contratamos a una empresa que nos merece garantía y confianza. Al puente había que salvarlo de todas maneras. Ahora estamos trabajando en garantizar el pasaje del tránsito. Cuando el enfermo está en el hospital no estamos pensando en el costo del velatorio sino en salvarlo, y en eso estamos”.
Aún no se conoce el costo de las reparaciones que posiblemente saldrán del presupuesto de la Intendencia de Maldonado. Los ediles del FA creen posible la aprobación de un fideicomiso para poder financiar las reparaciones e indican que es necesario “saber cuál es el plan que justifique el gasto”, en referencia a que aún no se sabe con seguridad si después de habilitar el puente este verano habrá una demolición o se recuperará con su forma original.
El viernes pasado se colocó una segunda vía para apuntalar el puente. Esta se suma a los seis pilotes sobre el arroyo que se rellenaron de hormigón y aún resta la colocación de dos vigas más para terminar de “salvar la vida” del puente. “Lo más importante era lograr estabilizarlo y eso en parte ya está logrado, pero aún falta considerarlo seguro como para habilitar que pasen autos en verano”, explica Ruibal de Saceem. El ingeniero sostiene que la obra que se está haciendo ahora es “temporal” y “después de que pase la temporada habrá que tomar una decisión definitiva”.
Por su parte, Cáceres dice que hay “aspectos políticos” que entran en esa decisión técnica de si demoler el puente o no después de la temporada. “La reparación de ahora se podrá mantener por un par de meses, quizá un año, y luego hacer un puente nuevo lleva más o menos un año de planificación y otro año y medio de construcción. Ahí ya se vienen las elecciones y habría que dejar comprometido al gobierno siguiente con la construcción de un puente que se va a llevar una parte importante de los recursos del municipio”, explica. Y así se sigue enredando el destino del puente.
Turismo ante todo.
Según supo El País, la intendencia aspira a rehabilitar el paso de vehículos livianos sobre el 15 de noviembre o máximo inicios de diciembre. Esa fecha límite tiene que ver con el comienzo de la temporada, para la cual se espera la llegada de un mayor número de turistas tanto extranjeros como locales que el año pasado.
“El otro día me contaban que hay un ciudadano brasileño que organiza una carrera por Punta del Este y va a traer a 1500 personas para correr, pero que él pidió que si puede pasar por arriba del puente de La Barra trae 4500. En ese tipo de cosas entra a jugar la política y los intereses que el departamento tiene en general para atraer a más turistas”, cuenta el exministro Cáceres.
Por su parte, Antía recordó esta semana que las reparaciones del puente “se suman” al incendio del Punta Shopping ocurrido en agosto y ambas situaciones significan “un desafío” para la temporada. El gerente de marketing del Punta Shopping, Uri Ivanier, cree que “se va a sentir” la falta del shopping durante el verano a nivel comercial, pero remarca que en las próximas semanas se inaugurará una propuesta nueva en la zona del parking del centro comercial, en donde se instalarán unos 30 locales. “Hoy estamos en una etapa de demolición y apuntalamiento de partes internas y también habrá una reconstrucción total, que está prevista para terminarse en el último trimestre del próximo año”, señala Ivanier.
Al caminar por la famosa Calle 20 o por Gorlero se ven locales comerciales que no solían estar allí. Esto, según explica Ivanier, tiene que ver con que muchos decidieron reinstalarse allí tras el incendio, algo que es “celebrado” por el presidente de la Liga de Fomento y Turismo, Santiago Osácar, porque “muchos locales que estaban abandonados volvieron a estar en uso y se produjo una revitalización de la zona, que muestra cómo ese paseo a cielo abierto todavía funciona”.
Para Osácar, la temporada de verano será “buena” aunque no espera niveles como los previos a la pandemia, algo en lo que están de acuerdo el resto de los operadores turísticos. “Argentina tiene un tema con el tipo de cambio, pero hay que verlo en la escala porque la clase alta argentina sigue viniendo y no es la que mueve la ocupación de hoteles chicos”, remarca el representante de la liga y agrega que el “gran target” de los operadores para este año es el sur de Brasil porque “están a una distancia que no es significativa y pueden mover la aguja más que los que vienen de otras regiones, que nunca son tantos”.
¿Y los alquileres cómo vienen? Lo que primero se reserva son las casas grandes, sobre todo en José Ignacio, La Barra y Portezuelo, según explica Javier Sena de la Cámara Inmobiliaria de Punta del Este.
Con respecto al impacto de los problemas con el puente de La Barra, el subsecretario de Turismo, Remo Monzeglio, dice: “Quiero pensar que no va a haber una persona que deje de venir a Punta del Este porque estamos arreglando el puente, aunque es cierto que ya es un atractivo por sí mismo. Lo peor que puede pasar es que quizá genere algún dolor de cabeza por el tránsito, pero no más que eso”. Monzeglio, además, subraya que la reactivación del sector en los próximos meses se verá “ayudada” por el hecho de que Uruguay volverá a recibir a más de 100 cruceros de todo el mundo y que “ya no existen los reparos sanitarios”.
Pero, nadie lo duda, una temporada con un solo puente en La Barra puede complicar todo aún más. En la intendencia de Maldonado, claro, están jugados a que eso no suceda. Las próximas semanas serán decisivas.
Por Clara Lussich
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