Nauru, una pequeña nación insular, causó fuertes reacciones al exigir que las reglas para la minería en aguas profundas se acuerden en los próximos años
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¿Están las primeras minas en el fondo del océano cada vez más cerca de ser una realidad?
Nauru, una pequeña nación insular en el océano Pacífico, ha generado fuertes reacciones al exigir que las reglas para la minería en aguas profundas se acuerden en los próximos años.
Grupos ambientalistas advierten que esto podría conducir a una avalancha destructiva sobre los “nódulos” del fondo marino, ricos en minerales y buscados por las compañías mineras.
Pero según funcionarios de la Organización de Naciones Unidas encargados de supervisar la minería en aguas profundas, ninguna empresa submarina debería comenzar a minar en los próximos años.
Entonces, ¿qué es lo que está causando preocupación?
Todo se trata de una carta emitida con referencia a la letra pequeña de un tratado internacional con implicaciones de gran alcance.
Nauru le ha pedido a la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos (AIFM), un cuerpo de la ONU que supervisa el fondo de los océanos, acelerar las regulaciones que regirán la minería en aguas profundas.
Ha activado una subcláusula a la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar que permite a los países apretar un “gatillo” acelerador de dos años si sienten que las negociaciones van demasiado lentas.
Nauru, que está asociada a una empresa minera llamada DeepGreen, sostiene que tiene el “deber con la comunidad internacional” de hacer este movimiento para ayudar a alcanzar la “certeza regulatoria”.
Dice que es el país que más perderá con la llegada del cambio climático, por lo que quiere fomentar el acceso a las pequeñas rocas conocidas como nódulos que se encuentran en el lecho marino.
Esto ocurre porque los nódulos son ricos en cobalto y otros metales valiosos que podrían ser útiles para baterías y sistemas de energía renovable en la transición hacia una economía libre de combustibles fósiles.
¿Por qué podría ser de importancia?
Si la AIFM no logra establecer las reglas para la minería dentro de dos años, puede emitirle a Nauru un permiso provisional para seguir adelante. Y nadie sabe lo que esto podría significar.
“Esto realmente podría abrir las compuertas”, dice Matthew Gianni de la Deep Sea Conservation Coalition.
“Si Nauru y DeepGreen obtienen una licencia provisional, cualquier otra compañía o Estado podría activar la regla de dos años también y entonces todo el proceso convertirse en un caos absoluto”, añade.
“Las cosas se han vuelto mucho más complicadas. No sería un proceso de negociación coordinado y bien planificado para llegar a las regulaciones”.
¿Qué dice la AIFM?
En una entrevista con la BBC, el secretario general de la AIFM, Michal Lodge, restó importancia a las implicaciones de la medida tomada por Nauru y dijo que todavía queda un largo camino por recorrer antes de que la minería realmente comience.
Dijo que el Concejo de la AIFM había acordado en 2017 finalizar las regulaciones para la minería en 2020, un plan que fue postergado debido a la pandemia de la covid-19.
Si Nauru y su socio DeepGreen están listos para solicitar una licencia minera dentro de los próximos dos años, habría una serie de obstáculos antes de que se pudiera otorgar la aprobación, incluyendo una evaluación de impacto ambiental y planes para minimizar el daño.
“Incluso bajo el actual borrador de las regulaciones, cualquier solicitud para la explotación probablemente involucre un proceso largo con múltiples controles y contrapeso”, explica Lodge.
Esto tomaría al menos dos o tres años, por lo que lo más temprano que comenzaría la minería sería alrededor de 2026.
¿Cómo deja esto al océano profundo?
Los científicos dicen que están lejos de obtener una comprensión completa de los ecosistemas en las llanuras abisales, pero ya saben que son mucho más vibrantes y complejos de lo que se pensaba anteriormente.
Se estima que los nódulos se formaron durante varios millones de años, por lo que cualquier recuperación de la minería sería increíblemente lenta.
Además, se desconoce todavía el efecto que tendrían las grandes máquinas sobre las columnas de sedimento, ya que es probable que estas se desplacen a grandes distancia bajo el agua.
Responder esta pregunta es una tarea difícil y lenta, y es poco probable que pueda serlo por completo dentro de la medida de dos años iniciado por Nauru.
Andrew Friedman, de la Pew Charitable Trusts, se encuentra entre lo que temen “acelerar” el proceso.
“El lecho marino es un entorno vasto, inexplorado y biológicamente rico, y la AIFM debe invertir el tiempo y los recursos necesario para asegurar que los ecosistemas de las profundidades marinas sean protegidos antes de que la minería vaya más allá”.
¿Qué es lo siguiente?
Jessica Battle, del Fondo Mundial para la Naturaleza, dice que una prórroga es esencial para tener una evaluación apropiada de los riesgos.
“Realmente tenemos que poner un freno a todo esto, en particular hasta que haya tiempo suficiente para que la ciencia nos ayude a tomar una decisión informada”.
Ella está menos preocupada por las perspectivas de que la minería comience dentro de dos años, dado que las máquinas mineras aún no están listas; y más por lo que podría suceder en la prisa por finalizar las regulaciones.
“¿Qué es lo que prevalecerá? ¿El principio de preocupación y cuidado del medio ambiente? ¿O los intereses empresariales?”.
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