El ministro de Economía de Lula vivió su peor semana y está cada vez más solo con su compromiso de controlar el gasto
Desde el inicio del tercer gobierno del líder del PT, Fernando Haddad fue blanco de fuego amigo, a lo que se sumaron declaraciones del propio presidente
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BRASILIA.- Como un piloto en medio de la tormenta, el ministro de Hacienda brasileño, Fernando Haddad, ensayó el jueves una maniobra para estabilizar la nave. Flanqueado por la ministra de Planificación, prometió que el gobierno de Lula da Silva sostendrá un compromiso con el control de gastos, en medio de fuertes turbulencias alimentadas por un revés en el Congreso y declaraciones del presidente brasileño que tienden a presionar las cuentas públicas.
Haddad, histórico aliado de Lula y militante del Partido de los Trabajadores (PT), vivió así su peor semana en el gobierno.
El jefe de Hacienda quedó debilitado por derrotas que comprometen la ya cuestionada responsabilidad de la administración para reducir el déficit y equilibrar la situación fiscal.
Lula dijo en un foro de inversores en Río de Janeiro el miércoles que el problema del déficit en Brasil será resuelto por el “aumento de la recaudación y la caída de la tasa de interés”, en vez de revisar gastos.
El mercado reaccionó con pesimismo, hundiendo el real brasileño al menor valor en 17 meses en relación con el dólar, una depreciación acumulada de 11% en lo que va del año.
El desliz de Lula se sumó a otro episodio, un día antes, cuando el presidente del Senado, Rodrigo Pacheco, le asestó a Haddad una derrota al rechazar una medida provisional impulsada por el ministro que limitaba la compensación de un impuesto federal para empresas. La decisión puede generar un impacto de más cinco mil millones de dólares para los cofres públicos.
Haddad debió buscar un alivio menos de 24 horas más tarde. Aseguró en un pronunciamiento que el gobierno pondrá sobre la mesa un menú de propuestas para mantener un ritmo más intenso sobre la agenda de corte de gastos. Una revisión “amplia, general e irrestricta”, dijo Haddad, a contramano del presidente.
Desgaste
El gobierno de Lula vive un escenario de agotamiento de apoyo político para las medidas de recaudación alentadas por Haddad, creando incertidumbre sobre la sostenibilidad de las cuentas públicas y desgastando al ministro en el cargo, coincidieron analistas consultados por LA NACION.
“El ministro tiene gran credibilidad entre los empresarios, su discurso es muy bien aceptado, pero no se ve un apoyo unánime en el gobierno”, dijo Gilberto Braga, economista y profesor del Ibmec en Río de Janeiro.
En abril pasado el gobierno cambió una meta fijada poco tiempo antes, que preveía un superávit de 0,5% del Producto Bruto Interno (PBI) para 2025, y llevó esa meta a cero, con la intención de equilibrar la diferencia entre gastos y recaudación. El mercado, sin embargo, prevé un déficit de 0,7% para los próximos dos años.
“Haddad puso sobre su espalda la meta de déficit cero para la aprobación de la nueva regla fiscal apenas asumió el gobierno, como una forma de acercarse al mercado financiero”, opinó, por su parte, Carla Beni, economista y profesora de la Fundación Getulio Vargas (FGV). “Pero ningún país, desarrollado o subdesarrollado, trabaja hoy con la meta de un déficit primario cero, inclusive sin pandemia”, explicó, atribuyendo la ambición del objetivo planteado por el ministro como uno de los motivos de su desgaste.
Desde el inicio del tercer gobierno de Lula, el año pasado, Haddad fue blanco de fuego amigo, confrontado por figuras influyentes del Partido de los Trabajadores (PT), como su presidente, Gleisi Hoffmann, que lo ven alineado a una agenda liberal.
“La tensión con un ala más desarrollista del PT está planteada, y eso es muy malo para el gobierno porque Haddad aparece como el cuadro más probable a suceder a Lula”, añadió la profesora de la FGV.
Sin embargo, Haddad nunca fue un nombre alineado con el paladar del mercado. Inclusive su nombramiento en 2022 sorprendió al empresariado brasileño. El ministro conquistó apoyo de parte de esos actores y del Congreso durante 2023, al instalar una agenda menos a la izquierda dentro del PT.
Con dudas sobre la disposición y fortaleza de Lula para competir por un cuarto mandato en 2026, el ministro de Hacienda es considerado uno de los candidatos más fuertes a competir por la presidencia.
“Es un ministro extraordinario”, dijo Lula el jueves, reiterando su voto de confianza desde Ginebra, adonde viajó para participar de la Conferencia Internacional del Trabajo.
El debilitamiento del ministro, visto por buena parte del empresariado como un nombre que pone un límite para la expansión descontrolada de gastos, deterioró el ambiente de negocios los últimos días.
“Estamos poniendo bastante fuerza en eso [cortar gastos] para acomodar las varias pretensiones del Congreso, del Ejecutivo, pero sobre todo para garantizar que tengamos tranquilidad el año que viene”, aseguró Haddad el jueves, en un intento por romper su aislamiento político.
El ministerio de Hacienda evalúa, entre otras opciones dentro de la “carta” de recortes de gastos, la eliminación de algunos beneficios jubilatorios.
Las posibilidades de nuevos recortes en la tasa básica de interés, conocida como Selic, este año disminuyeron las últimas semanas, debido a las derrotas de Haddad para aumentar la recaudación. Algunas pocas instituciones inclusive prevén que no habrá nuevos recortes ni siquiera en 2025, pudiendo mantenerse en 10,50%.
Braga planteó una relación contradictoria del Congreso con el ministro, que suma más dificultades para el cuadro económico.
“El parlamento, al mismo tiempo que apoyó grandes proyectos del área económica, crea permanentemente gastos. Cada gran votación obliga a abrir el cofre porque la base parlamentaria del gobierno es muy endeble”, explicó el profesor del Ibmec, añadiendo que las elecciones municipales de 2024 plantean una dificultad adicional para cerrar la canilla de gastos, en pleno período proselitista.
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