El mega acuerdo que la UE selló con Pfizer con mensajes de texto y llamadas
El acuerdo prevé que el boque pueda revender o donar vacunas y no impide que compre más suero a otro proveedor; hasta el momento, poco más del 20% de los ciudadanos en la UE recibió al menos una dosis
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BRUSELAS.- Corría el mes de febrero y la campaña de vacunación de la Unión Europea (UE) iba de mal en peor, sobre todo para su máxima autoridad, la alemana Ursula von der Leyen.
Gran parte de Europa estaba en cuarentena estricta con confinamiento, los enfermos morían y el bloque regional se iba quedando sin vacunas, después de que su mayor proveedor, AstraZeneca, anunciara problemas de producción. Las criticas arreciaban dentro y fuera de la UE, cuestionando el liderazgo de von der Leyen y acusándola de mal manejo de la crisis.
Y en ese momento tan oscuro, la funcionaria tuvo un golpe de suerte.
Hacía un mes que von der Leyen intercambiaba mensajes y llamados con Albert Bourla, CEO de Pfizer, otro de los proveedores de vacunas del bloque. Y en esos intercambios, iban quedando claras dos cosas: que Pfizer tal vez tendría mas dosis para ofrecer —muchas más—, y que la UE estaría feliz de recibirlas.
La diplomacia personal jugó un papel importante en el acuerdo que se cerrará esta semana y por el cual Europa se asegura la provisión de 1800 millones de dosis de Pfizer, que junto a su socio alemán más pequeño, BioNTech, fabrican la primera vacuna contra el Covid-19 que fue aprobada por las autoridades regulatorias de la UE.
El nuevo contrato incluye una orden de pedido de 900 millones de dosis hasta 2023, con una opción por otros 900 millones, reveló von der Leyen en una entrevista. “Estoy convencida de que esto es a largo plazo”, dijo.
A partir de la firma del acuerdo, la UE se convertirá, por lejos, en el mayor cliente individual de Pfizer. Hasta ahora, el laboratorio le lleva vendidos unos 300 millones de dosis a Estados Unidos. El contrato permitirá que la Unión Europea revenda o done las vacunas a sus socios, empoderando al bloque regional para implementar una “diplomacia de vacunas” y respaldar los esfuerzos de inmunización de países más pobres.
Von der Leyen y Bourla se pusieron en contacto en enero, cuando el CEO farmacéutico salió a explicar por qué su empresa tuvo que cortar temporalmente el suministro de vacunas mientras mejoraba las instalaciones de su planta de producción en Bélgica. En noviembre, la Unión Europea había llegado a un acuerdo inicial con la empresa por 200 millones de dosis, con la opción de agregar 100 millones más.
Mientras las obras en la planta de Bélgica avanzaban con bastante facilidad, seguían las discusiones entre el líder de la UE y el jefe farmacéutico, según relataron ambos en entrevistas con el diario The New York Times.
La pandemia seguía arrasando Europa, y Pfizer y BioNTech trabajaban contra reloj para aumentar la producción. Para escalar aún más la capacidad de fabricación, el director comercial de BioNTech, Sean Marett, gestionaba la autorización de los entes reguladores para una planta recién adquirida en Alemania, que ya estaba produciendo vacunas y las almacenaba a la espera de que le dieran luz verde.
A fines de marzo, cuando llegó la autorización, la planta ya había producido 11 millones de dosis, que se sumaron de inmediato a la provisión de la Unión Europea.
Todos esos intercambios resultaron en una serie de acuerdos entre la Unión Europea y las empresas Pfizer-BioNTech. El 17 de febrero, el bloque anunció una orden de compra de otros 200 millones de dosis, y el 19 de abril, activó una opción para recibir 100 millones más.
Los relatos de cómo se concretaron los acuerdos, relatados por von der Leyen, Bourla, Marett y otros nueve funcionarios y expertos involucrados, revelan una alineación sorprendente de necesidad de supervivencia política y apuro empresarial. En su entrevista, von der Leyen les restó importancia a las presiones políticas que había enfrentado y dijo confiar en que a partir de ahora todo iría mejor.
“Sabía desde un principio que incrementar el volumen de las entregas iba a llevar su tiempo y que el trimestre del año iba a ser muy difícil”, dijo la funcionaria europea. “Pero nunca imaginé que iba a ser tan difícil, porque nadie pensó que AstraZeneca iba a reducir sus entregas en un 75%. Ese fue un revés terrible.”
A pesar de los acuerdos con Pfizer y BioNTech, Europa todavía tiene que ponerse día en lo que respecta a vacunar a sus ciudadanos. Desde esta semana, el 22% de los ciudadanos de la UE habrán recibido al menos una dosis de la vacuna contra el Covid-19, frente al 50% de los británicos, el 42% de los estadounidenses y más del 62% de los israelíes, según el sitio de datos globales Our World in Data.
Pero la UE ya ha compensado las dosis no recibidas de AstraZeneca (el bloque demandará judicialmente por las dosis faltantes) y ha adelantado la fecha de plazo que se había puesto para tener vacunado al 70% de los adultos: será en julio, y no en septiembre.
El contrato, cuyos detalles terminarán de pulirse esta semana autoriza a la UE a revender o donar vacunas. El bloque ya es uno de los mayores productores y exportadores de vacunas contra el Covid-19 del mundo: desde diciembre, lleva enviadas más de 159 millones de dosis a 87 países, casi exactamente el mismo número de dosis que conservó para inmunizar a su propia población.
El acuerdo con Pfizer y BioNTech estipula que las dosis se producirán en Europa, y no solo el producto terminado, sino también la mayoría de los 280 componentes que se utilizan para su fabricación, explicaron von der Leyen y Bourla de Pfizer.
El trato no está exento de riesgos ni es inmune a las críticas. Varios países y expertos temen que la UE se vuelva demasiado dependiente de Pfizer y no se cubra con otras apuestas, en caso de que haya problemas con la vacuna o su fabricación.
“Yo tendría cuidado con depender exclusivamente de Pfizer-BioNTech”, dice el profesor Peter Piot, un microbiólogo que asesora a von der Leyen. “Desde el punto de vista científico, es un riesgo demasiado alto”, comenta el experto, aunque señala que las vacunas con tecnología de ARNm, como la de Pfizer, hasta ahora han funcionado bien.
“Pero lo que importa es que pueden cumplir”, dice Piot con relación al nuevo acuerdo de la UE con Pfizer. Von der Leyen, por su parte, aclaró que la UE igual puede adquirir dosis de otras compañías.
Lo cierto es que tanto para von der Leyen como para la UE, el acuerdo con Pfizer y BioNTech es una buena oportunidad para enmendar los errores pasados.
“Europa quiere asegurarse de estar preparada para cualquier eventualidad, en caso de que sean necesarias más vacunas, y esa decisión política lo anima a asumir mayores riesgos”, dice Moncef Slaoui, exdirector de la Operación Warp Speed, la campaña de vacunación de Estados Unidos, y persona de contacto frecuente con von der Leyen por la estrategia de la UE.
“En este caso, la política y la ciencia están entrelazadas”, dice Slaoui.
Traducción de Jaime Arrambide
The New York Times
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