Mads Gilbert es emergentólogo y se encuentra en Egipto a la espera de poder ingresar a la zona de conflicto para asistir a los palestinos en una situación que describió como “una pesadilla”
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“Por supuesto que sé que arriesgo la vida, pero lo hago con los ojos abiertos”. El médico noruego Mads Gilbert, especialista en anestesiología y medicina de emergencia, se encuentra desde hace cuatro semanas en Egipto buscando ingresar a Gaza por el paso de Rafah.
Durante 16 años Gilbert viajó varias veces al año a Gaza para enseñar medicina. Y desde la década de los 80 ayudó a brindar asistencia en hospitales del territorio palestino, incluyendo los de Al Shifa y Al Quds.
Gilbert es profesor en el Hospital Universitario del Norte de Noruega e intenta ingresar a Gaza con un equipo médico de emergencia apoyado por el gobierno noruego.
Los bombardeos a Gaza que Israel inició poco después, con el objetivo declarado de acabar con Hamás, han dejado más de 11.000 muertos, incluyendo más de 4000 niños, de acuerdo al ministerio de Salud de Gaza.
Gilbert habló con BBC Mundo sobre la situación del hospital Al Shifa antes de que se informara este viernes de disparos y explosiones alrededor del complejo.
La BBC pudo verificar un video que muestra lo que parecen ser los destrozos de un misil o mortero que impactó en el patio del hospital.
Gilbert habló con BBC Mundo desde Egipto, donde espera permiso para entrar a Gaza, y explicó por qué regresa a la Franja y cuáles son las condiciones en los hospitales del territorio.
“Mi vida no es el problema”
Cuando sos médico no podés mirar solo la receta médica o el estetoscopio o la radiografía, hay que entender las condiciones sociales en las que vive la gente. Y para los palestinos la situación es extremadamente difícil, lo ha sido durante más de 70 años, y se ha vuelto cada vez más difícil.
Así que voy a Gaza para mostrar solidaridad como médico con mis colegas palestinos, los médicos, las enfermeras, los paramédicos de las ambulancias.
Quiero ir allí para mostrarles que no están solos y hacer trabajo médico junto con ellos. Sé que pueden hacerlo sin mí, pero también sé que necesitan apoyo y que en situaciones de crisis todos necesitamos a alguien que venga y diga: ‘Te ayudaré’. Por eso voy a Gaza.
Cada vez que voy a Gaza sé que estoy arriesgando mi vida. Pero ese no es el problema. El problema son las vidas de 2.200.000 de personas en Gaza.
Mi vida no es el problema. Y cada vez que en la vida te ves obligado a tomar decisiones difíciles tenés que pensar qué gano yo, qué ganan los demás, qué significa esto.
Tengo dos hijos. Tengo cuatro nietos. Mi hija me dice: “No queremos que vayas, pero si decidís ir te apoyaremos de todo corazón”. Y lo mismo sucede con el resto de mi familia.
Y, por supuesto, tenemos que arriesgar algo si queremos luchar por un mundo mejor. Por supuesto que sé que arriesgo la vida, pero lo hago con los ojos abiertos.
“Nunca vi nada parecido”
Las condiciones en los hospitales en Gaza van más allá de lo que las palabras pueden describir. He trabajado en Gaza muchos años y nunca vi nada parecido a lo que está sucediendo ahora.
Hablo con mis colegas en Gaza varias veces al día, veo videos. Es horrendo. Es como una pesadilla. Es tan malo que Gaza en 2023 hace que el infierno de Dante parezca una fiesta de té. Los hospitales están sin agua, sin electricidad y sin materiales desechables como vendas. Están sin medicamentos. Y están superpoblados.
El hospital Al Shifa, el centro de emergencia más importante de Gaza, tiene 300 camas y ahora tiene 1000 pacientes. Tres veces más de las camas que tienen.
Y están completamente superpoblados no solo por los pacientes, sino también por 50.000 personas que se encuentran entre los 1.400.000 que están desplazados en Gaza a causa de los bombardeos de edificios de apartamentos, de pueblos, de zonas suburbanas, de todas las estructuras en las que la gente solía vivir.
“¿Qué hacés si no tenés agua potable?”
[La Organización Mundial de la Salud advirtió en un comunicado el 8 de noviembre de más de 33.000 casos de diarrea mayoritariamente en niños menores de 5 años en Gaza]
Los niños en Gaza no tienen agua, ¿y qué pasa cuando no hay agua y en Gaza hay 30 grados centígrados? El agua del cuerpo se evapora muy rápidamente y se necesitan al menos uno o dos litros de agua potable al día.
¿Pero qué hacés si no tenés agua potable? Morís, y los niños mueren antes por deshidratación que los adultos.
Si además tenés diarrea y vómitos por el agua contaminada que tenés que beber, morís antes.
Además, entre los cerca de 25.000 heridos en Gaza casi la mitad son niños. Muchos de ellos tienen quemaduras. Los médicos me dicen que las condiciones son tales que cuando curan las quemaduras, incluso si las curan dos veces al día, hay gusanos en la herida debido a la falta de agua y desinfectantes para limpiar las heridas adecuadamente.
Hace dos días por falta de combustible para los generadores el hospital Al Shifa tuvo que cerrar la maquinaria que se usa para esterilizar instrumentos quirúrgicos. Y tuvieron que parar las máquinas que producen oxígeno para el hospital. Y tuvieron que cerrar el sistema de refrigeración de la morgue donde se recogen todos los muertos.
Todavía estoy intentando entrar a Gaza. Estamos esperando los permisos de Egipto, pero el paso de Rafah ha sido cerrado y solo se ha permitido la entrada a unos pocos camiones por día.
La situación es muy difícil. Pero no nos rendimos y hay muchos equipos médicos y mucha gente que quiere ayudar.
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