A diferencia de su primo más famoso, donde las piedras ya no se pueden tocar, la gente puede acercarse libremente a los dólmenes de Avebury
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Ningún lugar en la Tierra está tan vinculado al solsticio de verano como Stonehenge, las piedras verticales neolíticas en el centro de Inglaterra que se alinean con el amanecer durante el día más largo del año (este año el 20 de junio).
Pero a tan solo 38 km al norte, otro sitio, que se estima que es 800 años más antiguo y con un diámetro 10 veces más grande, atrae a sus propios visitantes del solsticio anual, especialmente aquellos que desean una experiencia más cercana y personal con los antiguos monumentos megalíticos erguidos en Reino Unido.
“Stonehenge es para el espectáculo, Avebury es para los profesionales”, afirma Alice Hues, propietaria de The Farm at Avebury, una granja y casa de huéspedes.
Con sus 100 piedras originales (no todas aún en pie), el círculo megalítico de Avebury es el más grande de Reino Unido, y uno de los más antiguos, que data del 2850-2200 a.C.
El círculo de piedras rodea por completo el pequeño pueblo de Avebury, que incluye un puñado de tiendas, casas y el pub Red Lion, el único bar del mundo que se encuentra dentro de un monumento megalítico.
A diferencia de su primo más famoso, donde las piedras ya no se pueden tocar, la gente puede acercarse libremente a los dólmenes de Avebury.
Con una altura que varía de 3,6 m a 4,2 m, las enormes piedras sarsen (bloques de arenisca) ofrecen un portal al pasado.
“Me encanta Stonehenge, pero es un poco como ir en una cinta transportadora: tienes que recorrer un pequeño sendero y luego regresar al final”, explica Lally MacBeth, cofundadora de The Stone Club, que ofrece reuniones y eventos para entusiastas de las piedras verticales.
“En Avebury, puedes subir directamente a las piedras. Tienes tiempo para hacer un dibujo o puedes escribir algo y nadie te molestará. Da la sensación de ser muy espacioso”.
En particular, el solsticio atrae a más familias jóvenes, ya que el ambiente aquí es relajado y menos hedonista.
“Es un espacio seguro para asistir y compartir la magia del solsticio de verano con niños más pequeños”, dice Donna Byatt, propietaria de la tienda Elements of Avebury.
“Muchos traerán una manta de picnic y verán a los tamborileros tocar en el atardecer del solsticio”.
Más que un momento
Aunque visitar ambos círculos de piedra es una prioridad, se puede ver el increíble espectáculo del sol al amanecer en Stonehenge en el solsticio y luego conducir 40 minutos hasta Avebury para una exploración más tranquila.
Con menos hordas de turistas, este último sitio ofrece tanto el tiempo como el espacio para retroceder en el tiempo.
El círculo de piedra es sólo uno de los muchos sitios del Neolítico y la Edad de Bronce que hay aquí.
La ciudad está cubierta de antiguos puntos históricos de presencia humana, como el West Kennet Long Barrow, una de las tumbas con cámaras más grandes de Reino Unido; Silbury Hill, una misteriosa colina hecha por el hombre que todavía confunde a los arqueólogos por su presencia y propósito; y Windmill Hill, donde los huesos de animales antiguos en zanjas concéntricas sugieren un lugar de banquetes o comercio.
Aunque no hay una alineación impresionante de las piedras con el Sol en el solsticio de verano, los monumentos y el paisaje de Avebury hablan de los ciclos de la vida, que naturalmente se conectan con los ciclos de las estaciones y el solsticio, dice Matthew Shaw, también cofundador de The Stone Club.
“Pasé un solsticio con Michael Dames, quien escribió The Avebury Cycle en la década de 1970 y explicó cómo el paisaje se conectaba con la vida humana”.
En la teoría de Dames, Silbury Hill representa la Tierra embarazada, el apogeo del verano y el solsticio; mirar dentro del círculo de piedra representa mirar el otoño o la cosecha de tu vida; West Kennet Long Barrow representa el final de la vida y el invierno, mientras que Swallowhead Springs, un manantial y pozo sagrado, representa el nacimiento de una nueva vida y la renovación de la primavera.
“[Dames] influyó en nuestra idea de que se puede establecer un ciclo de un año en el ciclo de la propia vida en relación con los lugares físicos del paisaje”, explica Shaw.
“En Avebury, se puede recorrer toda una vida en dos horas y media o tres horas y pasar por ese ciclo”.
Es un paisaje que vale la pena explorar durante el día más largo del año, especialmente si el clima es bueno.
La historia del lugar y del círculo de piedras se puede experimentar en el pequeño pero informativo Museo Alexander Keiller, pero el resto de los lugares parecen mucho más orgánicos, pensados para ser experimentados físicamente en lugar de intelectualmente.
Para Hues, el Long Barrow es el lugar que siempre la sorprende. “Es increíblemente rico en historia, pero es muy accesible. Puedes escalarlo o hacer un picnic en su cima”, dice.
“Puedes experimentar lo que quieras, ya sea una celebración del solsticio o simplemente pasar un domingo por la mañana”.
Ningún sitio histórico en el vasto paisaje de Avebury atrae una gran cantidad de multitudes durante el solsticio de verano, excepto el propio círculo de piedras.
Esas multitudes empiezan a crecer cuando el sol comienza su largo descenso.
Las celebraciones del solsticio no tienen un cronograma escrito ni una agenda en Internet para saber cuándo comienzan las festividades o los tambores; el ritmo de los tambores simplemente empieza.
Es un lugar donde no parece necesaria ninguna tecnología; el ritmo del sol y el tambor impulsan a todos a permanecer en su lugar.
Al caer la noche
En el centro del círculo de piedra, más músicos se unen al ritmo primigenio de los tambores, un ritmo que parece estar conectado con los miles de años de historia humana que hay aquí.
Algunas personas bailan, otras dibujan; la mayoría simplemente sienten el ritmo mientras se sientan en el césped.
“Cuando estás descalzo en el suelo, escuchando a los tamborileros, evocas sentimientos del pasado, como lo habrían celebrado los antepasados”, señala Byatt.
“No hay teléfonos móviles, solo un grupo de personas reunidas allí por la misma razón”.
Cuando finalmente se pone el sol -este año será a las 21.50 el 20 de junio-, los druidas y los practicantes paganos de la actualidad bailan y representan la guerra metafórica entre la oscuridad y la luz, con música épica en vivo y llamas.
Al final de la actuación, la fiesta continúa, con bailes y tambores que siguen hasta las primeras horas de la mañana.
Al amanecer, la multitud se ha reducido, pero quienes deciden quedarse no tienen prisa por marcharse.
“La gente quiere sentirse conectada con algo más que sus teléfonos móviles, y Avebury se los ofrece”, afirma Byatt. “Está abierto las 24 horas del día, los 7 días de la semana”.
Por Lindsey Galloway
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