El líder opositor le impone sus tiempos a la vorágine de la crisis
Mientras busca más apoyo del extranjero, Guaidó recorre Caracas para tener contacto con la gente
CARACAS.- Las llamadas de los líderes del mundo se estaban acumulando. El primer ministro de Dinamarca estaba tratando de comunicarse con él, al igual que el canadiense Justin Trudeau. Sin embargo, parecía que Juan Guaidó, el joven legislador venezolano que lidera una iniciativa para hacer a un lado al gobierno autoritario del país, no tenía prisa por hablar con ellos: sostenía la mano de una mujer cuyo hijo había sido baleado por las fuerzas de seguridad durante una manifestación nocturna.
"Esto no puede ser en vano", le dijo Guaidó a la mujer, Ana Cecilia Buitrago, el domingo por la mañana, mientras sus ojos se llenaban de lágrimas. Su hijo, Jhonny Godoy, de 29 años, fue asesinado el 25 de enero fuera de su casa en Caracas, dos días después de que Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, lanzó una audaz iniciativa para obligar a Nicolás Maduro a dejar la presidencia.
Desde entonces, Guaidó, un hombre delgado de 35 años, ha pasado largos días trabajando para obtener más apoyo en el extranjero mientras aprovecha el que ya tiene y sigue creciendo en Venezuela. El objetivo es que los más altos funcionarios del gobierno, sobre todo los líderes militares, le den la espalda a Maduro.
Hasta ahora, más de 20 países lo reconocieron como presidente interino del país, entre ellos Estados Unidos, Canadá y la mayor parte del continente americano. También varios países de la Unión Europea (UE), después de que venció a la medianoche del domingo el plazo que le impusieron a Maduro para hacer un llamado a favor de elecciones libres y justas.
Si la apuesta de Guaidó tiene éxito, él y los líderes aliados de la oposición habrán logrado una hazaña asombrosa: encabezar una transición pacífica a la democracia que, esperan, pondrá a Venezuela en el camino hacia la recuperación después de años de colapso económico, corrupción generalizada y un gobierno con un control férreo.
Mientras intenta reunir apoyo, Guaidó ha estado recorriendo Caracas con mínima seguridad, a veces a bordo de una moto. Recibe llamadas de los líderes del mundo, así como de diplomáticos y políticos venezolanos, en un celular cuya batería parece estar siempre a punto de acabarse.
Aunque su ascenso repentino ha sido abrumador, Guaidó no da señales de sentirse desestabilizado.
Se muestra tranquilo mientras un equipo voluntario de asistentes que lo acompañan va de un lado a otro frenéticamente. La única señal externa de que esta nueva vida tumultuosa está afectando a Guaidó es lo áspero de su voz. De noche, cuando deja de recibir llamadas y visitas, dijo Guaidó, no tiene problemas para quedarse dormido.
"Duermo plácidamente", dijo Guaidó mientras su auto se movía furtivamente a través del tránsito de Caracas, y agregó que había aprendido a dormir como bebé bajo condiciones difíciles cuando él y otros líderes de la oposición montaron una huelga de hambre de quince días en 2015, durante la cual durmieron en colchones en la calle. "Es una ventaja".
Sin embargo, Guaidó se da cuenta de que el camino que recorre está lleno de peligros.
Los líderes de la oposición esperaban que cuando Guaidó se autoproclamara líder legítimo del país los líderes de las Fuerzas Armadas le dieran la espalda a Maduro en poco tiempo. Aunque ha habido algunas deserciones de alto perfil, los principales dirigentes militares se han presentado públicamente en los mítines de Maduro.
"Estamos viendo progreso, pero no tan rápido como nos gustaría", dijo Guaidó, y agregó que el miedo sigue siendo un gran impedimento, sobre todo entre los soldados de bajo nivel que apoyan lo que está haciendo la oposición.
En efecto, el éxito de Guaidó no está garantizado. Maduro aún tiene el control de muchos de los mecanismos de poder, entre ellos la radiodifusora del Estado, un Poder Judicial dócil, los líderes militares del país y las fuerzas paramilitares.
A esto se suma que las sanciones al petróleo impuestas por Estados Unidos la semana pasada pronto estrangularán la economía del país, de por sí devastada, lo cual muy probablemente provoque escasez de combustible y haga que los alimentos y los medicamentos sean aún más escasos.
Los aliados de Guaidó en la comunidad internacional dijeron que tenían el propósito de comenzar a enviar ayuda humanitaria al país esta semana. Eso podría socavar a Maduro, que hace poco ridiculizó la posibilidad al decir: "No somos un país de pordioseros".
Guaidó y sus aliados creen que esta semana, con la llegada de la ayuda, será posiblemente un momento decisivo para el movimiento que les ha dado esperanza a millones de venezolanos, pero que aún deben tomar medidas que mejoren sus vidas de manera significativa.
"Hay entre 250.000 y 300.000 venezolanos al borde de la muerte", dijo Guaidó en su camino hasta el hogar de Buitrago.
Si logra tomar la presidencia, Guaidó tendrá que tratar de solucionar los enormes problemas del país sin tener experiencia previa al frente de un gobierno.
Fernando Cutz, exfuncionario de la Casa Blanca que trabajó en políticas relacionadas con Venezuela, dijo: "Las cosas probablemente empeorarán para el pueblo venezolano antes de que mejoren cuando en realidad se empiecen a tomar medidas a favor del bien colectivo", comentó Cruz.
El domingo por la mañana, para consolar a la madre del joven asesinado, Guaidó buscó debajo de su camisa un rosario. "Me dieron esto para que me protegiera", le dijo, poniéndolo suavemente en su palma. "Es un regalo".
Más leídas de El Mundo
"Chicos de la vergüenza". Frida, la cantante de ABBA que se convirtió en la cara más conocida de un plan racial nazi
"Eliminar lo ordinario". Escándalo por la nueva campaña publicitaria de una marca de lujo
Hoy, balotaje. Cómo Uruguay logra escapar a la trampa de la polarización que atormenta a la región