El ladrón que se convirtió en mujahidín
PARIS.- Mohammed Merah, el asesino de Toulouse y Montauban, que en diez días dio muerte a siete personas en tres ataques diferentes, era un delincuente común para las autoridades francesas. Sin embargo, el joven de 23 años, de madre argelina, confesó ser ayer, en realidad, un terrorista de Al-Qaeda cuyo objetivo era "poner a Francia de rodillas".
Nacido en Toulouse, en el sur de Francia, Merah estaba desempleado, aunque había trabajado hasta hace un par de meses en un taller mecánico. El joven, que había sido acusado de delitos menores, como conducir sin licencia y robos, "parecía un joven educado, cortés y flexible, no daba la impresión de que pudiera radicalizarse", dijo su abogado, Christian Etelin, que lo defendió durante varios años.
Sin embargo, según relató ayer el ministro del Interior francés, Claude Guéant, Merah se relacionaba con personas que adhieren al salafismo, una corriente ortodoxa del islam, y había "realizado un viaje a Afganistán y otro a Paquistán", entre 2010 y 2011. Anteriormente, en diciembre de 2007, había sido detenido por las fuerzas de seguridad afganas por fabricar explosivos en Kandahar, bastión de los talibanes.
Por el hecho, fue condenado a tres años de prisión, pero logró escapar de la cárcel meses después en una huida masiva de un millar de presos, entre ellos unos 400 talibanes.
Según el diario Le Monde, Merah fue entrenado por talibanes paquistaníes antes de haber sido enviado a luchar contra las tropas de la OTAN en Afganistán. Fuentes de los servicios secretos franceses sostuvieron que al menos otros 30 ciudadanos franceses fueron entrenados por los jihadistas para luchar contra la OTAN.
De acuerdo con el ministro del Interior francés, Merah estaba vigilado "desde hace varios años" por la DCRI (Dirección Central de la Inteligencia Interior) y sus agentes de Toulouse.
Familia
Mohammed no era el único salafista de la familia Merah. Según se supo ayer, uno de sus cuatro hermanos, Adelkader, también tenía ideas radicales y en su auto la policía halló varios explosivos. Ahora está detenido junto a otros hermanos. De todos modos, Mohammed insistió ayer en que actuó solo cuando atacó la escuela judía de Toulouse y mató a tres niños y un profesor.
"Fue para vengar la muerte de niños palestinos", dijo.
Fue "menos explícito en el caso de los militares" pero dijo que el hecho de que "algunos pudieran ser de confesión musulmana o parecieran de origen norafricano no tenía nada que ver en su decisión, y que quería atacar al ejército francés", dadas "sus intervenciones en el exterior", precisó Guéant.
Mohammed había intentado sin éxito incorporarse dos veces al ejército francés. Primero trató de enrolarse en 2008 y dos años después quiso hacerlo en la Legión Extranjera. La primera vez no lo aceptaron por sus antecedentes judiciales y la segunda abandonó el proceso antes de pasar las pruebas de selección.
El joven, que mide 1,70 metros y es bastante flaco, no llamaba mucho la atención en su barrio. Sus amigos contaron que era aficionado al fútbol, que le gustaba salir a bailar y que llevaba una vida "normal". Muchos de sus amigos no sabían que había estado en Afganistán.
Un vecino que vive en el mismo edificio que Merah, a menos de tres kilómetros de la escuela judía donde perpetró la masacre, describió al presunto asesino como un "barbudo discreto", que no había hecho nada llamativo hasta ahora. Otros, sin embargo, señalaron que les había alarmado verlo rezar en el medio de una cancha de fútbol.
Según especialistas, el joven es un psicópata que no responde al perfil de mártir: no quiere morir, prefiere matar y había individualizado a sus próximas víctimas. Iba a matarlas a bordo de su scooter, con el casco puesto, solitario, como ya había hecho antes.
Pascale Juilliard
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