El iPhone bloquea ahora el ojo intruso de los espías
En la era post Snowden, la NSA tendrá dificultades en su tarea de vigilancia
WASHINGTON.- Lo que preocupa actualmente a los devotos clientes de los productos Apple es si el nuevo iPhone 6 se doblará en el bolsillo de sus jeans. Pero para la Agencia Nacional de Seguridad norteamericana (NSA por sus siglas en inglés) y los organismos de aplicación de la ley, la preocupación es otra: que el nuevo teléfono sea la primera generación de equipos post Snowden que bloquee sus capacidades de vigilancia.
El teléfono encripta mails, fotos y contactos, sobre la base de un complejo algoritmo matemático que usa un código creado en exclusividad por el usuario del teléfono, y que según Apple, la empresa no conocerá.
Lo que está diciendo esencialmente la empresa es que si Apple recibe una orden judicial que exige la entrega de los contenidos de determinado teléfono a las agencias de inteligencia o de aplicación de la ley, sólo podrá entregar un galimatías, junto a una nota diciendo que para decodificar los mails, contactos y fotos de un teléfono, los investigadores deberán descifrar ellos mismos el código o solicitárselo al dueño del aparato.
Descifrar el código, según la guía técnica de Apple, podría llevar "más de 5 años y medio, para probar todas las combinaciones de la contraseña alfanumérica de seis caracteres compuestos pos letras minúsculas y números".
El nuevo iPhone ya generó un exabrupto del director del FBI, James B. Comey. El jueves, en una conferencia de prensa destinada sobre todo al combate contra la amenaza del terrorismo de Estado Islámico, Comey dijo: "Lo que me preocupa es que haya empresas que publicitan expresamente productos que permiten que la gente se coloque más allá de la ley".
Comey citó casos de secuestros en los que al acceso al contenido de un teléfono podría haber llevado a encontrar a la víctima, y predijo que habría momentos en los que los padres irían a él "con lágrimas en los ojos, para preguntarme cómo es que no puedo descifrar el contenido" de los teléfonos.
"La idea de que alguien publicite que un ropero no podrá abrirse nunca -por más que se trate del secuestro de un niño y haya de por medio una orden judicial-, para mí no tiene sentido."
Apple se negó a hacer comentarios al respecto, pero los funcionarios de las agencias de inteligencia, por más que dejan que el FBI haga públicas sus quejas, dicen temer que la decisión de la empresa sea la primera de varias nuevas tecnologías diseñadas para doblegar no sólo a la NSA, sino también las órdenes judiciales de entregar información a los organismos de inteligencia.
Equiparan la movida de Apple con las tempranas medidas de la banca suiza, donde las cuentas secretas fueron creadas precisamente para evadir legislación nacional.
"Los terroristas le van a encontrar la vuelta", así como los criminales expertos en tecnología y los dictadores paranoicos, predijo un alto funcionario de inteligencia, y van a usar el iPhone 6 para conservar allí su información. Otro agente dijo que es como publicar un aviso que dice "Con esto puede evitar la vigilancia, incluso la vigilancia legal".
La decisión de la empresa, según los agentes de inteligencia, plantea un problema crucial: ¿quién decide el tipo de información a la que puede acceder el gobierno?
Hasta ahora, esas decisiones eran tomadas mayormente por el Congreso, que en 1994, aprobó la ley de asistencia de comunicaciones para la aplicación de la ley, que exige que las empresas telefónicas incluyan en sus sistemas la posibilidad de ser pinchados si reciben una orden judicial al respecto.
En Apple y Google, los ejecutivos dicen que fue el propio gobierno de Estados Unidos el que provocó estos cambios.
Las revelaciones del ex empleado de la NSA Edward Snowden no sólo dieron por tierra con los recientes intentos de ampliar el alcance de esa ley, sino que despertaron en todo el mundo la sospecha de que cualquier hardware o software de origen norteamericano -desde teléfonos y servidores fabricados por Cisco Systems- pueden tener "puertas traseras" para el ingreso de funcionarios de inteligencia norteamericanos.
Sobrevivir en el mercado global -especialmente en lugares como China, Brasil y Alemania- depende de poder convencer a los consumidores de que sus datos están seguros.
Traducción de Jaime Arrambide
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