El increíble anuncio del líder de Al-Qaeda mientras los talibanes recuperaban el poder en Afganistán
Ayman al-Zawahiri, de 70 años, lanza un libro de 852 páginas sobre la gobernabilidad en el mundo musulmán que fue calificado como “ridículamente aburrido”; no menciona la caída de Kabul
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WASHINGTON.- Mientras los combatientes talibanes celebraban en Kabul, el mes pasado, el líder terrorista supuestamente más beneficiado por esa victoria se preparaba en silencio para anunciar un logro de su propia cosecha. Y no se trataba de un operativo terrorista, ni de un manifiesto con amenazas hacia Occidente, sino de un nuevo y extenso libro sobre la corrupción política.
Ayman al-Zawahiri, de 70 años y líder de la red Al-Qaeda a nivel mundial, eligió bien el momento para lanzar un volumen histórico de 852 paginas sobre los fracasos de gobernabilidad en el mundo musulmán. Y de inmediato un crítico no dudó en calificarlo de “ridículamente aburrido”.
El extracto que se difundió este mes por internet se refiere al libro como “Primera Parte”, o sea que Al-Zawahri piensa seguir escribiendo. En esas páginas, el líder terrorista dispara contra sus rivales y hasta ensaya una especie de apología de sus largos periodos de ausencia, durante los cuales suele especularse que está gravemente enfermo o incluso muerto. Al-Zawahiri agradece a sus seguidores por su paciencia “durante el largo tiempo que le llevó la escritura de este libro”, según la traducción del texto que hizo el SITE Intelligence Group, que monitorea la actividad online de las organizaciones extremistas.
De la victoria de los talibanes, ni una palabra.
El discreto pronunciamiento de al-Zawahiri contrasta con la alarma y las advertencias de los funcionarios y los expertos antiterroristas occidentales en las últimas semanas, sobre un resurgimiento de Al-Qaeda tras la retirada de Estados Unidos de Afganistán. Desde la caída de Kabul, los grupos militantes islamistas de todo el mundo han aplaudido la victoria de los talibanes y las agencias de inteligencia ven indicios de que algunos elementos de Al-Qaeda ya están regresando a Afganistán.
Sin embargo, también queda cada vez más claro que la agrupación edificada por Osama ben Laden ya no es lo que fue. De hecho, algunos analistas que siguen los pasos de Al-Qaeda desde hace años, dicen que la perspectiva de que ese movimiento terrorista vuelva a tener preminencia internacional desde una base en Afganistán es remota.
“Al-Zawahiri es el líder disfuncional de una organización disfuncional”, dice Hassan Hassan, escritor nacido en Siria y editor fundador de Newlines Magazine, un foro online sobre el Medio Oriente. Hassan califica la reciente publicación de al-Zawahiri y su pomposo estilo como “absurdamente aburrido”.
Según Hassan y otros expertos, aunque las filas del grupo terrorista han mermado significativamente, las prolongadas ausencias de Al-Zawahiri para escribir sus libros nunca dejaron a Al-Qaeda sin un líder visible y activo. Y aunque Al-Zawahiri siga a cargo, parece tener poca influencia práctica sobre la red dispersa de combatientes de Al-Qaeda o las filiales regionales que llevan el nombre del grupo.
Si bien las amenazas de violencia contra el “enemigo lejano” —Estados Unidos y Occidente en general— siguen siendo el discurso estándar en los sitios web pro-Al-Qaeda, en la práctica muchos grupos islamistas parecen haber pasado a otro tema. Tanto en los mensajes como en las tácticas, ahora el centro de atención se ha desplazado a las luchas y los problemas locales, la “jihad del pueblo”, como la denominan algunos escritores islamistas, con menos énfasis en elaboradas conspiraciones antioccidentales que casi con certeza desatarán a una respuesta inmediata y dolorosa y que terminan socavando cualquier intento de establecer un gobierno islámico local.
Afganistán perdió su encanto
Mientras tanto, Afganistán, un viejo santuario de extremistas que se negó a entregar a Ben Laden tras los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, ha perdido parte de su atractivo como destino de militantes que quieren luchar contra los ejércitos más poderosos del mundo.
“No se ve un flujo de combatientes extranjeros hacia Afganistán, como ocurrió en la década de 1990, porque ahora hay otros lugares donde pueden destacarse y cobrar fama, como Siria o Irak,”, dice Bruce Riedel, exanalista de antiterrorismo de la CIA y exasesor de cuatro presidentes de Estados Unidos. “Además, los talibanes han pensado mucho si realmente quieren ser vistos como el cuartel general del terrorismo internacional. Después de haber pasado 20 años tratando de recuperar el país, ahora que tuvieron éxito, ¿realmente van a arriesgarse a perder el control?”.
La administración de Biden dice que planea usar tácticas “sobre el horizonte” — básicamente, inteligencia electrónica o de “señales” y el uso de drones armados— para identificar y destruir cualquier amenaza futura. Pero funcionarios actuales y anteriores del gobierno de Estados Unidos reconocen que la tarea de descubrir y desbaratar complots y monitorear a los múltiples grupos terroristas que hay en Afganistán, incluida la filial de Estado Islámico en ese país, se ha vuelto mucho más difícil desde el momento en que las últimas tropas estadounidenses despegaron de Kabul, el 30 de agosto.
“Para los ataques antiterroristas, se necesitan elementos activos presentes en el lugar: buena inteligencia de ‘señales’, pero también redes de inteligencia humana que operan sobre el terreno, espías dispuestos a contarnos secretos a riesgo de sus propias vidas”, dice Nathan Sales, máximo funcionario antiterrorista del Departamento de Estado norteamericano durante la administración Trump. “Las tácticas sobre el horizonte no compensan la ausencia de todo eso.”
Los expertos reconocen que desde Afganistán o desde cualquiera de los más de diez países donde Al-Qaeda o el Estado Islámico controlan territorio o tienen una presencia fuerte puede surgir rápidamente una amenaza terrorista contra el territorio norteamericano. O también pueden aparecer “lobos solitarios”, terroristas auto-radicalizados que llevan a cabo ataques sin esperar instrucciones o aprobación de ningún grupo formal. Para que Afganistán se convierta en lugar de origen de un atentado, dicen los expertos, los anfitriones talibanes de Al-Zawahiri deberían estar dispuestos a apostar por Al-Qaeda y arriesgarse a que Estados Unidos decida volver a ocupar el país.
“Si Al-Qaeda tiene una pizca de racionalidad y si quiere volver a vivir, es posible que prueben con una estrategia que no implique hacerse los superhéroes, porque la última vez no les fue tan bien”, dice Richard A. Clarke, coordinador de antiterrorismo del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca.
Al-Zawahiri, hoy
El lanzamiento del libro da nuevas pistas sobre el misterio permanente que rodea la actual vida de Al-Zawahiri. Hasta ahora, muchos expertos y algunos analistas de inteligencia creían que el líder de Al-Qaeda estaba muerto. Pero la introducción del libro, titulado El libro y el sultán: acuerdo y separación. Reflexiones sobre la corrupción política y sus efectos en la historia de los musulmanes, está fechada en abril de 2021. En un video sin fecha publicado en sitios web pro-Al-Qaeda sobre el aniversario de los ataques del 11 de septiembre, Al-Zawahiri se refiere a noticias y hechos ocurridos a principios de 2021. Sin embargo, no menciona la derrota de las fuerzas del gobierno afgano contra los talibanes, durante el verano boreal. El silencio atronador sobre ese tema renovó de inmediato las especulaciones de que padece una enfermedad crónica o de problemas para transmitir mensajes desde su escondite al mundo exterior.
En la introducción de su libro, Al-Zawahiri fustiga a líderes de milicias musulmanas y académicos islamistas a los que no menciona por su nombre, acusando a sus rivales de “demagogia” y de ser parte de “una corriente de mala moral”. En otra parte de los extractos publicados, el texto revela estilo notoriamente seco y pedante de su autor.
Al-Zawahiri nunca fue un líder carismático y jamás logró ser una fuente de inspiración para sus seguidores extremistas, como sí lo fueron Ben Laden o figuras más recientes, como el terrorista jordano Abu Musab Al-Zarqawi, fundador del grupo iraquí que luego se convirtió en Estado Islámico. Hamza Ben Laden, hijo del fundador de Al-Qaeda y el hombre alguna vez visto como sucesor natural al frente de esa organización, fue asesinado en una operación antiterrorista estadounidense.
“Al-Zawahiri es el ideólogo de al-Qaeda, un hombre de pensamiento más que de acción, y sus escritos son pesados, y hasta insoportablemente aburridos”, dice Riedel, el exanalista de la CIA. “No es la figura carismática que necesita Al-Qaeda, y no veo a nadie en el horizonte que pueda ocupar ese lugar. Eliminar al hijo de Ben Laden canceló esa posibilidad.”
Traducción de Jaime Arrambide
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