El incierto futuro de Alex Saab, el presunto testaferro de Nicolás Maduro, que espera por su extradición
CARACAS.- La odisea del millonario colombiano Alex Saab, presunto testaferro de Nicolás Maduro, es de tal envergadura que pasará a la historia de la diplomacia como uno de los capítulos más espinosos de la nueva guerra fría entre Estados Unidos y las revoluciones latinoamericanas. Superados los siete meses desde que el principal operador financiero del chavismo (según el gobierno de Bogotá) fuera capturado durante su escala aérea en Cabo Verde, Saab espera la decisión de los jueces en su arresto domiciliario de la turística Santa María, a donde fue trasladado el lunes por orden del Tribunal de Apelación.
Casi ochos meses salpicados de un duro tira y afloja, incluidos los constantes llamamientos del gobierno bolivariano para que dejen en libertad a esta especie de "enviado diplomático" para sus negocios en Irán, Rusia o Turquía. La cancillería chavista exigió que se respetaran los derechos humanos del "preso político" Saab, un llamamiento recibido con hilaridad en Venezuela donde 350 prisioneros políticos permanecen olvidados en las mazmorras de Maduro entre acusaciones muy graves contra los agentes gubernamentales, como torturas y violaciones sexuales.
Otra de las estrategias llevadas a cabo por el equipo de defensores de Saab, encabezados por el exjuez español Baltasar Garzón, quien ha participado en reuniones del Grupo de Puebla, fue designar al empresario barranquillero como "embajador extraordinario y plenipotenciario y representante permanente alterno de la Misión de Venezuela ante la Unión Africana".
Pese a que esta maniobra se realizó el 28 de diciembre no se trató de una inocentada bolivariana. La respuesta caboverdiana fue contundente: los derechos diplomáticos no son retroactivos. Este gobierno africano, además, tampoco reconoce a Nicolás Maduro como presidente legítimo de Venezuela. En las últimas horas los abogados defensores del millonario colombiano han denunciado que su defendido no dispone de Internet ni teléfono en su arresto domiciliario, por lo que ha perdido posibilidades de comunicación.
La nueva vivienda de Saab cuenta con vigilancia especial, conocidos los planes revolucionarios para extraerle de Cabo Verde sea como fuere. Incluso la Armada de Estados Unidos realizó movimientos navales para evitar una posible fuga, según desveló The New York Times.
La penúltima jugada jurídica se ha realizado en el propio suelo estadounidense: los abogados de Saab han pedido a un juez federal de Florida que desestime la extradición de su defendido, insistiendo en que se trata de un diplomático y también apoyándose en que sus acciones se realizaron fuera de Estados Unidos.
Pese a ser un proceso salpicado de obstáculos, la extradición de Saab sigue su curso, a la espera de la decisión de la Corte Suprema. Sobre el agente bolivariano pesan ocho cargos propuestos por el Departamento de Justicia de Estados Unidos por lavado de activos por 350 millones de dólares producidos por la corrupción, desde la importación de alimentos hasta la venta de petróleo y oro.
Saab era un modesto empresario que regalaba llaveros en su Barranquilla natal, pero sus contactos políticos, en especial el de la exsenadora izquierdista Piedad Córdoba, le llevaron hace casi una década hasta los jerarcas chavistas, incluido Nicolás Maduro. Desde entonces se convirtió en una pieza clave en el rompecabezas de la revolución, imprescindible al principio para manejar los fondos de la corrupción y fundamental ahora para sortear las sanciones de Estados Unidos y Europa.
Encarcelado a casi 5000 kilómetros de distancia, la influencia política de Saab se ha mantenido al frente de los diputados (llamados "alacranes") expulsados de sus partidos al conocerse su vinculación económica con el testaferro de Maduro. Pese a su fracaso electoral, uno de ellos, José Brito, encabeza la supuesta comisión de investigación en contra de los diputados del Parlamento legítimo de 2015. Ayer aprovecharon para exigir nuevas medidas, como la prohibición de salida del país, para 30 de ellos, incluido el propio Juan Guaidó, presidente interino.
"Venezuela y el mundo saben quiénes traicionaron al pueblo que les dio el mandato de luchar por su libertad y prefirieron venderse al régimen y sus operadores, como es el caso de José Brito, que por los dólares manchados de sangre de Alex Saab están al servicio de Maduro", expresó en un comunicado Primero Justicia, partido del que fue expulsado Brito.
"Es como si Pablo Escobar acusara a la DEA de narcotráfico", concluyó Voluntad Popular.
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