El impulsor del apartheid
1984
En 1946, a los 30 años, la carrera política de Pieter Willem Botha comenzó a florecer. Ese año se transformó en uno de los principales dirigentes e ideólogos del Partido Nacional de Sudáfrica al asumir el puesto de funcionario de información del partido, una organización política blanca que estableció el apartheid, un régimen de segregación racial de la mayoría negra en ese país.
Desde ese cargo, Botha se encargaba de preparar circulares sobre la política del Partido Nacional y propaganda para ridiculizar a sus opositores. Su blanco preferido era Jan Hofmeyr, un político moderado del Partido de la Unión cuyas ideas de igualdad racial eran vistas como una amenaza por los muchos blancos sudafricanos.
Luego de 1948, la agrupación de Botha, que resultó ganadora en unos comicios sólo para blancos, transformó en realidad sus promesas racistas de campaña y aprobó medidas segregacionistas que impedían el casamiento y las relaciones sexuales interraciales, que registraban y clasificaban a la población entre blancos, negros, asiáticos o mestizos, que prohibían los partidos políticos multirraciales, y que impedían que los no blancos vivan en ciertas áreas.
En 1966, Botha asumió como ministro de Defensa. En ese cargo, que mantendría hasta 1980, concretó uno de sus sueños más controvertidos: el desarrollo de una bomba atómica en secreto. En ese momento, ya era conocido como "PW" por sus partidarios y como Pieter Weapon (Pieter Arma) o el "Gran Cocodrilo", por sus críticos.
Como gesto hacia los Estados Unidos, Botha aprobó una intervención militar en Angola ante el surgimiento de una guerrilla marxista. Fue una iniciativa fallida que terminó en derrota. Pese a la humillación que supuso el retiro de las tropas sudafricanas, Botha tendría revancha. En 1978 asumió como primer ministro de Sudáfrica y retuvo su cargo de ministro de Defensa. En 1984, llegó a la presidencia.
Paradójicamente, este ferviente defensor del apartheid -famoso por su personalidad severa y sus arranques de ira- fue el encargado de revisar las leyes racistas, que habían transformado a Sudáfrica en un Estado paria. Lo hizo tibiamente: legalizó los matrimonios interraciales y concedió derechos políticos limitados a los mestizos.
2005
En 1989, Botha sufrió un accidente cerebrovascular leve. Su problema de salud y la presión de Estados Unidos y Gran Bretaña lo obligaron a renunciar a la presidencia.
Su sucesor, Frederik De Klerk, terminó de desmantelar el sistema de apartheid, lo que llevó a un abrumador triunfo electoral en 1994 del líder negro Nelson Mandela, y también desactivó seis bombas atómicas, que se habían desarrollado a partir de 1979 bajo la tutela de Botha.
Tras su paso por el gobierno, el político sudafricano -que había sido un habilidoso jinete y un aficionado a la caza deportiva de joven- se dedicó a sus dos grandes pasiones: los caballos (tiene una colección de ponies argentinos) y las armas de fuego.
En 1998, fue convocado por la Comisión de Verdad y Reconciliación a declarar sobre crímenes que tuvieron lugar en la era del apartheid. Contrariado por la convocatoria, el ex presidente sudafricano calificó a la comisión de "circo" y se negó a colaborar. Su desafío le valió una condena a un año de prisión, que no se hizo efectiva por su avanzada edad: 82 años.
Ese mismo año protagonizó otro escándalo, de índole muy diferente, que lo transformó en la comidilla de la prensa del corazón y de la conservadora elite sudafricana. Cinco meses después del fallecimiento de su esposa, Botha se comprometió con la viuda Reinete Te Water Naude, 34 años menor. Pero luego se casó con otra mujer: su ex secretaria Barbara Robertson, de 57 años.
Hoy en día, a los 89 años, vive con su segunda mujer en una mansión ubicada en una alejada localidad costera del sur de Sudáfrica y se conecta todos los días a Internet para informarse sobre la actualidad política del país.
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