Las organizaciones sin fines de lucro que ayudan con alimentos a los más necesitados reportan un gran aumento en la cantidad y variedad de personas que se acercan a buscar comida
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Cuando Angela Doggett abre las puertas del centro comunitario, está acostumbrada a ver un puñado de rostros familiares que vienen a recoger comestibles que los ayudarán durante la semana. Pero últimamente ya no son unos pocos visitantes habituales. La espera una fila extensa de personas que se acercan al centro en busca de ayuda.
“Diría que en los últimos dos meses hemos visto aumentar la cola de unas cuatro o cinco personas a 25 o 30 “, le dice a la BBC la gerente del proyecto Bechange en Aylesham, Kent, en el sureste de Reino Unido. “Son personas con familias jóvenes, personas mayores y personas que están trabajando... Estoy viendo gente nueva que no había visto la semana anterior”, cuenta.
Y es que la inflación en Reino Unido está aumentando a su ritmo más rápido en 30 años. En los últimos 12 meses hasta febrero, los precios subieron en promedio un 6,2% y se espera que la situación -impulsada principalmente por el aumento global en el precio de la energía- empeore y alcance incluso los dos dígitos.
Se trata de un problema que afecta también al resto de Europa, como por ejemplo España, donde la inflación en marzo ascendió un 9,8% respecto al año pasado, su nivel más alto en 37 años.
Demanda creciente
“Estamos recibiendo gente que viene de más lejos, de fuera del pueblo y que se lleva cosas para sus familiares y vecinos porque también están preocupados por ellos”, continúa Doggett. No está sola: otras organizaciones sin fines de lucro y grupos comunitarios que ayudan a las personas en riesgo de padecer hambre están viendo un aumento en la demanda de sus servicios.
Los hallazgos son parte de una nueva encuesta realizada por FareShare, una red benéfica que distribuye excedentes de alimentos a miles de organizaciones en todo Reino Unido. De los 1.200 grupos que participaron en el sondeo, el 90% dijo que su trabajo se está viendo afectado por la crisis del costo de vida.
FareShare dice que no tiene suficientes alimentos para satisfacer la creciente necesidad de ayuda. Ahora está lanzando una campaña para conseguir más donaciones de parte de la industria alimentaria para tratar de mantenerse al día con la demanda.
“Hace entre un año y 18 meses enviábamos 1.500 bandejas de alimentos a la semana, ahora son 3.000″, comenta Emma White, gerente de turnos en el centro de distribución de FareShare en Kent. “Creo que esta cifra podría duplicarse nuevamente en los próximos meses”.
FareShare tiene 30 almacenes regionales en todo el país. Equipos de voluntarios con chalecos de alta visibilidad recogen y empaquetan grandes cantidades de alimentos no vendidos o no deseados de supermercados y fabricantes de alimentos.
También se recolectan cantidades más pequeñas de excedentes de alimentos directamente de minoristas y puntos de venta de comida para llevar. Gran parte son productos frescos y nutritivos que de otro modo se desperdiciarían.
Aumento de precios
FareShare calcula que ayuda a alimentar a más de un millón de personas en Reino Unido cada semana. “Puede ser un refugio para personas sin hogar, un club de desayuno escolar o un banco de alimentos. Estamos sirviendo a todas las áreas de Reino Unido en diferentes comunidades”, le explica a la BBC Emma, quien también es voluntaria.
Más del 75% de las organizaciones que respondieron a la encuesta de FareShare dijeron que habían visto un aumento en la demanda. Entre las razones por las que las personas acceden a sus servicios, el 65% dijo que se debía al aumento del costo de los alimentos, mientras que el 52% dijo que el aumento de las facturas de gas y electricidad también era un factor.
Ansiedad
En el proyecto Bechange, los voluntarios recolectan alimentos una vez por semana y los colocan ordenadamente en las mesas del salón comunitario para cualquiera que llegue. Cada viernes, Alison Trevellion, de 55 años, se suma a la cola a esperar que abran las puertas.
“Voy a hacer una sopa con deliciosos vegetales que me durará unos días. También recojo fruta fresca... no deberías angustiarte o sentirte avergonzado por venir aquí”, dice. “Esto es para todos”. Alison estuvo viniendo a Bechange desde hace un par de meses y dice que es de gran ayuda porque el dinero ahora es muy escaso.
“Tal vez soy una de los afortunadas. Trabajo medio tiempo, recibo Universal Credit (la ayuda financiera del gobierno), pero me sigo preocupando cuando pienso en cuánto está subiendo el gas y la electricidad y simplemente no creo que este gobierno esté en contacto con la realidad”, dice.
“Me encantaría que tuvieran mi salario durante un mes y que yo tuviera el de ellos. Porque nunca vendrían aquí”. Alison dice que se las arregla, pero que no puede dejar de pensar en lo que le espera. “Me acuesto por la noche, empiezo a pensar en cosas. Y empiezo a frotarme el pelo. Y tengo una zona calva ahí, porque estoy muy preocupada por todo”.
Los trabajadores y voluntarios de este pequeño centro también notan la creciente ansiedad. “Es realmente impactante porque se trata de todo tipo de personas. Realmente no hay un final para esto. Sabemos que las cosas van a empeorar, ellos saben que las cosas van a empeorar”, señala Doggett.
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