El heredero del dictador buscará el poder en Libia
TÚNEZ.- Más de seis años después del final de la guerra libia , Saif el-Islam, hijo del dictador Muammar Khadafy y antiguo presunto heredero, no ha renunciado a dirigir el país. Su vocero y asesor político, Aymen Bouras, anunció el lunes su candidatura a las elecciones presidenciales previstas para finales de año. Era un rumor que circulaba desde hace tiempo entre los círculos khadafistas.
No obstante, todas las informaciones relativas a Saif están envueltas en un halo de confusión desde que en junio pasado se filtrara su puesta en libertad tras haber permanecido seis años bajo custodia de una milicia.
"Saif está en Libia. Pronto reaparecerá en público para presentar su plataforma electoral", declaró Bouras al finalizar la conferencia de prensa, en la que explicó que la prioridad para el político libio es conseguir la reconciliación nacional. "Saif es el único capaz de recabar el apoyo de todas las tribus del país. Ahora está claro que lo que sucedió en 2011 no fue una revolución, sino una conspiración extranjera para apropiarse de los recursos de Libia", afirmó el vocero y uno de los responsables del Frente Popular para Liberación de Libia, movimiento afín al antiguo régimen.
"Delegados tribales en representación de Saif han estado viajando por varias regiones de Libia para hacer campaña por él. Han urgido a la población a registrarse para votar en las próximas elecciones y apoyar a Saif como el único candidato capaz de salvar a Libia de la crisis actual", explica Mohamed Eljarh, analista y director del think tank Libya Outlook. Ahora bien, existen dudas sobre el apoyo real de que dispone sobre el terreno, pues no controla ninguna poderosa milicia.
Una de las cuestiones que podría complicar la candidatura del hijo predilecto de Khadafy es la existencia de una orden de arresto hecha por Fatou Bensouda, fiscal del Tribunal Penal Internacional (TPI) de La Haya. Saif está acusado de ser partícipe de los crímenes contra la humanidad cometidos tanto durante el gobierno de su padre como en la guerra civil. No obstante, él se desvincula de los abusos y asegura que su proyecto político siempre fue la democratización del país.
De momento, no existe una fecha para la celebración de las elecciones presidenciales y legislativas. Además de Khadafy, suenan sobre todo los nombres de otros dos probables candidatos: Jalifa Haftar, el caudillo militar que lidera el autoproclamado Ejército Nacional Libio, y Fayez Serraj, primer ministro del gobierno de unidad nacional patrocinado por la comunidad internacional.
En todo caso, antes de celebrar los comicios, el pueblo libio deberá ratificar a través de un referéndum la nueva Constitución del país. Numerosos analistas han cuestionado que se den las circunstancias apropiadas para celebrar un proceso electoral transparente en el país magrebí, sumido en el caos, con un Parlamento disfuncional y dos gobiernos en pugna. De hecho, si los perdedores no aceptan los resultados, la cita con las urnas aún podría agravar la actual crisis política.
"La celebración de elecciones es necesaria porque ya ha caducado el mandato de todas las autoridades electas del país, y por ello tiene un problema de legitimidad", sostiene Beshir Jouini, un investigador tunecino especializado en Libia. "Sin embargo, sin la existencia de un poder central con unas capacidades mínimas, o sin el consenso de todos los actores políticos del país, es imposible organizar unos comicios con garantías".
© El País, SL
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