El gran responsable de los crímenes cometidos en Darfur comparece ante la Justicia
Omar al-Bashirse apoderó del poder en Sudán, el país más extenso de África, a través de un golpe de estado que fuera perpetrado en 1989. Hoy, a los 76 años de edad, treinta años después de ello, está siendo juzgado, junto con otros 26 acusados, por los horribles crímenes cometidos por sus seguidores en la región de Darfur, en su propio país.
Ya está preso, aunque por otros motivos: también fue acusado de corrupción, lavado de dinero y tenencia ilegal de moneda extranjera, por lo que recibió una condena a dos años de prisión, que está cumpliendo.
En otro andarivel, Bashir, que es beduino, está acusado de haber cometido diversos crímenes de guerra y de lesa humanidad, por lo que debería en su momento comparecer ante la Corte Penal Internacional, en La Haya. Hablamos de nada menos que 300.000 muertes cometidas salvajemente entre el año 2003 y 2008.
A comienzos de año, las autoridades actuales de Sudán confirmaron que lo entregarán a los fiscales internacionales, lo que es dudoso. Muchos de aquellos militares que en aquel entonces lo acompañaron hoy están firmemente instalados en los cargos más altos del poder político de Sudán.
Hasta que fuera depuesto en 2011, Bashir, un líder islámico malamente disfrazado de devoto, gobernó Sudán implacablemente, con mano de hierro. Triunfó en las elecciones presidenciales que se presumieron fraudulentas, tanto en 2010 como en 2015.
Con anterioridad, había sido Comandante de las Fuerzas Armadas de su país durante el conflicto que, con el paso del tiempo, terminó con la difícil secesión de Sudán del Sur, mediante el referendo de 2011. Recordemos que, al partirse Sudán, Sudan del Sur se llevó consigo a las dos terceras partes de los yacimientos de hidrocarburos con los que el país previamente contara.
Además, en 1973, Omar al-Bashir había combatido contra Israel, enrolado entonces, curiosamente, en las filas del ejército egipcio.
Su caída fue fruto de un proceso de desprestigio provocado por el inmediato rechazo popular a un fuerte aumento del precio doméstico de los combustibles dispuesto por su gobierno. Desde diciembre de 2018, las protestas en su contra se sucedieron constantemente, lo que terminó por erosionar definitivamente su cuota personal de poder.
Finalmente, sus colegas militares lo removieron en abril de 2019. Y, desde entonces, ha transitado un -no demasiado inesperado- calvario personal.
Se lo acusa de haber cometido delitos que, por cierto, son gravísimos, como: asesinatos, exterminio, limpieza étnica, violaciones y torturas. A lo que se suman los pillajes de poblaciones tribales enteras.
Los victimarios fueron las llamadas "Janjaweeds", esto es milicias compuestas por árabes nómades contra algunas tribus negras de su país, dedicadas fundamentalmente a la agricultura cuyos integrantes fueron sus desdichadas víctimas.
Si, pese a la labor de los 150 abogados que lo defienden, finalmente se lo encuentra culpable del golpe mediante el cual en su momento se apoderara por la fuerza del gobierno de Sudán, Omar al-Bashir podría enfrentar la pena capital.
Presumiblemente, pocos, muy pocos, lo llorarán en ese caso.
Exembajador de la República Argentina ante las Naciones Unidas
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