El gigante de la tecnología construido con una férrea disciplina militar y hasta "lavado de cerebro"
Huawei enfrenta denuncias de espionaje y explotación laboral; exempleados relataron las duras condiciones para el ingreso a la compañía
PEKÍN.- El fundador de Huawei, un exingeniero del Ejército Popular de Liberación -el ejército chino-, administra el gigante de las telecomunicaciones con disciplina militar.
Durante dos semanas, los nuevos empleados de la planta de Shenzhen tienen que someterse a entrenamiento militar en un predio de la Universidad de Huawei, el instituto de capacitación de la empresa, junto con sesiones que son llamadas literalmente "lavado de cerebro".
Son alojados en dormitorios universitarios y se levantan a las 5 de la mañana para correr y hacer ejercicios vestidos con los uniformes rojo y blanco de Huawei. Después tienen clases sobre la historia de los productos de la empresa y su cultura corporativa, que es "sanguinaria" como un lobo, según exempleados.
La empresa de tecnología ha convertido la intensa disciplina interna en parte de su cultura oficial. Un popular foro online chino se llama "¿Por qué vine a trabajar a Huawei?". Allí, un empleado describió anónimamente su primer año de trabajo en la empresa como "doloroso".
"La temeridad frente a las dificultades y la avidez por progresar son constantes en cada miembro de Huawei, sin importar lo doloroso de las circunstancias", manifiesta la empresa en uno de sus sitios web.
Y hasta el bloguero que se queja en el foro del sufrimiento que implica trabajar en Huawei admite que ese sistema funciona. "Si no fuese por esa pasión y esa lucha constante, Huawei no habría llegado donde llegó", posteó el mismo empleado.
La empresa fue fundada en 1987 por Ren Zhengfei, un hombre de una zona rural que sirvió 20 años en la división de tecnología militar del ejército. Al salir fundó Huawei con tres empleados y 5000 dólares.
A pesar de haberse expandido imparablemente hasta operar en 170 países, Huawei sigue siendo una empresa china, con un directorio compuesto exclusivamente por chinos. El paso de su fundador por el ejército también ha engendrado la sospecha de que Huawei trabaja con los servicios de seguridad chino para espiar a sus clientes.
Ese posible espionaje y los vínculos tan estrechos de Huawei con el Estado chino han generado suspicacias y preocupación en todo el mundo. Estados Unidos, Australia y Nueva Zelanda han tomado medidas que podrían bloquear el hardware de Huawei en sus redes cuando ingrese la nueva generación de conectividad para celulares, conocida como 5G.
"Huawei se considera en guerra contra todos sus competidores", escribió Eric Flamholtz, un consultor de gestión que hizo un estudio de caso sobre Huawei. "Desde la perspectiva de Ren, es una continua batalla por la supervivencia. Y en esa batalla, Ren cree que su arma principal es la cultura corporativa".
En 2015, un elogioso artículo de la Harvard Business Review sobre el éxito de Huawei señalaba una "intensidad de campo de batalla" en el funcionamiento operativo de la empresa. En sus comienzos, uno de los lemas favoritos de Ren sonaba como un grito de batalla: "Si nos toca perder, pelearemos con todas nuestra fuerzas hasta la muerte".
Ya entonces, a cada empleado le entregaban una frazada y un colchón de litera militar: la idea era trabajar, dormir y de vuelta a trabajar.
"En Huawei la burocracia es cosa seria, y tal vez sea porque el jefe de la empresa sirvió en el ejército", escribió un exempleado en el sitio web Kanzhun, similar a Glassdoor, donde los empleados evalúan a sus empleadores. "Los subalternos no tienen derechos ni discuten nada con sus superiores. Solo obedecen".
Otros dicen que el sueldo es bueno y que el extenuante trabajo los volvió más resilientes. Otras tecnológicas chinas, como Alibaba y Xiaomi, también hacen trabajar a sus empleados hasta la extenuación, y acuñaron la frase "996": el personal trabaja de 9 a 9, seis días por semana.
Pero Huawei parece haber ido aún más allá. Hasta hoy, a los empleados de Huawei se les pide que firmen un "acuerdo voluntario de esfuerzo", un compromiso de lealtad por el que ceden su derecho a las vacaciones y al pago de horas extras, dice Elliott Zaagman, capacitador corporativo y entrenador ejecutivo que ha escrito extensamente sobre Huawei.
Esa ética del trabajo contribuyó a convertir a Huawei en la mayor fabricante mundial de equipos de telecomunicaciones y en la segunda de celulares, detrás de Samsung.
Por trabajar de esa manera, Huawei les ofrece a sus empleados el mismo crecimiento vertiginoso que ha experimentado como empresa.
Según Zaagman, la compañía recluta deliberadamente a los mejores estudiantes de las ciudades más remotas, que buscan su primera oportunidad de ganar buen dinero o de ascender a la clase media.
Los empleados son recompensados con su inclusión en el programa accionario de Huawei. Cuanto más tiempo permanecen en la empresa, más lucrativa su participación accionaria, lo que implica que un empleado de bajo rango pero de larga trayectoria puede ganar más que un ejecutivo con poco tiempo en su puesto. "Quieren gente que se pele el culo trabajando", dice Zaagman, y agrega que en China, eso hace de Huawei una empresa ejemplar. "Todos quieren imitarla".
Pero ese mismo éxito en China puede ser el que complique a Huawei en el resto del mundo. "En China, Huawei es considerada intocable", dice una fuente de la industria. "Pero fuera de China, es una corporación como cualquier otra, sujeta a las leyes de cada país".
Traducción de Jaime Arrambide
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