El general retirado israelí que enfrentó a los terroristas de Hamas antes de que el Ejército reaccionara
Al correr a confrontar él mismo a los atacantes, Israel Ziv se convirtió en un símbolo de la lentitud oficial para enfrentar el asalto del sábado pasado
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BE’ERI, Israel.- El sábado a la mañana, mientras paseaba en bicicleta, Israel Ziv, general retirado del ejército israelí, empezó a recibir un aluvión de llamadas alarmantes.
Desde Gaza habían disparado una andanada de cohetes. Hombres armados de Hamas, la agrupación armada palestina que controla ese territorio, estaban invadiendo Israel a través de la frontera. Poco después se enteró que un amigo de su hijo estaba atrapado en un kibutz.
Ziv corrió a su casa, se calzó su uniforme, manoteó su pistola 9 milímetros, salió volando en su nuevo Audi blanco por una ruta desértica. A medida que se acercaba a la frontera de Gaza, empezó a ver columnas de humo negro que se elevaban frente a él. Del ejército israelí, al menos al principio, ni noticias. Los atacantes de Hamas atravesaban por el paisaje, encorvados por el peso de las pesadas ametralladoras y lanzagranadas: empezaron a dispararle.
“Estaban por todas partes, eran cientos…”, señala Ziv.
Israel Ziv, a 66-year-old retired Israeli Army general, drove headlong into the battle zone to confront Hamas attackers. Armed with only a pistol, he organized a confused group of soldiers into a fighting unit and oversaw evacuations. https://t.co/7I0uzs9Q6q pic.twitter.com/qS0LhuZvpR
— The New York Times (@nytimes) October 12, 2023
El general Ziv —un hombre fornido de pelo hirsuto y un poco irascible que fue jefe de la dirección de operaciones de las Fuerzas de Defensa de Israel— es una figura muy conocida en Israel, especialmente ahora. Sus acciones del fin de semana —manejar a toda velocidad hacia la zona de batalla solo armado con su pistola, reagrupar a un confundido grupo de soldados de una unidad de combate y supervisar las evacuaciones— se viralizaron en las pantallas de los canales de noticias de Israel. Y también se ha convertido en un ejemplo del espíritu “hazlo tú mismo” de Israel, y del fracaso de sus agencias militares y de inteligencia.
El gobierno israelí dice que el número de víctimas de la devastadora incursión de Hamas alcanza los 1300 muertos, la mayoría civiles desarmados.
En medio de la angustia por la masacre, el enojo de la opinión pública ya empezó a levantar temperatura, y muchos israelíes, entre ellos Ziv, culpan al gobierno del primer ministro Benjamín Netanyahu.
“El gobierno está totalmente paralizado”, dice Ziv, que ya antes de esta crisis era extremadamente crítico con Netanyahu, por sus políticas que dividían a los israelíes y ponían en riesgo la seguridad del país.
Sin embargo, Ziv sigue siendo bienvenido en los pasillos del poder de Israel. El miércoles mantuvo varias teleconferencias con líderes de la industria sobre la recaudación de decenas de millones de dólares para ayudar a las víctimas y sus familias.
“Sólo para los civiles”, grita Ziv. “Para el Ejército, ¡nada!”
También habló con los altos mandos del ejército y la policía sobre la línea de refuerzo de defensa civil que claramente había sido sobrepasada por el enemigo.
Hasta ingresó en el Ministerio de Defensa de Israel para reunirse con el ministro Yoav Gallant y mantuvo reuniones secretas con funcionarios de seguridad nacional, donde tuvieron que dejar sus celulares en el suelo del pasillo, antes de entrar a una pequeña oficina para mantener una charla con la esperanza de que su contenido no se filtrara.
Armar un sistema
La confianza pública en el ejército del país está tan debilitada que uno de los grandes temas actuales entre los israelíes es armarse ellos mismos. Muchos ya poseen armas, pero esta semana el gobierno anunció la compra de 10.000 rifles de asalto para civiles, así como chalecos antibalas. Ziv encabeza una iniciativa para darles poder a generales retirados y exsoldados para que reconstruyan escuadrones de defensa comunitarios en la zona fronteriza de Gaza y en el resto del país.
“Necesitamos armas”, le suplicó un hombre a Ziv el miércoles, mientras visitaba el lugar de una masacre. “Y tiene que haber un sistema.”
Ziv le puso una mano en el hombro y le dijo: “Nos estamos ocupando de armar ese sistema ahora mismo.”
Mientras hablaban, retumbaron explosiones y un humo negro se elevó desde el horizonte, oscureciendo las plantaciones de bananos y la valla de alambre de la frontera con Gaza que Hamas atravesó para lanzar su ataque. Gaza se encuentra a unos kilómetros de distancia y desde el sábado ha sido objeto de implacables ataques aéreos de Israel que dejaron cientos de víctimas palestinas.
Y en casi todas las aldeas donde los israelíes fueron masacrados, cuando la menor brisa sacude los eucaliptos también se eleva el olor a muerte.
Ziv se pasó el miércoles recorriendo ese panorama. A sus 66 años, el paracaidista condecorado volvió a visitar el mismo terreno donde días antes intentó rescatar a tantas personas como pudo. Y uno de esos lugares fue la trágica fiesta rave en el desierto, donde los terroristas de Hamas masacraron a cientos de jóvenes: según Ziv, podría haber sido el blanco principal del ataque. En casi todos los lugares a los que iba, soldados y civiles le agradecían y a continuación le pedían tímidamente una selfie.
Su relato de sus acciones del sábado fue corroborado por otros generales retirados y oficiales en servicio activo que pelearon junto a Ziv durante el fin de semana.
Reacción rápida
Ziv salió de su hermosa casa con vista a olivares cerca de Tel Aviv y llegó a la zona de batalla alrededor de las 10. Fue con un amigo cercano, Noam Tibon, otro general retirado cuyo hijo quedó atrapado en el kibutz de Nahal Oz.
El hijo de Tibon es un destacado periodista y había llamado a su padre profundamente angustiado para decirle que hombres armados se aproximaban a dónde estaban él y a su familia. En entrevistas recientes con los medios, Tibon recordó haberle dicho a su hijo: “Creéme que voy para allá. Esta es mi profesión: no hay quién me pare”.
Ziv recuerda que a medida que se acercaban a Gaza vieron edificios en llamas y hombres armados de Hamas por todas partes, que disparaban a mansalva contra los edificios y los automóviles que pasaban. Al principio no se veía a ningún soldado israelí. Pero a medida que se acercaron a las aldeas sitiadas, empezaron a toparse con pequeños grupos de soldados israelíes que intentaban contraatacar, aunque claramente superados en número.
“Estaba todo muy desorganizado”, dice Ziv.
Ziv y Tibon se unieron a un pelotón de soldados jóvenes, apiñaron a varios de ellos en el Audi blanco, y empezaron a atacar a los combatientes de Hamas que estaban sobre la ruta.
Abatirlos con una 9 milímetros era difícil, dice Ziv, pero cuando uno de los soldados que estaba en su auto fue herido de un disparo, Ziv agarró el M16 que había quedado disponible y empezó a disparar por la ventanilla.
La peor, sin embargo, fue comprobar que a pesar de haber sido los primeros en acudir, ya era demasiado tarde.
Había cadáveres esparcidos sobre la ruta, a lo largo de los senderos de los kibutz, y en las zonas boscosas que atravesaban.
“Lo que hicieron era inimaginable”, dice Ziv. “De un grado de brutalidad que no veíamos desde la fundación de Israel. Así que ahora hay que cambiar toda nuestra doctrina sobre Gaza: no más Hamas”.
Lo peor que encontró fue el sitio donde se había realizado la rave, a un campo abierto a unos pocos kilómetros de la frontera con Gaza donde el viernes por la noche varios miles de jóvenes, tanto israelíes como extranjeros, habían asistido masivamente para celebrar una fiesta al aire libre durante la noche. El sábado a la noche, cuando Ziv llegó al lugar, ya no había nada que hacer.
Por Jeffrey Gettleman
Traducción de Jaime Arrambide
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