El gasoducto Nord Stream 2, el megaproyecto de Rusia en Alemania que despierta temores en EE.UU.
Tras años de tensión, el gobierno de Biden aseguró que no pondrá trabas económicas y permitirá que se finalice la construcción; temen que se use como arma contra Ucrania y otros países europeos
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BERLÍN.- La construcción del Nord Stream 2, un gasoducto de 11.000 millones de dólares ubicado bajo el Mar Báltico para transportar gas desde la región ártica de Rusia hasta Alemania, ha sido el centro de tensiones entre potencias occidentales y países de Europa del este desde el comienzo de su construcción en 2018. Ayer, un nuevo acuerdo entre la canciller alemana Angela Merkel y el presidente estadounidense Joe Biden pausó, por ahora, las controversias, un “buen avance” aún cuando persisten las “diferencias”, aseguró la líder.
El acuerdo tiene como objetivo mitigar lo que los críticos ven como peligros estratégicos. Para los que se oponen, el proyecto permitiría a Rusia exportar el gas directamente a Alemania y potencialmente evitar otros países, además de que temen que la energía sea utilizada como arma rusa contra Ucrania y otros países de Europa central y oriental.
A pesar de las críticas, Biden optó por permitir la finalización de las tuberías sin imponer sanciones ya que considera mejor trabajar junto a Alemania, al tiempo que Merkel asumió el compromiso de responder ante cualquier intento de Rusia de amenazar la seguridad de los países vecinos.
“Estados Unidos y Alemania están unidos en su determinación de hacer que Rusia rinda cuentas por su agresión y actividades dañinas imponiendo costos a través de sanciones y otras herramientas”, detalla el comunicado conjunto.
El objetivo es “garantizar que Rusia no hará un mal uso de ningún oleoducto, incluido Nord Stream 2, para lograr fines políticos agresivos utilizando la energía como arma”.
Además, Alemania y Estados Unidos apoyaron ayer una extensión de 10 años del acuerdo de tránsito de gas entre Rusia y Ucrania, una fuente de ingresos importantes para este último, que expira en 2024.
Por su parte, el Kremlin informó en un comunicado que Putin y su homóloga alemana “están satisfechos con la práctica conclusión del Nord Stream 2″, un proyecto “puramente comercial” orientado a fortalecer la seguridad energética de Alemania y los países europeos, señaló el gobierno ruso.
Críticas
El gasoducto, que está casi terminado a un 98%, ha planteado un importante dilema de política exterior para el gobierno estadounidense.
Ucrania ha rechazado firmemente el proyecto ya que sostiene que es vital que el gas ruso pase por su territorio. Otros países de Europa del Este y funcionarios estadounidenses se oponen al exceso de dependencia del gas ruso, ya que Rusia es el principal proveedor de gas natural de Alemania.
El Nord Stream 2, con una longitud de 1230 kilómetros al igual que su primera versión, supone un freno a la transición energética a fuentes renovables como la eólica o la solar, según ecologistas.
En diciembre de 2019, los trabajos de construcción se interrumpieron repentinamente debido a las amenazas de sanciones del entonces presidente estadounidense, Donald Trump. La decisión de Biden de separarse de su antecesor no estuvo exenta choques con funcionarios republicanos.
El senador Ted Cruz señaló que el acuerdo sería “una victoria geopolítica generacional para Putin y una catástrofe para Estados Unidos y nuestros aliados”.
En Alemania, los principales miembros del partido ecologista Los Verdes consideraron que es “un amargo revés para la protección del clima” que beneficiaría a Putin y debilitaría a Ucrania.
Agencias DPA, AFP y Reuters
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