El G-7 acordó movilizarse para ayudar a los países afectados de la Amazonia
La preocupación por los incendios ocupó un lugar central en la Cumbre de Biarritz; otra gran sorpresa fue la visita relámpago del canciller iraní para debatir la cuestión nuclear
PARÍS.- Profundamente preocupados por el desastre ecológico que producen los dramáticos incendios del Amazonas, los dirigentes del G-7 decidieron ayer en la Cumbre de Biarritz lanzar una movilización internacional para ayudar "lo más rápidamente posible" a los países afectados.
"Preparamos un mecanismo de movilización internacional para poder ayudar en forma eficaz a esos países", precisó el presidente francés, Emmanuel Macron, al término de la primera sesión de reuniones, donde fue tratada la cuestión.
Con respecto al capítulo de la reforestación, "varias sensibilidades se expresaron en torno de la mesa", dijo el presidente, destacando la preocupación de los países afectados por su soberanía nacional.
"Sin embargo, la Amazonia para esos países, así como para la comunidad internacional es tan grande, en términos de biodiversidad, oxígeno y lucha contra el calentamiento climático, que debemos realizar esa reforestación", concluyó.
Poco después, y en la iniciativa diplomática más espectacular de la historia del G-7, Francia invitó a Biarritz al canciller iraní Mohammad Javad Zarif, que se reunió durante varias horas con su par francés, Jean-Yves Le Drian, y después con el presidente Macron para tratar de desbloquear la crisis nuclear que lo enfrenta desde hace varios meses a Estados Unidos.
Para esos contactos, que se realizaron en un lugar secreto a pocos metros del hotel donde se encontraba el presidente norteamericano Donald Trump, Francia asoció a consejeros diplomáticos británicos y alemanes durante una parte del encuentro. El Palacio del Elíseo informó que la visita se organizó "en acuerdo" con Estados Unidos y explicó que la invitación a Zarif se decidió en pocas horas.
"El señor Zarif no fue invitado a la cumbre, pero vino a reunirse con su homólogo francés", explicaron fuentes diplomáticas. Los dos hombres hablaron durante tres horas; después, Emmanuel Macron, que se ocupó personalmente de informar a Donald Trump, recibió a Zarif media hora más.
Nada filtró de esas conversaciones. Pero después que Zarif partió de regreso a Teherán, la presidencia francesa se congratuló: "Las conversaciones fueron positivas" y "continuarán", hizo saber. Por su parte, el canciller iraní declaró: "Las cosas son muy difíciles, pero vale la pena probar".
La cuestión iraní había sido abordada por primera vez anteayer, durante una cena informal, que también incluyó los incendios en el Amazonas y el eventual regreso de Rusia al G-7. Ayer, Macron dio precisiones: "Nuestras conversaciones de ayer sobre Irán produjeron líneas de fuerza comunes. Ningún miembro quiere que Irán pueda dotarse del arma nuclear. Todos los miembros del G-7 están profundamente apegados a la estabilidad y la paz en Medio Oriente y, en consecuencia, no tienen intención de lanzar acciones que puedan afectarlas", dijo.
Pero Macron advirtió que en ningún caso él sería el "mensajero común" del grupo: "El G-7 es un club informal. No hay mandato formal dado en el marco de ese grupo. Hay iniciativas que seguirán ejecutándose por unos y otros a fin de lograr esos dos objetivos", precisó.
Francia propone, sobre todo, que Estados Unidos restablezca parte de las excepciones que tenían hasta mayo los ocho mayores clientes de petróleo iraní (entre ellos, la India, China y Japón). A cambio, Teherán debe regresar a los compromisos asumidos en el marco del tratado (Jcpoa) firmado el 14 de julio de 2015, durante la presidencia de Barack Obama, y denunciado por Donald Trump apenas asumió. Asfixiado económicamente, el régimen iraní decidió en julio pasado comenzar a violar algunas obligaciones impuestas por el tratado.
La reintegración de Rusia al G-7, otro de los temas importantes de la agenda, fue abordada el sábado por la noche durante la primera cena del grupo a los pies del faro de Biarritz. Los siete acordaron "reforzar el diálogo y la coordinación" sobre las crisis actuales con Moscú. Pero también estimaron que es "demasiado pronto" para volver a incluir a ese país, excluido en 2014 después de la anexión de Crimea. Donald Trump, por el contrario, es favorable a su retorno.
La sesión de trabajo de ayer por la mañana estuvo consagrada a la "economía internacional", al "comercio" y a la "seguridad internacional". Si bien no es misterio para nadie que todos los dirigentes presentes desaprueban la guerra comercial lanzada por Trump contra China, el presidente norteamericano estimó que la misma no provoca tensiones en la cumbre.
"Creo que todos respetan la guerra comercial. Debía producirse", declaró.
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