El fin de una polémica norma: China eliminaría la ley del hijo único
Por el enorme costo político, económico y social que causa la norma, el gobierno evalúa su flexibilización; los cambios permitirían tener dos hijos a todas las familias, desde 2015
PEKÍN.- Las razones parecen contundentes: la población china envejece y el costo económico es enorme; el desequilibrio de géneros y las desigualdades sociales crecen y las protestas públicas aumentan. Por eso, después de décadas de férreo control natal, el gobierno de China finalmente comienza a evaluar el fin de una de sus medidas más controvertidas: la política del hijo único.
En una declaración inusual, Zhang Weiqing, ex jefe de la Comisión de Población Nacional y Planeamiento familiar, afirmó ayer, al diario China Daily, que el régimen elabora un plan de acción para liberalizar la medida con la que Pekín controla su crecimiento demográfico desde hace más de 30 años.
Como buena parte de los grandes cambios en China, la modificación sería gradual. El plan del régimen prevé permitir dos hijos a todas las familias en 2015 y gradualmente eliminar la prohibición para 2020, como fue recomendado en un informe de la Fundación de Investigación de Desarrollo de China, un centro estatal, publicado el mes pasado.
El Partido Comunista promulgó la política del hijo único en 1979 para combatir problemas económicos, ambientales y demográficos. En ese momento, se puso como tiempo máximo de aplicación 30 años.
Pero cuando se cumplió la fecha, en 2009, las autoridades advirtieron que, gracias a ella, se había evitado el nacimiento de 400 millones de personas -estudios independientes hablan de 100 millones- y que, por lo tanto, continuaría en vigor.
A pesar de la insistencia del régimen en su supuesta eficacia, cada vez son más claras las consecuencias negativas de la política. No sólo se hizo evidente el costo económico de la seguridad social de una población más vieja, sino que la norma dejó una huella psicológica negativa en los chinos.
Por un lado, los abortos forzados y las esterilizaciones sin permiso son prácticas comunes en aquellas mujeres que esperan un segundo hijo sin permiso. Ése fue el caso, hace unos meses, de Feng Jianmei, una mujer que fue obligada a abortar a los siete meses de embarazo al no tener el dinero para pagar la multa de casi 7000 dólares por tener un segundo hijo. La intervención provocó un debate nacional sobre la crueldad de la política.
Muchas mujeres denuncian abortos forzados incluso cuando concurrieron voluntariamente a los centros de planificación familiar a solicitar los permisos de segundos hijos.
"Las familias que tienen un hijo sin plan -que significa no haber recibido el permiso- pueden enfrentar consecuencias severas. Los padres pueden perder su trabajo o su pensión", contó a LA NACION Kat Lewis, directora de comunicaciones de All Girls Allowed, una ONG basada en Estados Unidos que lucha contra la política del hijo único en China.
"Un esposo que intentó ayudar a su esposa fue fuertemente golpeado por oficiales. El gobierno demolió la casa de otra familia cuando tuvieron un hijo sin permiso. El año pasado, Ma Jihong murió cuando los oficiales la obligaron a abortar su hijo ya maduro", añadió.
Se calcula que en China hay 37 millones de hombres más que mujeres debido a los abortos selectivos, incluso a pesar de que, desde 1994, está prohibido el uso de ultrasonidos para determinar el sexo de los fetos.
Los campesinos chinos tienden a preferir a los hijos hombres porque son quienes deben cuidar a los padres al llegar a la vejez. El promedio en China es de 120 hombres por 100 mujeres. Otra práctica común es el femicidio, que consiste en el asesinato de las recién nacidas, o el abandono de bebes cuando las familias campesinas no logran tener un primogénito. Hay 17 millones de niños abandonados, según la Unesco; la mayoría son mujeres.
El desbalance social también afecta a los hijos únicos cuando son mayores. Tradicionalmente, los hijos deben hacerse cargo de sus padres y muchos conviven bajo un mismo techo. Pero cuando dos hijos únicos contraen matrimonio, la subsistencia de tres familias -padres, suegros y familia propia- se convierte en una carga económica considerable.
Actualmente, sólo se permite tener dos hijos a las familias campesinas cuya primogénita es mujer y a las que están formadas por dos hijos únicos. Pero con el crecimiento económico, muchas familias acomodadas prefieren pagar las multas. Si una pareja quiere tener un segundo hijo, debe esperar entre 4 y 6 años, y pagar una suma que puede llegar a ser hasta 10 veces el ingreso mensual de la familia. Pero hay pueblos en las acaudaladas provincias de Guangdong y Zhejiang en los que es común tener dos hijos.
"China ha pagado un enorme costo político y social por esta política, pues ha resultado en un conflicto social, costos altos administrativos y ha llevado indirectamente a un desequilibrio de largo plazo en los géneros", escribe la agencia Xinhua, citando el reporte. La aplicación de la política ha sido resaltada como una desigualdad, pues se salva quien tiene dinero. Y en miras de permitir una nueva fuente de desigualdad entre las clases económicas chinas, el gobierno posiblemente esté dispuesto a tomar cartas en el asunto.