El fin de la impunidad de los peces gordos
RÍO DE JANEIRO.- La operación Erga Omnes demuestra que, para los investigadores del caso Lava Jato -el escándalo de lavado de dinero y corrupción que involucra a la estatal Petrobras con sobornos millonarios de empresas contratistas-, no hay peces demasiado gordos como para salvarse de la cárcel.
Marcelo Odebrecht, presidente de Odebrecht, es probablemente el empresario más importante de Brasil. Su firma opera en el país y en el exterior y ya lleva más de tres generaciones; es responsable no sólo de obras de las que tanto se habla hoy como el puerto de Mariel, en Cuba, sino incluso del aeropuerto de Miami.
Según los investigadores, la empresa habría coimeado a Paulo Roberto Costa, ex director de Petrobras. El año pasado, en su primera declaración ante la Justicia, cuyo audio se filtró en Internet, el financista Alberto Youssef -que testificó a cambio de una reducción de la condena- habló específicamente de reuniones sostenidas con Carlos Farias, un ejecutivo de la empresa que también está preso.
El presidente de Andrade Gutierrez, Otavio Azevedo, lideraba la empresa y era presidente del consejo de administración de la entonces Telemar, actualmente Oi. Otro ejemplo de que la operación Erga Omnes ya llegó a la élite del empresariado brasileño y se ha convertido, desde la mañana de ayer, en el intento más profundo para combatir la corrupción y pone fin a la idea de que una persona puede ser tan importante como para intimidar a la Justicia y a la policía.
Traducción de Jaime Arrambide