Sismo en México: el fantasma de los terremotos de 2017, en el mismo mes y con una magnitud similar
El país sufrió un sismo de 8,2 en Oaxaca y Chiapas el 7 de septiembre, y otro de 7,1 en Puebla, doce días más tarde, que tuvo un efecto devastador
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LA NACION
El sismo de 7,1 en la escala de Richter, con epicentro en Acapulco, que hizo temblar este martes a la Ciudad de México, trajo el recuerdo de dos antecedentes que registra el país ocurridos en este mismo mes, pero en 2017. Primero, un terremoto de 8,2 en Oaxaca y Chiapas, el 7 de septiembre, con 100 fallecidos; y otro, algunos días más tarde, el 19 de septiembre, en Puebla, que tuvo un pico 7,1 y provocó la muerte de 369 personas.
El sismo Oaxaca y Chiapas, con tsunami incluido, afectó a cientos de comunidades en ambas localidades y también, al distrito de Tabasco. Según los datos oficiales, se reportaron 100 fallecidos entre las tres ciudades. Pese a que no tuvo el impacto más grande, se trata del terremoto de mayor magnitud desde el ocurrido en 1932 en Jalisco-Colima.
Sin embargo, en la ciudadanía quedó grabado el desastre dejado por el sismo en Puebla el 19 de septiembre del mismo año. De acuerdo al Servicio Sismológico Nacional, el epicentro se localizó a 12 kilómetros al sureste de Axochiapan. Con más de 200 muertes, la Ciudad de México fue donde se registró la mayor cantidad de víctimas fatales, en parte por la densidad de población y la estructura del subsuelo que amplifica las ondas.
Si bien la ciudad contaba con una alerta sísmica, por primera vez, no sonó en forma de prevención. Las personas pudieron escucharla once segundos después del inicio del sismo, dada la cercanía del distrito con el epicentro, separados por una distancia de más de 120 kilómetros.
Según firmas independientes, el terremoto de Puebla provocó pérdidas de entre 4 mil y 8 mil millones de dólares. Asimismo, junto con el Chiapas, ocasionaron la destrucción de 150 mil viviendas que fueran dañadas e hicieron que 250 mil personas perdieran sus hogares, según las estimaciones del gobierno.
La ubicación geográfica es lo que hace a México proclive a los terremotos. El país está localizado en el Cinturón de Fuego del Pacífico, una zona con alta actividad sísmica, que une a América con Asia.
“En el Cinturón de Fuego del Pacífico tienen lugar el 90% de todos los sismos del mundo y el 80% de los terremotos más grandes”, afirmó a BBC Mundo, en 2017, el director del área de sismología del Instituto Geofísico del Perú, Hernando Tavera.
México vivió su peor pesadilla en 1985 cuando, en un terremoto de magnitud 8,1, murieron miles de personas. En aquel sismo, el epicentro fue en el Pacífico mexicano. La cifra oficial contabilizó 3.192 muertes, pero distintas organizaciones han elevado ese número considerablemente; en algunos casos, hasta cerca de 20 mil víctimas.
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